@arpassv
La derecha parlamentaria parece “ir con todo” en la nueva legislatura. La desproporcionada integración de la Junta Directiva y la marginación de la izquierda gobernante de la conducción de las principales comisiones, muestran ya que ARENA (en mayoría simple con el PCN y mayoría calificada con los demás partidos de derecha) va a utilizar la correlación favorable para imponer su agenda (oligárquica).
El diálogo que ofreció Norman Quijano, el flamante nuevo presidente legislativo, fue -como dicen- puro cuento.
Esto advierte que la derecha va tras la reversión de los programas sociales (porque en su visión son despilfarro), la derogación de la ley que prohíbe la minería, la aprobación de una ley privatizadora del agua, el incremento del IVA, el aumento de la edad de jubilación, la eliminación de los subsidios a las familias y el desmontaje de la Ley de Acceso a la Información Pública.
Pero esto puede evitarse si todas las organizaciones sociales, sectores democráticos y toda la población honrada cierran filas para impedir la reversión de los logros y la aplicación del draconiano ajuste neoliberal que pretende la derecha oligárquica. El país puede impedir esos retrocesos.
Para esto, la demanda a la derecha parlamentaria debe ser que se abstenga de revertir normativas que benefician a la población y responden a intereses de país, como las leyes de Protección Social y de Prohibición de la Minería Metálica; y que más bien apruebe las cosas buenas que ofreció en la campaña electoral, por ejemplo: incrementar el presupuesto de salud, educación y prevención de la violencia (propuesta que hicieron todos los partidos de derecha ARENA, GANA, PCN y PDC).
Los partidos de derecha también ofrecieron empleos dignos, oportunidades para la juventud y promover la anticorrupción. Hay que exigir que cumplan.
Ojalá, pues, que la población se ponga en pie de lucha para plantarse ante la nueva legislatura; y que la derecha parlamentaria, por su parte, entienda que su mayor correlación no es un aval para su agenda neoliberal. Su prepotencia e irresponsabilidad podría encender la ira popular y provocar reacciones de la gente que ni se imaginan.
Ojalá que la prudencia, la sensatez, el sentido común y los intereses de país se impongan. El país no debe volver al pasado, y eso le conviene hasta a la misma derecha, aunque por su miopía y prepotencia oligárquica no lo entiendan.