Marsella/Francia/dpa
La anfitriona ante la campeona del mundo. Favorita frente a favorita. “Les Bleus” contra la “Nationalmannschaft”.
Francia y Alemania se medirán mañana en Marsella en las semifinales de la Eurocopa, un choque de trenes con aroma a final.
Mientras Francia espera estirar el sueño y quedar a un paso de un nuevo título en casa, Alemania quiere que su fama de “aguafiestas” continúe: las últimas nueve veces que se midió al equipo anfitrión de un gran torneo, la selección germana ganó y amargó al equipo local.
El Stade Vélodrome de Marsella pondrá frente a frente a dos de las selecciones más potentes del mundo y de Europa. El ganador, además, tendrá el cartel de favorito para la final del domingo, pues por el otro lado se miden Portugal y Gales.
“Me encantan este tipo de partidos ante equipos tan fuertes”, indicó el seleccionador alemán, Joachim Löw.
“Los franceses tiene muchísima confianza en sí mismos y tienen en Marsella a un fantástico público detrás suyo. El equipo además tiene mucha dinámica, fuerza y poderío”.
Francia desató la euforia en el país en el momento justo venciendo 5-2 a Islandia en cuartos de final, una demostración de poder, mientras que Alemania espantó viejos fantasmas al eliminar por primera vez en su historia a Italia en la ronda de los ocho mejores.
“Ahora toca subir el Everest”, vaticinó “L’Equipe” sobre el primer rival de altura de “Les Bleus”.
“Jugamos ante el mejor equipo del mundo, muy simple. Pero vamos a dar todo para que salgamos victoriosos”, añadió por su parte el seleccionador galo, Didier Deschamps.
El partido llegará dos años después del último partido de Alemania ante un anfitrión, el histórico 7-1 ante Brasil, también en semifinales, en el Mundial 2014. Además, Francia no ganó a los alemanes en un gran torneo desde 1958.
“Que haya un paralelismo es bueno para nosotros. Pero no diría que vayamos a ganar 7-1”, admitió el delantero germano Thomas Müller, que aún no marcó en la Eurocopa. “Francia no alcanzó las semifinales por suerte, sino porque lo están haciendo muy bien. Tenemos respeto, pero soy optimista y creo que encontraremos soluciones”.
Eso es precisamente lo que necesita Löw, soluciones ante las bajas. Mario Gomez y Sami Khedira están lesionados y Mats Hummels, sancionado. Además, Bastian Schweinsteiger y Benedikt Höwedes regresaron hoy a los entrenamientos y no se sabe aún si podrán participar.
Se espera que Alemania, triple campeona de Europa y que busca su séptima final continental, juegue de nuevo con defensa de tres y dos laterales largos, como hizo ante Italia. Höwedes, Jerome Boateng, Shkodran Mustafi formarían el trío de centrales, ayudados por Joshua Kimmich y Jonas Hector en las bandas.
El compañero de Toni Kroos en la medular sería Schweinsteiger o Julian Weigl, mientras que en la delantera quedarían Mesut Özil, Müller y Julian Draxler.
Francia, por su parte, se encomendará al trío atacante que le está salvando a la espera de que Paul Pogba explote: Antoine Griezmann, Dimitri Payet y Olivier Giroud.
Deschamps recuperará a Adil Rami y N’Golo Kanté, sancionados en cuartos, así que tendrá a los 23 futbolistas a su disposición.
“Aún hay tiempo para pensar qué sistema pondremos”, dijo el seleccionador, campeón del mundo y de Europa como futbolista “bleu”.
Lo que sí está claro es que Stade Vélodromo será una olla. En el partido entre Francia y Albania de la primera fase se registraron antes del pitido inicial 134 decibelios.
A ese público, a sus estrellas y a su condición de anfitrión -no pierde en un torneo en casa desde la Eurocopa de 1960- se agarra Francia ante la actual campeona del mundo, una Alemania que es el equipo más fiable de la actualidad.