José Guillermo Mártir Hidalgo
En el artículo “Repensar la política”, el filólogo español Joaquín Miras Albarrán lo aborda apuntando que la reflexión de las experiencias de lucha tanto sociales como colectivas son recogidas en lo que es el depósito cultural del saber político1. República, democracia, ciudadanía, asamblea, soberanía, etc., surgen de esa tradición praxeológica. Ese acervo de pensamientos es lo que denominamos republicanismos.
De esa tradición republicana se extrae que el individuo es un ser social y que el orden social que organiza la sociedad debe ser controlado, si no, nos hallaremos en manos ajenas. Y es la política la que nos permite controlar ese orden. En la tradición republicana, es ciudadano el que es libre. Esto admite que tenemos que poseer medios que nos permitan ganarnos el sustento, lo contrario, nos inclina a pedir prestados medios o sustento y depender de voluntades ajenas.
Miras Albarrán expone que si para ganarse la vida tiene que ofrecerse a alguien para que le dé a cambio un salario, no se es libre.
En la actualidad, asalariados y capitalistas, plutócratas y pequeños propietarios, son considerados libres cuando en la tradición republicana seríamos considerados esclavos. Ya que tenemos que trabajar como asalariados, autónomos y pequeños propietarios están sometidos por grandes compañías y nos agobia la hipoteca con una entidad bancaria usurera, mientras, los plutócratas imponen su voluntad sobre el orden social.
El autor indica que los representantes deben estar ligados a instrucciones de sus electores. El Parlamento, como órgano del pueblo, debe brindar resoluciones ligadas a lo que el pueblo revelase de algún modo ser su voluntad. Pero los parlamentos actuales no lo son. Las constituciones modernas prohíben la vinculación formal del diputado a las instrucciones de sus electores. De ahí que los partidos políticos concurran como sindicatos de profesionales de la política, garantizando su modus vivendi y ofreciendo su “producto” en el mercado del voto.
Esta falsificación del lenguaje político actual, que distorsiona y deforma la tradición conceptual de la res pública, es consecuencia de la penetración de la ideología del liberalismo afín a la persecución y destrucción, violenta y sistemática de las ideas demo republicanas. En la tradición republicana, el Estado, mediante la ley, debe crear y defender al ciudadano hasta ponerlo en condiciones de ser libre. El Estado y la sociedad civil no existen el uno sin el otro, la ley constituye la sociedad civil.
Miras Albarrán cita dos corrientes del republicanismo: la tradición histórica, donde solo los ciudadanos tienen garantizados amplios derechos y la democracia, donde los derechos de la república deben extenderse a la totalidad de individuos. Hay oligarquía, cuando los que tienen riqueza son los dueños y soberanos del régimen. Hay democracia, cuando son soberanos los que no poseen gran cantidad de bienes. Democracia y lucha de clases van unidas. Democracia es la lucha de clases para imponer la ciudadanía a los pobres.
Mediante su organización, los pobres adquieren poder. Es la organización la que genera poder. El enemigo no nos teme a nosotros, dice Miras Albarrán, le teme a la organización de la gente. Es la organización de la gente la que construye el sujeto social llamado pueblo. El programa es un acuerdo para la acción conjunta de los obreros, que satisface los intereses de la lucha de clases y fomenta la organización de los obreros como clase. No se trata de construir desde fuera un programa que ilumine al movimiento. Será el movimiento el que genere su propio programa.
El autor menciona que la tradición emancipatoria europea otorga destacado papel a la ciencia. Las teorías positivistas consideran que solo una élite es la poseedora del saber científico, por ende, es la que está en condiciones de orientar a la gente. Pero el saber científico es introducido en las deliberaciones públicas del movimiento y confiere información a los debates.
LA IZQUIERDA COMO PROBLEMA
Para Antonio Balsalobre, columnista español y profesor de lengua castellana, en el artículo “La izquierda en la era de la confusión”, habla que nos encontramos en una crisis económica, que ha propiciado un contexto de incertidumbre y desconcierto generalizado2. Y la izquierda se encuentra sin un verdadero proyecto de Estado. Por esto, los poderes económicos han encontrado vía libre para imponer sus políticas neoliberales que han traído desempleo, pobreza, desigualdad e injusticias. Es el sector financiero del capitalismo quien ha provocado la crisis económica, pues en la actual fase de acumulación esta se basa en la desposesión de la mayoría de la población.
El historiador español Antonio Fernández Ortiz señala3, que la izquierda está condenada a vivir permanentemente dividida y enfrentada, la pluralidad, más que un signo de salud democrática, es un obstáculo insalvable. Pero tiene el deber moral de encontrar su camino y trazar un verdadero proyecto de Estado.
El filólogo español Joaquín Miras Albarrán y el historiador español Joan Tafalla en el artículo “Una vez más, la izquierda como problema” revelan4 que la actual construcción europea tiene un carácter imperialista. Informan que el capital financiero e industrial alemán ha conquistado el espacio vital imprescindible para asumir un rol hegemónico en Eurasia. Lo que implica la destrucción de soberanías y Estados.
Ya desaparecidas las causas del Estado de Bienestar, el capitalismo se lanza contra las conquistas que habían generado perspectivas de ascenso social. La fase actual del capitalismo ha intentado la vuelta a la esclavitud y a mecanismos feudales de acumulación. En la división internacional del trabajo, España está condenada a la desindustrialización. Las políticas de expropiación de las clases populares se realizan mediante la transformación de la deuda privada en deuda pública. Y el equilibrio fiscal se logra por medio de la reducción del gasto social y el incremento del ingreso mediante impuestos indirectos. Todo esto acarrea miserabilización de la población y el crecimiento de la desigualdad. Para el socialismo la corrupción es una enfermedad infantil, para el capitalismo la corrupción es el esqueleto. La causa de la corrupción no es el sistema político ni la “clase política”. La corrupción es consecuencia de un sistema social cuya esencia misma es la corrupción.
Hay un brutal empeoramiento de las condiciones de vida y ausencia de futuro a las generaciones venideras, y, no se produce una revolución democrática. Miras Albarrán y Tafalla consideran que se está lejos de construir la voluntad colectiva que permita la creación y articulación de procesos constituyentes que incorporen a los ciudadanos. Ha habido toda una continuada y reiterada adaptación voluntaria, ya que se han elaborado y aplicado reiteradamente medidas políticas que nos han entregado al capital. Esta política debe ser denunciada y rechazada por parte de la izquierda.
Hay necesidad de un cambio civilizatorio, pero este no puede ser protagonizado por especialistas que realizan la habitual ingeniería social. La quiebra actual por la crisis económica y deslegitimación del régimen posibilitan construir un nuevo régimen menos reaccionario y elitista que el existente. Para ello, se debe crear un soberano. Nadie sino el pueblo puede hablar en nombre del pueblo. Esa fuerza que da eficacia a la voluntad del pueblo solo puede proceder de la propia organización del pueblo. Si el pueblo se constituye en soberano, con voluntad activa y operante y se desarrolla como sujeto organizado, creara una nueva realidad. Pero las actuales condiciones son de desmovilización social por una cultura política creada por el régimen basada en la teoría de las élites, donde las fuerzas políticas se caracterizan por la ausencia del soberano.
El verdadero y único cambio es conformar individuos atomizados y convertirlos en ciudadanos activos, a través de la organización de un nuevo sujeto social constituido por las clases subalternas. Nuestra tarea, dice Miras Albarrán y Tafalla, es constituirnos en voluntad previa interina que promueva la creación de la voluntad creadora. Una vez se vaya formando el nuevo soberano, debe dejar atrás la mera protesta y aspirar a crear un Estado. Nuestro programa solo puede ser, ayudar al nacimiento de un pueblo real con una voluntad soberana. A partir de la existencia del movimiento, nuestro propósito es ser consciencia del hacer.
FRENTE AMPLIO
Ante los resultados adversos al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en las “Elecciones 2018: Diputaciones a la Asamblea Legislativa y Concejos Municipales”, diversos analistas comienzan a hacer sus predicciones para las elecciones presidenciales de dos mil diecinueve. Por ejemplo, el pastor William Osmar Chamagua considera que solo tres fuerzas políticas se enfrentarán en ella: FMLN, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y Nuevas Ideas5.
Por las pérdidas de poder político, de recursos humanos, de recursos financieros y de territorio a causa de la derrota electoral del cuatro de marzo, el FMLN se presentaría a la elección presidencial sumamente debilitado. Por el contrario por la robustez política, económica y territorial ganada en las elecciones recién pasadas, ARENA se presentará a la elección presidencial muy fortalecida. Además, cree Chamagua, los partidos políticos de ideología de derecha se presentarían aunados a ARENA.
Al FMLN le tocaría nomás, disputarse, con Nuevas Ideas, ser la segunda fuerza política del país. Si Nuevas Ideas le arrebata al FMLN el espacio como segunda fuerza política del país, Chamagua cree que estaríamos ante el ocaso del FMLN como proyecto político. Y Nuevas Ideas estaría en las mejores condiciones para conquistar el ejecutivo en el dos mil veinticuatro.
Pero esto no tiene que ser así. Urge integrar un frente amplio fruto de coaliciones de partidos políticos, movimientos sociales, agrupaciones y ciudadanos independientes. Una fuerza política que se diga democrática, antioligárquica y antimperialista. Un movimiento político unitario integrado por diferentes ideologías: comunista, socialista, marxista, liberal y democristiana. Dicha fuerza política promovería un Modelo de Estado de Bienestar en contraposición al Modelo Neoliberal impulsado por la derecha oligárquica. De lo que se trata es impedir la llegada al ejecutivo de un neoliberalismo recargado.
1 Miras Albarrán, Joaquín. Repensar la Política. En: https://omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/repensar-la-política.pdf.
2 Balsalobre, Antonio (2016). La izquierda en la era de la confusión. En: http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/01/13/izquierda-confusion/705607.
3 Balsalobre, Antonio (2016). Opus Citatum.
4 Miras Albarrán, Joaquín y Tafalla, Joan. Una vez más, la izquierda como problema. En: https://marxismocritico.com/2013/03/22/una-vez.mas-la-izquierda-como-problema-joaquin-miras-y-joan-tafalla/.
5 Chamagua, William Osmar. Una cosa está clara… la Comisión Política del FMLN NO RENUNCIARÁ. En: http://migenteinfoprma.org/una-cosa-esta-clara-la-comision-politica-del-fmln-no-renunciara/.