Luis Armando González
El FMLN ha dado un paso importante en su camino hacia las elecciones de 2019, con la realización de su XXXVI Convención Nacional en la cual su fórmula para las presidenciales –Hugo Martínez y Karina Sosa— fue ratificada públicamente ante más de 40 mil militantes y simpatizantes del partido. Se trató de un acto político de envergadura, dada la magnitud de la convocatoria en un espacio en el cual sería puesta a prueba, precisamente, la capacidad de convocatoria de los efemelenistas. Sin duda, el partido de izquierda demostró que tiene energías políticas para encarar, con solvencia, la contienda electoral del próximo año. Con solvencia quiere decir que es un contendiente que no debe ser menospreciado por los otros competidores, que obviamente también tienen lo propio para librar una interesante batalla electoral.
Ante lo mostrado por el FMLN el domingo recién pasado es casi que obvio que las otras fórmulas políticas –y sus partidos— harán actos públicos en los que intentarán superar lo efectuado por el partido de izquierda; ya se verán sus resultados. Sin embargo, en lo que concierne al FMLN, tomó la iniciativa y lo hizo con contundencia. Asimismo, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer los otros candidatos, y sus partidos, lo más importante del acto público del domingo 9 de septiembre es su impacto positivo en los afectos, las emociones y las ideas de los militantes y simpatizantes efemelenistas.
Y es que la experiencia electoral de marzo pasado dejó en no pocos simpatizantes y militantes una sensación de derrotismo y de debilidad que era necesario exorcizar. Nada mejor que un acto público masivo para alejar el fantasma de la debilidad y para dar pie a la convicción de que el FMLN es una fuerza política con energías movilizadoras suficientes para seguir incidiendo significativamente en la vida nacional.
Lo que sigue a partir de aquí es la multiplicación, el trabajo político territorial y en la comunicación política, de la energía mostrada el domingo 9. O sea, que lo que viene para esos miles de militantes y simpatizantes presentes en el Estadio Cuscatlán –y para esos otros miles que se quedaron fuera de las instalaciones o en sus casas— es un trabajo intenso para traducir en votos efectivos las emociones y los ánimos recobrados (o fortalecidos) en la ratificación de la fórmula presidencial efemelenista.
Para Hugo Martínez y Karina Sosa, en particular, el quehacer que se les viene encima superará con creces lo que han hecho hasta ahora. Tienen el recorrido político suficiente para saber qué hacer en cada contexto y para saber que para el desenlace de las elecciones de 2019 –que hoy por hoy es incierto— lo que hagan o dejen de hacer tendrá una incidencia decisiva. Lo mismo cabe decir del FMLN como estructura partidaria: debe sumar todos los recursos y energías disponibles (con creatividad y buen tino) y encausarlos hacia la potenciación de su fórmula presidencial.
Hay dos grandes retos comunicacionales que los efemelenistas no pueden eludir. El primero apunta a la masa crítica de la sociedad salvadoreña, que espera de los candidatos y sus partidos propuestas de gestión gubernamental viables, realistas y atinentes a las grandes problemáticas nacionales. Para atender este reto, Hugo Martínez y Karina Sosa deben poner a punto sus mejores herramientas para el análisis, tanto en la palabra escrita como en la palabra hablada, pues tendrán ante ellos un auditorio crítico. Conocen bien los problemas de El Salvador y tienen la capacidad de elaborar planteamientos razonables para abordarlos; sin duda, encararán con solvencia este desafío.
El segundo reto apunta los sectores más amplios de la sociedad que, aunque no les sea ajeno el interés por las elaboraciones más sistemáticas, quieren escuchar planteamientos en los que se ofrezca solución directa a problemáticas particulares, que suelen ser vitales. Aquí se debe tener el cuidado de no inflar en exceso las expectativas de los ciudadanos y de comprometerse en aquello que realistamente se pueda cumplir desde la gestión del Ejecutivo. Se deberá tomar en cuenta que muchas veces en las peticiones ciudadanas se mezclan demandas que corresponden a distintos Órganos del Estado o a instancias municipales.
Como quiera que sea, ambos escenarios plantean desafíos con sus propias características, y hay una importante relación entre ambos: en el sector crítico de la sociedad hay personalidades y líderes de opinión que son influyentes entre diversos sectores sociales. Si son cautivados por los planteamientos de la fórmula del FMLN no dudarán en transmitir su mensaje a los públicos en los que tienen incidencia.
Y lo mismo vale para los miles de militantes y simpatizantes del FMLN: entender bien y apropiarse (identificados plenamente) con las propuestas de Hugo Martínez y Karina Sosa les será de gran utilidad en su trabajo de campaña cara a cara (y casa por casa) de aquí en adelante.
No se debe perder de vista de que la fortaleza política del FMLN –fortaleza no solo electoral, sino de incidencia social— descansa en esos miles de militantes y simpatizantes. De ahí que mantener su moral en alto, asegurando su identificación con el ideario y las metas del partido, sea algo crucial para encarar con solvencia coyunturas electorales o de otro tipo. Como se escucha en muchos lugares, el FMLN no debe ser un partido que busque solo ganar elecciones, pero debe buscar ganarlas.
Y no puede aspirar a ello (ni siquiera a ser un competidor digno) si sus militantes y simpatizantes no están prestos, con la mente y los sentimientos, a batallar por las metas electorales del partido. Teniendo esto asegurado (y no se lo tiene que dar por asegurado), el FMLN es una fuerza política significativa.
El evento de ratificación de su fórmula presidencial ha dejado una señal clara de que el partido de izquierda competirá con fuerza en las elecciones del otro año. Si los otros contendientes hacen otro tanto (y no tienen por qué no hacerlo), esas elecciones podrían tener un desenlace de difícil pronóstico. Por lo que se vislumbra en el horizonte, no será solo de soplar y hacer botellas para ninguna fórmula política.