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El papa Francisco (d) participa durante un recorrido por las calles de Quito, capital de Ecuador. El papa Francisco se encuentra en Ecuador para una visita pastoral de tres días, como parte de una gira latinoamericana que finalizará el 13 de julio y que incluye a Paraguay y Bolivia. (Xinhua/Santiago Armas)

Francisco vuelve a Sudamérica con su credo de justicia social

Por Hector Velasco

Quito/AFP

Después de dos años, sick shop el papa Francisco vuelve a su «querida» cuna sudamericana con un aclamado mensaje de «justicia social» para los pobres, troche en una gira que inicia este domingo en Ecuador e incluye también a Bolivia y Paraguay.

Francisco, seek de 78 años y quien estará en Ecuador hasta el miércoles, ofrecerá allí su primer mensaje a Sudamérica, adonde regresa tras participar en 2013 en Brasil en las Jornadas Mundiales de la Juventud.

América Latina concentra a la mayoría de los 1.200 millones de católicos en el mundo.

«Quiero ser testigo de esta alegría del evangelio y llevarles la ternura y la caricia de Dios, nuestro Padre, especialmente a sus hijos más necesitados, a los ancianos, a los enfermos, a los encarcelados, a los pobres, a los que son víctimas de esta cultura del descarte», anticipó el papa antes de empacar maletas.

En su noveno viaje al exterior, que se extenderá hasta el 12 de julio, Francisco pasará por Ecuador, Bolivia y Paraguay, países de mayoría católica y con un historial de pobreza y desigualdad que castiga principalmente a la población indígena.

Acercarse a las periferias

Desde su elección como máximo jerarca de los católicos en marzo de 2013, Francisco ha mostrado especial interés en acercar la Iglesia a la periferia y en la defensa del medioambiente, como quedó plasmado en su más reciente encíclica, que fue muy celebrada por los gobiernos de Quito y La Paz.

La Iglesia ecuatoriana espera un «mensaje fuerte» del papa «para que nos pongamos realmente en movimiento hacia las periferias, hacia los fragilizados y hacia los más pobres», dijo a la AFP el sacerdote David de la Torre, portavoz de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana para la visita papal.

El paso del sumo pontífice por Ecuador coincide con un momento de crispación política.

Correa, un confeso admirador de Francisco y quien se describe como un «católico humanista de izquierda», enfrenta desde hace un mes protestas frecuentes que exigen su salida del poder en rechazo a políticas de corte socialista que, según el gobierno, pretenden redistribuir la riqueza a través de impuestos a los más ricos.

El oficialismo también se ha movilizado para neutralizar lo que Correa ha denunciado como una intentona golpista.

La visita de Francisco será «una gran oportunidad, y más aun con el mensaje del papa, para reflexionar sobre aquello de que estamos en el continente más cristiano del mundo, pero más desigual del mundo al mismo tiempo», dijo Correa en una entrevista publicada el domingo.

Un Francisco de Asís con «justicia social»

Los ecuatorianos, que en el caso de Quito han embellecido sus casas y colocado carteles de bienvenida, recibirán por segunda vez a un papa después de la visita, en 1985, de Juan Pablo II. Entonces un 94% de la población se consideraba católica, frente a 80% que hoy afirma seguir ese credo entre 16 millones de habitantes.

Un descenso asociado en gran parte al avance de las iglesias evangélicas, que han logrado atraer a miles de indígenas andinos desencantados por la falta de atención de la jerarquía católica.

Francisco celebrará dos misas campales, una en Guayaquil (suroeste) este lunes y la otra en Quito el martes, a la que se espera asistan tres millones de fieles, incluidos miles de colombianos y peruanos que cruzaron las fronteras para verlo.

«Me encanta la prédica del papa. Soy una de las que más admira a San Francisco de Asís y me encanta porque él hace todo igual: la humildad, el amor, el ver que el agua sea su hermana, que los pájaros son sus hermanos, que los perritos también», dijo a la AFP María Criollo, una ama casa de 44 años al entrar a una iglesia quiteña.

Criollo, que se enorgullece de que su nieto lleve el mismo nombre de Francisco, prevé dormir el lunes en el parque Bicentenario de Quito y asegurar un buen puesto para escuchar el mensaje papal. En Guayaquil también se organizó una vigilia en el parque de Los Samanes donde celebrará la misa a cielo abierto.

El viernes el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, anticipó que durante su gira el papa abogará por un desarrollo con «justicia social».

«Lanzará una invitación a cuidar lo creado» e invitará a los latinoamericanos a buscar un desarrollo con «justicia social», de manera de construir un mundo que «tenga en cuenta a los pobres», aseguró Parolin en entrevista a la televisión del Vaticano.

Misa campal

El Sumo Pontífice partió poco antes de las 08:00 hora local desde la Nunciatura Apostólica con destino al aeropuerto internacional Mariscal Sucre, unos 30 kilómetros al noreste de Quito, luego de saludar a centenares de personas que desde horas tempranas de este lunes se concentraron frente a la sede diplomática del Vaticano.

Aunque el Santo Padre hizo el recorrido hasta la terminal aérea en un sencillo automóvil cerrado, muchos ecuatorianos se apostaron a lo largo del trayecto para verlo, e incluso tocarlo, como ocurrió a la salida de la Nunciatura, donde un grupo de feligreses rebasó el perímetro de seguridad y logró llegar hasta el vehículo que transitaba con los cristales bajos.

Antes de la misa campal en el parque guayaquileño de Samanes, donde se espera se reúna más de un millón de personas, el papa Francisco hará una breve visita al santuario de la Divina Misercordia, en las afueras de esa urbe costera ubicada a unos 400 kilómetros al suroeste de Quito, adonde regresará en horas de la tarde para reunirse con el presidente Rafael Correa.

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