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FORMACIÓN DE JUVENTUDES Y FAMILIA

Miguel Ángel Dueñas Góchez*

Me llamó la atención una imagen donde aparecía un joven y un viejo. El viejo decía: “las juventudes que tenemos están perdidas”.  El joven respondía con un cuestionamiento ¿qué han hecho nuestros padres, sales madres, mind encargados/as o responsables para que seamos así?

Conozco una familia, unhealthy donde el padre siempre estuvo ausente (ya que fue un acuerdo mutuo entre la pareja de la cual se produjo un hijo). Este hijo, fue educado por la abuela materna, pues la madre tuvo y tiene que trabajar arduamente para poder darle una vida digna a su hijo. La abuela al tener a su cuidado al niño, le inculcó la fe cristiana católica de sus colonizadores; la madre algunas veces podía acompañarle, otras veces no por su trabajo.

Ya en su adolescencia y ahora joven, no puedo decir que profesa o no una creencia religiosa, pero a pesar de vivir en un lugar de alta peligrosidad, él nunca hizo juntas con sus pares de ese lugar poniendo en práctica los consejos de su abuela y su madre.

El joven, desde que tiene su mayoría de edad, es una persona trabajadora, independiente (emprendedor); y para ello creo que no fue necesario llevarlo todos los domingos a “misa”, ni rezar tantos aves María cada vez que cometía un error. Por lo tanto, siempre lo he dicho y mantengo, que la “primera escuela es el hogar”. Ya que el joven fue educado por dos ejemplares mujeres (mis respetos para ellas), de lo cual surgió un modelo de hombre, quien ahora es el pilar del hogar, dejando atrás aquellas creencias y siguiendo sus propias realidades, destrezas, debilidades y convicciones.

Lo mismo ocurre en hogares y es muy común donde se deja a un hijo o hija bajo la custodia de sus abuelos, tías, tíos u otro familiar por la situación vivida en nuestros países. Este niño o niña llega con una formación y creencias que sus progenitores (madre y padre) tal vez le infundieron, y quienes le reciben profesan o no alguna creencia religiosa. Algunos y algunas de estas niñas o niños logran triunfar, otras y otros se dejan llevar por la nostalgia o se creen abandonados por quienes les trajeron a este mundo.

En conclusión, debemos revisar o evaluar qué hacemos o qué hemos hecho por nuestras juventudes.

*Lic. en Relaciones Internacionales.

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