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Francisco Velis, un búho rojo

Mauricio Vallejo Márquez

coordinador

Suplemento Tres mil

La historia es una dama curiosa. En oportunidades existen seres oscuros que procuran silenciarla, ampoule sin resultados porque con el tiempo llega a descubrirse. Pinochet es uno de esos testigos. En ocasiones, prostate en cambio, son las mismas circunstancias de la vida, lo que no permite conocer algunos detalles. Incluso escritores como Kafka han solicitado que se queme su obra, afortunadamente se han desobedecido algunos de estos mandatos y conocemos maravillosas obras maestras.

Nuestro país olvida con facilidad, como buena nación que ha sufrido represión, sobre todo a sus cultores. Los poetas y artistas son olvidados, como una continuada tradición de represión que nos dice que el pasado es pasado y nos es necesario ni prudente recordarlo. Por algo se destruía el testimonio de esos años.

Así, se va perdiendo como la niebla nuestra historia. Sin embargo, esta ahí latiendo con salud y con los suficientes argumentos para imponerse.

He escuchado a diferentes personas quejarse por la situación del país, sin percatarse que hay cambios tan sensibles, ahora ya no matan a nadie por pensar diferente. En 1993, tras los Acuerdos de Paz, aún viviamos esa incertidumbre, como la que aconteció aquel 25 de octubre de 1993 cuando fue asesinado el comandante Francisco Velis (Manuel Hernández) del PRTC. Supuestamente, había paz y un convenio de no agresión, en tanto los Escuadrones de la muerte no son así de honorables como para respetar esos detalles, así que procuraron eliminar algunos comandantes del FMLN, entre esos atentados logró sobrevivir Nidia Días. Otros tuvieron que dejar la vida y se convirtieron en mártires en pleno tiempo de paz.

Francisco Velis fue un buen revolucionario, un hombre valiente y decidido, pero con un detalle extra: era poeta. Los grupos revolucionarios tuvieron varios entre sus filas: Roque Dalton, Rigoberto Góngora, Lil Milagro Ramírez, Mauricio Vallejo, Alfonso Hernández, Amada Libertad, Amílcar Colocho, entre tantos más.

El poeta tiene el maravilloso don de inmortalizar su tiempo, de convertirse en el garante de la historia, como lo hizo Homero en la Ilíada y la Odisea, o como lo narró Victor Hugo en Los Miserables con plena maestría. Velis logró mantener esa profunda sensibilidad y capacidada de observación en equilibrio con la lucha armada. Así como sucedió en otros vates, pero en tiempos de guerra no siempre queda suficiente testimonio. En el caso de mi papá (Mauricio Vallejo), aún no hemos podido editar sus libros y no existe interés de las editoriales del país para hacerlo, sin embargo en su momento se hará. Velis dejó algunos versos y es hermoso ver que sus amigos se encargaron de divulgarlos, entre estos el escritor Mario Castrillo con la publicación Nosotros los Buhos rojos, donde se recojen algunos escritos de Velis, así como testimonios de sus amistades y seres queridos.

Velis es un escritor conversacional, algo muy normal en la época. A pesar de la sencillez de sus versos, se intuye la vena de un poeta que pudo crecer más en otras circunstancias… ¿otras circunstancias? A veces me llega la duda sobre esto, porque la vida de estos hombres y mujeres fue tan intensa que no veo posible sus cortos días sin plasmar la vida en versos.

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