José Acosta
Voces en la Frontera
En septiembre de 2013, buy después de un largo proceso de negociaciones, La Corporación Reto del Milenio aprobó una subvención no reembolsable de $277 millones para el financiamiento del proyecto Fomilenio II, con el que se proyecta el desarrollo de las comunidades en la franja costera central del país; sin embargo, el convenio final no ha sido firmado. En opinión de la Universidad Centroamericana, UCA, esto se debe a que Estados Unidos está utilizando el Fomilenio II, como un recurso para el chantaje.
Una primera exigencia fue la ley de Asocios Público Privados, aprobada en mayo de 2013, posteriormente hubo una serie de presiones, para que El Ministerio de Agricultura y Ganadería modifique el Plan de Agricultura Familiar en lo referido a la adquisición de la semilla, que para cada siembra se distribuye a los campesinos más pobres.
Las protestas no se hicieron esperar. “Nos rebalsó la paciencia… que el gobierno de EEUU a través de su embajadora, amenaza con el Fomilenio porque no le estamos comprando la semilla de maíz a la Monsanto”, dijo Miguel Alemán, perteneciente a la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña, CONFRAS, en una concentración que organizaciones campesinas realizaron el 6 de junio frente a la embajada de Estados Unidos.
El activista agregó: “repudiamos y exigimos a la embajadora que nos deje en libertad, que respete nuestras soberanía, que respete nuestra dignidad que tenemos como seres humanos, no es justo y tolerable de que un gobierno de los más ricos del mundo nos esté poniendo obstáculos para producir nuestra propia comida”.
Al respecto Wilfredo Hernández, socio de la Cooperativa Nuevo Modelo de Esperanza, una de las 17 cooperativas productoras de semillas, dice “En 2013 se contrató un millón de jornales para la producción de la semilla que se vende al gobierno. Si en el futuro la semilla se le compra a Monsanto es quitar el pan de la mesa de todas estas familias campesinas”.
No obstante, la indignación causada por la compra de semillas, a pesar de justificarse, no aborda un tema mucho más profundo. El Fomilenio II no está diseñado para beneficiar a las familias más necesitadas; se supone que su objetivo es el desarrollo de las comunidades que viven en la franja costera central; sin embargo, el desarrollo es un proceso endógeno que debe iniciar teniendo como base la cultura, el medio ambiente y la visión de mundo de la población a la que se pretende ayudar.
Es imposible mejorar el nivel de vida de una comunidad, pueblo o país, a partir de decisiones alejadas de su realidad. Solo por mencionar un ejemplo proyectos que por años han demandado comunidades del Bajo Lempa, en Jiquilisco, Usulután, como obras de mitigación contra inundaciones, no están considerados en el Fomilenio II; lo que pone en duda si realmente el objetivo es el desarrollo de las comunidades, o mayormente es beneficiar a empresas transnacionales, dedicadas al negocio de semillas, al turismo a gran escala y otros servicios.
Por otra parte, en el proceso de formulación y negociación del Fomilenio II, el gobierno de Estados Unidos no ha sido honesto, en opinión de la UCA “todas las acciones solicitadas en los últimos meses, deberían haberse estipulado antes de que iniciara la negociación del Fomilenio II. Eso hubiera sido transparente y propio de caballeros. Poner condiciones y hacer exigencias a última hora, refleja una actitud chantajista e intervencionista”.
Ciertamente el papel que en este proceso ha asumido la embajadora de Estados Unidos ha sido influir a todo nivel para que La Asamblea Legislativa reforme leyes salvadoreñas, al gusto de su país, amenazando con el Fomilenio si no se hace la voluntad de su gobierno.
Recientemente, la Asamblea aprobó reformas a la Ley de Lavado de Dinero y Activos; solicitadas como otra condición para el Fomilenio II, estas no fueron de total satisfacción para el gobierno norteamericano, ante lo cual es Presidente salvadoreño reaccionó “No podemos estar sometidos a que nos estén determinando cómo vamos a legislar, porque es un acto soberano de un país”. También el Secretario Técnico de la Presidencia manifestó “no nos gusta que nos estén condicionando esa cooperación, con cambios a la legislación salvadoreña”. Antes Medardo González, Diputado y Secretario General del FMLN, había dicho: “No nos vamos a dejar poner un yugo en la nuca a cambio del Fomilenio, pobres pero con dignidad”
Sin duda el Fomilenio II es un mal negocio para nuestro país, se ha permitido que se vulnere la soberanía, a cambio de lo que hasta ahora sólo ha sido una promesa. Pero las declaraciones del Presidente y de otros funcionarios del gobierno, son una muestra de dignidad salvadoreña para no permitir más imposiciones.