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Fortalezcamos nuestra identidad de clase

Lourdes Argueta
Abogada

La vida social, política, económica y cultural en cualquier parte del mundo, está marcada por agudas contradicciones y crisis estructurales que desde la izquierda debemos saber identificar e interpretar, no para adaptarnos a ella, sino para construir junto al pueblo una alternativa política que contribuya a desmontar un conjunto de normas, prejuicios y padrones que reproducimos sin ningún tipo de cuestionamiento al status quo de las fuerzas hegemónicas en una sociedad, lo cual es el equivalente a una validación tacita, como el mayor resultado de las múltiples formas de dominación que el sistema capitalista implementa para hacer prevalecer la legitimación de su existencia.

Parece un tanto enredado lo anterior, pero basta ver como el poder económico dominante en cualquier país del mundo se impone ante las mayorías, y todavía, según ellos, debemos salir a agradecerles que generen empleos, sin cuestionar absolutamente nada, porque ellos actúan con base a las leyes, las cuales son redactadas a la medida de los intereses de esa elite social, pudiente y dueña de medios de producción, que les da una identidad de clase.

Esa identidad de clase es la que se vio reflejada en el grupo de empresarios y el gobernante salvadoreño, en la reunión realizada en casa presidencial. Esa identidad de clase les define la forma de ver el mundo, y trabajan en función de esas aspiraciones e intereses de grupo económico, que no son obviamente, los mismos intereses de la clase trabajadora, asalariada al mínimo y explotada al máximo.

Del encuentro del presidente con los más ricos de la región quedaron por completo excluidas las necesidades e intereses del verdadero motor de la economía nacional -la clase trabajadora-, que con un mísero salario mínimo hace crecer exorbitantemente las ganancias de esta elite que invierte en cualquier país de la región o del continente.

Es muy probable que muchos de esos trabajadores se hayan sentido representados en esa mesa del presidente con sus patronos, compartan y den like a dichas publicaciones, porque hasta ese nivel llega la alienación ideológica, que se produce cuando hay una separación de las personas a su identidad de clase, cuando ni siquiera pregunta por sus derechos e intereses de clase trabajadora, sino que le hacen sentir orgullo del explotador de su clase.

Para la burguesía, promover la justicia social es una aberración, tal y como lo manifiesta el lacayo presidente argentino, que por cierto, fue uno de los elogiados por un empresario guatemalteco en la reunión en casa presidencial. Fue interesante escuchar esas posiciones de validación de esos empresarios a los representantes del poder político tanto en El Salvador como en Argentina, porque de manera abierta e imponente pueden decir, aquí estamos los de la derecha.

Es lo más rescatable de esas participaciones, la franqueza en cómo se presentan, porque queda registrado para que la gente sepa que toda la campaña contra la ideología de derecha y de izquierda es falsa, los derechistas necesitaban ocultar su verdadera identidad ideológica y de clase por el desprestigio que les persigue por tanta desigualdad social originada por décadas que han estado al servicio de las elites económicas, pero ahora que se sienten con el poder suficiente, lo dicen.

Como buenos representantes de la derecha empresarial, ninguno de ellos habló nada relacionado a la clase trabajadora, ni esperamos que lo hagan, pero no está demás resaltar, pequeño detalle, para quienes ilusamente pueden creer que por esa buena relación entre el presidente y sus patrones, tendrán estabilidad laboral o mejores salarios. Nada de eso pasara si no hay organización y lucha permanente, si no desarrollamos consciencia social e identidad de clase. Mientras no avancemos en eso, será más difícil que haya una comprensión de los intereses ocultos detrás de cada política implementada por los gobiernos de derecha, en materia de seguridad, educación, salud, finanzas, etc. Mucho menos habrá conciencia del tipo de gobierno autoritario que se está consolidando con el beneplácito de las mayorías, que producto de que día a día les destruyen su verdadera identidad de clase trabajadora, con cualquier tipo de superficialidad y narrativa convencional, les hacen creer que están en el camino correcto.

En esa reunión, marcada por la adulación y culto a la figura del mandatario, tiene como propósito posicionar al gobierno como capaz de garantizar la inversión privada y por ende resolver el problema del desempleo y generar oportunidades, pero desde un posición condicionada, porque eso solo será posible si ese gobierno se somete a las condiciones del poder económico, como lo ha hecho hasta ahora y por lo cual lo felicitaron, porque tal y como le expusieron, él les ha resuelto todas las dificultades a los empresarios, las que, por supuesto, no mencionaron.

¿Alguna duda para quien trabaja el actual presidente? Quedó evidenciado que las adulaciones están relacionadas a la satisfacción de los empresarios de que uno de su clase económica sea el que gobierne, porque entre empresarios se entienden mejor que si llegase un representante de la clase trabajadora a gobernar, porque indiscutiblemente, la identidad de clase define las relaciones de poder.

Por eso la vigencia del marxismo, porque aquí no hay nada novedoso que descubrir, simplemente aporta los elementos para que la clase trabajadora no se deje engañar y luche.

En la medida que la izquierda política guarda distancia de la teoría revolucionaria, también se aleja de la posibilidad de hacer lucha de clase, mediante la concientización social. En un primer momento es aceptable que la organización social surja producto de indignación por situaciones que han generado un agravio particular o colectivos, en búsqueda de reivindicaciones legítimas, pero si a esa organización no le damos contenido ideológico, difícilmente logremos que se convierta en una poderosa organización popular, capaz de emprender las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales de raíz. Corremos el riesgo que a mediano o largo plazo, esa organización pierda rumbo y vigencia.

Las fuerzas oscuras que gobiernan están bien estructuradas, y desde la izquierda debemos trabajar más en el desarrollo de las condiciones subjetivas de la sociedad salvadoreña.

 

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