París/dpa
Si uno borra de su mente las tres últimas semanas, seguramente no sea capaz de imaginarse el partido que se jugará mañana en París por los cuartos de final de la Eurocopa: Francia, la anfitriona y una de las grandes favoritas, está tremendamente exigida en su casa, el Stade de France, ante Islandia, la “cenicienta” del torneo.
Ni el aficionado “bleu” más optimista habría elegido ese escenario antes del torneo. Los vikingos, decía la lógica, caerían eliminados en la fase de grupos o como mucho en octavos de final.
“Mucha gente subestimó a Islandia”, advirtió sin embargo el veterano lateral galo Bacary Sagna. “Nosotros no subestimamos a Islandia, hasta ahora es una de las mejores selecciones del torneo”.
La selección de Islandia, un país con más volcanes que futbolistas profesionales, está escribiendo en Francia la página más gloriosa de su historia. Ganó a Austria y empató con Portugal y Hungría en la fase de grupos y en octavos hundió con un 2-1 a Inglaterra. Mañana no tiene nada que perder y todo que ganar.
“Soñamos con algo grande. Y nunca vas a conseguir algo si no sueñas en grande. Pero también somos realistas: podemos jugar el partido de nuestras vidas ante Francia y aun así perder”, comentó Heimir Hallgrimsson, seleccionador islandés junto a Lars Lagerbäck. Nadie en Francia se fía estos días de los “vikingos”. “¡No hay peor rival!”, dijo el ex futbolista Christophe Dugarry a “Le Parisien”. “Desde el punto de vista de la motivación y la preparación es horroroso”.
Además, los partidos de la selección “bleu” hasta el momento no engancharon a la hinchada. Los de Didier Deschamps resolvieron sus encuentros, ninguno ante un rival de altura, más por inspiración individual y puntual de sus estrellas que por juego colectivo.
“Si no hay un equipo detrás, el talento individual no es suficiente”, recordó hoy Deschamps en rueda de prensa. “Es la realidad del fútbol ahora mismo. El talento por sí sólo no basta. Desde el punto de vista táctico, todos los equipos están bien organizados”.
Jugando en casa, con futbolistas como Antoine Griezmann o Paul Pogba y ante la selección número 34 del ranking FIFA nada debería salir mal para una Francia que busca emular a la generación del 98 y ganar un título ante sus hinchas. En semifinales esperaría ya un hueso duro de roer, Alemania o Italia.
“No es suficiente ser una gran nación y jugar buen fútbol si quieres ganar. Se trata más de valores colectivos”, apuntó el capitán “bleu”, Hugo Lloris.
El portero titular tendrá mañana un nuevo compañero en la zaga, pues el central Adil Rami está sancionado por doble amarilla. Lo lógico es que su lugar sea ocupado por Samuel Umtiti, recién fichado por el Barcelona pero que aún no debutó con Francia.
Otra opción es colocar a Eliaquim Mangala, que pese a su mala temporada con el Manchester City mide siete centímetros más que Umtiti, un dato que no es menor ante una Islandia que tiene en el balón largo y los centros sus mejores armas. La otra duda de Deschamps es quien ocupara el puesto del también sancionado N’Golo Kante en el pivote defensivo.
“Tenemos que ser aplicados, estar centrados y relajados. Todos los jugadores necesitan sentir esa misión como algo común para dejarlo todo en el campo”, reclamó el seleccionados “bleu”.
Islandia, por su parte, llega con los 23 futbolistas disponibles, incluido su capitán y líder, Aron Gunnarsson, que arrastraba molestias. Quizás los vikingos ya no cuenten con el factor sorpresa, diluido tras su triunfo ante Inglaterra, pero tienen algo de su lado. O mejor dicho, toda la presión estará del otro lado.
“Francia sólo tiene cosas que perder. Una derrota sería muy cruel para toda la nación francesa”, señaló Hallgrimsson antes del partido más importante de la historia de Islandia.