Oscar Martínez
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En su rostro se expresa una satisfacción del trabajo del embajador de Cuba en El Salvador Carlos Rafael Zamora. “Mi mayor satisfacción es conocer El Salvador y a los salvadoreños, es haber tenido un mayor contacto amplio con los salvadoreños y poder palpar en persona esas fibras que hacen vibrar el alma salvadoreña, tener una idea de su idiosincrasia y de lo que son los salvadoreños y la nobleza de este pueblo”.
El embajador de Cuba en El Salvador al finalizar su misión diplomática, con mucha satisfacción, habló de las bondades del fortalecimiento de las relaciones entre Cuba y El Salvador, específicamente en la ampliación de la cobertura y eficiencia del programa misión milagro, alfabetización, medioambiente e introducción de tecnología acuícola.
Zamora, proveniente de una familia revolucionaria y luchadora contra la dictadura batista, realizó sus estudios de economía en Santiago de Cuba, fue dirigente estudiantil y atesora un servicio cercano a los 40 años de experiencia en misiones diplomáticas.
Su estadía en Nueva York, Estados Unidos, cuando representó a Cuba ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el periodo del 90 hasta 94 le valió para estar de cerca en el proceso de paz en El Salvador y es ahí precisamente en donde tiene contacto con representantes del gobierno salvadoreño y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Este diplomático cubano de carrera es un hombre sencillo, pequeño; pero con un gran corazón de abundancia que irradia paz y que siempre tuvo en mente fortalecer las relaciones política exterior de su país, en los países donde ha estado y ante las Naciones Unidas.
Carlos Zamora llegó a El Salvador en noviembre de 2017 con mucha alegría y con el deseo de trabajar y continuar impulsando las relaciones que se abrieron desde 2009, cuando estuvo Pedro Pablo Prada como embajador y posterior con Iliana Fonseca.
Las relaciones diplomáticas ya institucionalizadas se establecieron con un mecanismo de diálogo y consulta política de mutuo interés, como son las áreas de la salud, educación, agricultura, medioambiente. A Cuba le ha interesado la cadena de valor productivo de la pequeña y mediana empresa, por los procesos que ellos están desarrollando de ajuste de su modelo económico.
Una cooperación de larga data entre Cuba y El Salvador, incluso cuando no tenían relaciones diplomáticas, concretamente con los combatientes heridos que necesitaban atención médica especializada.
Nosotros hemos logrado institucionalizar, fortalecer e impulsar la cooperación en estos últimos años. Es una cooperación cubana al servicio del pueblo salvadoreño, dice Carlos.
Se ha trabajado para atender las necesidades más humildes del pueblo salvadoreño, por ejemplo: ampliar la capacidad del centro oftalmológico del hospital Santa Gertrudis, en San Vicente, donde se han realizado 20 mil cirugías de cataratas, pterigiones, retinosis diabética y se ha dado atención en un periodo de 3 años a cerca de 185 mil salvadoreños.
Cuba también ha contribuido a la reforma de salud en un sistema propio de El Salvador, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), basado en las necesidades y características de El Salvador.
Es de recordar una iniciativa del comandante en jefe, Fidel Castro Ruz, de crear la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, después del huracán Mitch, en la que más de mil 400 salvadoreños se han graduado como médicos y finalizan aptos para aportar a la salud del pueblo.
Otra apuesta de Cuba es la formación y preparación gratuita de 40 profesionales que están estudiando sus maestrías en investigación de enfermedades tropicales para que El Salvador cuente con epidemiólogos competentes, así como otras especialidades científico-cubano para la investigación de la actual situación de las enfermedades renales crónicas; todo ello con miras a contribuir a una cultura de salud del pueblo salvadoreño.
Otro aporte cubano al pueblo salvadoreño es el apoyo técnico “Yo sí puedo”, un sistema de aprendizaje moderno que se usa en la campaña nacional de alfabetización que ha declarado a 102 municipios libres de analfabetismo, un logro del Ministerio de Educación y del pueblo salvadoreño. Esto tiene un valor humano alto y tiene un fundamento importante para el país, porque ningún pueblo avanza, ni en su economía, ni en su desarrollo sin educación.
La cooperación cubana se amplía al apoyo medioambiental relacionado a establecer sistemas para enfrentar el cambio climático y la contaminación de las aguas sedimentadas para ser factible la utilización del puerto de La Unión. Otros aspectos de la cooperación son en la agricultura, en la acuicultura de peces de agua dulce.
El embajador cubano dice que “nosotros nos vamos satisfechos que hemos logrado reforzar una cooperación de beneficio para el pueblo salvadoreño y hemos trabajado en esta etapa para buscar la forma de fortalecer las relaciones comerciales y financieras”.
Nos vamos con el sentimiento del deber cumplido y haber conocido la generosidad del pueblo salvadoreño y lo llevamos en el corazón. La tarea pendiente es lograr la paz, eliminar la guerra, desarrollar la solidaridad, salvar al planeta del desastre medioambiental generado por los países industrializados.