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Devotos católicos esperan la llegada del papa en la Parroquia San Luis Beltrán, en Santiago. [Foto Diario Co Latino/Claudio Reyes/AFP]

Francisco viaja a Chile y Perú expresando su temor a una guerra nuclear

A bordo de avión del papa/AFP

por Miguel Sánchez

El papa Francisco partió el lunes por la mañana rumbo a Chile expresando su temor de que «un incidente» desencadene una guerra nuclear.

Después de despegar del aeropuerto de Fiumicino de Roma rumbo a Santiago, el papa Francisco reconoció a bordo del avión al grupo de periodistas que lo acompañan que tiene miedo de que «un incidente» desencadene una conflicto nuclear.

«Sí, realmente tengo miedo. Estamos al límite. Basta un incidente para desencadenar la guerra. No se puede correr el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto es preciso destruir las armas nucleares», dijo este lunes rumbo a Chile, primera etapa de su sexto periplo a América Latina, que incluye también Perú.

Francisco comentó de esta forma las razones por las que distribuyó a los 70 periodistas que lo acompañan una foto tomada en Nagasaki tras la explosión en 1945 de la bomba atómica con la leyenda «fruto de la guerra».

Es la misma desgarradora foto que la oficina de prensa del Vaticano publicó pocas horas antes de terminar el año 2017, en la que se ve a un niño que espera en fila su turno con el cuerpo de su hermano a cuestas para que lo cremen tras morir por la bomba.

Durante su estancia de tres días en Chile, Francisco se reunirá con autoridades, comunidades indígenas, religiosos y pobres, en Santiago, Temuco (800 km al sur de Santiago) e Iquique (1.800 km al norte), donde realizará multitudinarias misas, en las que las autoridades chilenas esperan asistan más de 1,2 millones de personas.

«Ya está todo preparado para recibirlo en Santiago, Temuco e Iquique», dijo la portavoz oficial del gobierno chileno Paula Narváez.

Se trata de la segunda visita de un pontífice a Chile tras la que emprendió Juan Pablo II en 1987. «Es un país muy distinto al que conoció Juan Pablo II cuando aún luchábamos contra la dictadura», agregó Narváez.

El papa argentino, de 81 años, regresa a un Chile muy diferente del que conoció en sus años de seminarista, en la década de los sesenta. Los abusos sexuales perpetrados por cerca de 80 religiosos a menores han golpeado duramente el corazón del catolicismo.

Desde 2010, cuando se destapó el caso del influyente sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abuso sexual de menores, la confianza de los chilenos en la Iglesia católica cayó en picada, hasta un 36%, según una encuesta de la consultora Latinobarómetro. El 59% de los chilenos se declaran católicos.

Problemas y conflictos

La Iglesia «tiene problemas y está en un discurso valórico de reafirmación, apuntando hacia el reforzamiento de la familia, el rechazo al aborto y al matrimonio homosexual, pero atravesada por sus conflictos internos: sacerdotes que han cometido abusos sexuales», dijo Cristian Parker, especialista en sociología de la religión de la Universidad de Santiago.

La Conferencia Episcopal chilena reconoció el viernes que en una carta enviada en 2015, Francisco recomendó pedir la renuncia o dar un año sabático a tres prelados, uno de ellos el obispo Juan Barros de la ciudad de Osorno (sur), acusado de encubrir el caso de Karadima, pero el entonces representante del Vaticano lo impidió.

Durante los tres días que permanecerá en Chile, Francisco se reunirá con víctimas de la dictadura, pero no está previsto que lo haga con víctimas de sacerdotes pederastas.

El papa llega a un Chile en pleno cambio social que acaba de aprobar el aborto terapéutico y tramita en el Parlamento el matrimonio homosexual, tras la adopción de la unión civil de parejas del mismo sexo.

Su primera actividad en Santiago será un encuentro con la presidenta socialista Michelle Bachelet, agnóstica confesa e impulsora de esta transformación social, que entregará el poder el 11 de marzo al conservador Sebastián Piñera.

Grupos de laicos, movimientos proabortistas, feministas y de homosexuales anunciaron manifestaciones contra la visita de Francisco.

El descontento por su visita se hizo más evidente con ataques a cinco iglesias que tuvieron lugar desde el viernes en Santiago y la vecina localidad de Melipilla, que según la policía habrían sido obra de grupos anarquistas. Contra tres de las iglesias se usaron artefactos explosivos incendiarios.

«Papa Francisco las próximas bombas serán en tu sotana», indicó un panfleto dejado por los atacantes.

Uno de los puntos álgidos de la visita será la misa multitudinaria que oficiará en el parque O’Higgins, donde se esperan unas 400.000 personas.

En Temuco, Francisco, que se ha erigido en defensor de los indígenas del continente, denunciará los abusos sufridos por la comunidad mapuche, una minoría cada vez más radicalizada que reivindica sus tierras ancestrales y sus tradiciones.

En la previa de su viaje, la justicia ordenó el arresto domiciliario nocturno de la machi o líder religiosa mapuche, Francisca Linconao, a la espera del nuevo juicio por el asesinato en 2013 de un matrimonio de ancianos tras el incendio intencional de su vivienda. En una primera instancia, Linconao y otros 10 inculpados, fueron absueltos por la justicia.

El jueves en Iquique, un punto neurálgico de la inmigración, concluirá su visita con otra misa en una playa a orillas del océano Pacífico.

Las autoridades esperan que lleguen a Chile cerca de un millón de argentinos, bolivianos y peruanos para ver al papa, que será resguardado por unos 18.000 policías.

Desde Iquique el papa argentino viajará a un Perú en plena convulsión política y social por el indulto al expresidente Albert Fujimori, que había sido condenado a 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad.

Afectado por los casos de abusos sexuales, el Vaticano decidió recientemente intervenir el influyente movimiento laico Sodalicio de Vida Cristina para acallar recriminaciones de impunidad por abusos sexuales.

El papa Francisco envía bendición a Argentina

El papa Francisco envió sus «cálidos augurios» y bendición a Argentina al sobrevolar territorio argentino este lunes, sin mencionar la fecha de una eventual futura visita al país natal.

«Les pido por favor a todos ustedes que no se olviden de rezar por mi», indica el mensaje del papa argentino al pueblo de su país sobrevolado  camino a Chile donde es esperado para una visita de tres días, antes de viajar a Perú el jueves.

El breve telegrama papal dirigido desde el aire al presidente Mauricio Macri señala: «En momentos en que sobrevuelo el espacio aéreo argentino extiendo a usted mis cálidos augurios y de todo corazón envío mis mejores anhelos a todo el pueblo de mi tierra natal, asegurándoles mi cercanía y mi bendición».

El primer papa latinoamericano de la historia en casi cinco años de pontificado ha visitado buena parte de los países que rodean su natal Argentina, comenzando por Brasil, Paraguay, Bolivia y pasando por Ecuador y Colombia.

Para su sexta visita a la región, el papa argentino volvió a evitar a su propio país, un gesto que genera interrogantes.

Algunos observadores, tanto en el Vaticano como en Argentina, consideran que su presencia tendría un peso distinto en Argentina, donde sus mensajes suelen ser interpretados como intervenciones políticas y verdaderas flechas contra las medidas neoliberales de Macri, como la controvertida reciente ley de pensiones.

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