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Por: Oscar Martínez
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La resistencia a dialogar y encontrar una solución política-negociada al conflicto armado de parte del Partido Alianza Republicana Nacionalista -ARENA- mostraba nuevamente, here su irresponsabilidad histórica de no responder al clamor de paz del pueblo salvadoreño y la comunidad internacional, que fue más evidente después de la Ofensiva de 1989 en donde el gobierno con su Fuerza Armada bombardeo indiscriminadamente a población civil de las zonas populares de la capital, su extremo de genocidio fue el asesinato de los Padres Jesuitas y dos personas más, el 16 de noviembre de 1989.
En ese sentido la ofensiva de 1989 permitió profundizar y avanzar en el proceso de diálogo-negociación, ejemplo de ello fue el Acuerdo de Ginebra del 4 de abril de 1990, que señaló los cuatro objetivos del proceso: Terminar el conflicto armado por la vía política. Impulsar la democratización del país. Garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos y Reunificar a la sociedad salvadoreña.
Una vez convenido el Acuerdo de Ginebra, las partes diseñaron una Agenda General y un calendario del proceso de negociación, firmado en Caracas el 21 de mayo de 1990. Ahí se establecieron acuerdos políticos en dos fases del proceso; permitir el cese del enfrentamiento armado y luego el establecimiento de garantías y condiciones necesarias para la reincorporación de la guerrilla al sistema político legalmente establecido. Conseguidas dichas garantías, se procedería a la discusión de otros acuerdos políticos que hubieran quedado pendientes.
El 26 de julio de 1990, las partes firmaron el primer Acuerdo en el proceso de negociación relacionado con el respeto irrestricto a los derechos humanos, en San José, Costa Rica. El Acuerdo de San José fue luego la pieza fundamental para la creación de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador (ONUSAL), misión integrada para supervisar todos los acuerdos políticos celebrados entre el FMLN y el GOES.
Durante las discusiones en el proceso de diálogo-negociación afloró uno de los verdaderos problemas que había originado el conflicto: la distribución de la tierra en un país pequeño y densamente poblado. En efecto, a medida que se lograban avances en la negociación, se hizo evidente que era menester enmendar la Constitución para incorporar los acuerdos en el ordenamiento jurídico salvadoreño.
Ese tema, de la reforma constitucional, ocasionó la primera crisis en el proceso de negociación. Ante esa situación, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional -F.M.L.N- lanzo el día 20 de noviembre de 1990, la campaña militar “Castigo a la Fuerza Armada Antidemocrática”.
Las unidades del ejército bajo el Estado Mayor Conjunto del Ejército Nacional para la Democracia realizaron acciones militares en todo el país con los siguientes resultados hasta el 26 de noviembre de 1990: destrucción del Destacamento Militar Número 1, en Chalatenango, ocasionándoles 75 bajas, destrucción del casino de oficiales, la ranchería e instalaciones del Batallón Suchitlán, dormitorios de oficiales, pabellón de asesores, despacho del mando, centro de comunicaciones del S-2 y de la recondo.
Ataque a la Fuerza Aérea de El Salvador -FAS- ocasionándoles 76 bajas al Batallón de Paracaidistas, destrucción parcial de las instalaciones y la destrucción total de un avión 02 Push and pull.
El accionar impacto a las Brigadas de Usulután y San Miguel; blindados (tanquetas destruidas), medios aéreos puestos fuera de combates: 1 avión A-37 derribado el 23 de noviembre en Santa Elena, Usulután, donde murió el Sub Teniente Eduardo Antonio Escobar; 2 avionetas Push and Pull destruidas; 1 avión C-47 averiado; 4 helicópteros derribados y averiados; y 3 avionetas destruidas en la algodonera.
La línea de sabotaje a más de 125 estructuras y postes de la energía eléctrica; sabotaje parcial a la planta eléctrica de San Antonio Abad; sabotaje a la Cooperativa Algodonera COPAL, donde se destruyeron 3 avionetas y maquinaria procesadora; destrucción de 7 camiones del MOP en San Salvador en el Barrio Lourdes sobre Bulevar Venezuela; destrucción de vehículos del Banco de Fomento Agropecuario; sabotaje a 6 Bancos -en repudio por la Privatización de la Banca y la condonación de las deudas a los morosos oligarcas de ARENA.
Las acciones más destacadas fueron: Maniobra militar en Chalatenango 262 bajas entre muertos y heridos: 1 Mayor, 3 Tenientes, 1 Sub-Teniente, 2 Sargentos y varios cabos y un prisionero y la destrucción del cuartel del DM-1; Maniobra militar en San Francisco Gotera, en donde se ocasionaron 29 bajas incluido un Capitán de inteligencia (S-2) que se encontraba implicado en el asesinato de los Padres Jesuitas y sus dos empleadas; y la Maniobra militar en Usulután, en donde se ocasionaron 50 bajas al Batallón Oromontique y recuperación de 4 fusiles con su equipo.
Otros resultados obtenidos fueron 45 bajas al Batallón Atonal en Santa Elena y el derribamiento de un avión A-37; ataques en la periferia del Norte de San Salvador, Apopa, Nejapa, Quezaltepeque donde se le ocasionaron 55 bajas al Batallón Soriano de la Primera Brigada y un Cabo capturado que luego se integró a las filas del ejército guerrillero.
Así continuaba el conflicto militar y la Comandancia General llamaba a todo el pueblo a intensificar la lucha por mejorar condiciones de vida, por aumentos de salario que estén acordes con el alto costo de la vida, por acceso real a la salud y educación.
Llamaba al pueblo a jugar su rol histórico, a elevar su participación en la lucha contra el gobierno fascista, antipopular y antidemocrático de ARENA responsable de la profunda crisis a que habían sometido al país y que aún hoy continúa profundizándose con el proyecto económico neoliberal que está dirigido a enriquecer aún más a los grandes millonarios oligarcas de ARENA y matar de hambre a las mayorías populares, aumentando los precios a todos los artículos de consumo básico.
El FMLN, denunciaba y señalaba al alto mando de la FAES como los responsables directos del asesinato de más 70 mil salvadoreños y más de 8 mil desaparecidos; el FMLN los acusaba de ser responsables intelectuales y materiales del asesinato de los Sacerdotes Jesuitas y sus dos empleadas, que este 16 de noviembre de 2015 cumplen 27 años de ser asesinados por la derecha extremista de este país; quienes además son responsables de los viles asesinatos de Héctor Oquelí, Monseñor Romero, de los dirigentes del FDR que a 35 años de ese criminal hecho los esbirros asesinos continúan impunes.
El Frente Central Modesto Ramírez del FMLN, ese 26 de noviembre de 1990, reafirmaba que la campaña militar continuaba y exhortaba a todo el pueblo a incorporarse a la lucha por la democracia y la paz con Justicia Social; su disposición de luchar en defensa del pueblo se sintetizaba con la consigna: ¡Revolución o Muerte… Venceremos!
Esa disposición de lucha del partido FMLN, durante la guerra, continúa vigente hoy, desde la lucha electoral que ha permitido acceder tanto al Gobierno Central, Asamblea Legislativa y Gobiernos Locales desde donde se está gobernado por el bienestar de las amplias mayorías del pueblo trabajador.
Hoy las tareas son diferentes; pero estratégicas para continuar con el gobierno del Cambio, cambios que solo podrán ser realidades con el concurso de los diferentes sectores del pueblo organizado en nuevos escenarios de lucha. Con diferentes formas de organización y métodos de lucha que demanda el dinamismo de la realidad actual, diferencias que solo podrá ser posible distinguir, si partimos de escudriñar los intereses sociales de cada grupo que hila o enreda la madeja de las relaciones sociales de explotación, fuente que devela los verdaderos intereses sociales a corto mediano y largo plazo. Esto es fundamental, pues de esta claridad dependerá la decisión política que deberá tomarse para acompañar o no el despegue y desarrollo de cada proyecto político, económico e ideológico.
Lo cierto es que cada partido político sabe muy bien que para poder tener éxito con sus proyectos necesitan el corazón, la mente y energía del pueblo, y para ello, también deberán tomar una práctica de encontrarse o desencontrarse con el pueblo, ya sea solo en coyunturas electorales o de forma permanente.
Eso hará la diferencia en los próximos años, pues veremos cómo los partidos políticos conciben al pueblo: ¿cómo caudal de votos o como personas humanas? ¿Cómo mercancía o como sujeto social?
Pero también observaremos como el pueblo, se concibe asimismo: ¿cómo objeto o sujeto?, ¿Cómo transformadores o reproductores y defensores de un sistema de vida oligárquico-burgués? ¿Cuál es su propuesta? ¿Cuál es su acción o su praxis? Entonces veremos con claridad cuanto a avanzado nuestra sociedad en cuanto su conciencia política.
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