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Fuego con fuego

José M. Tojeira

Fuego contra fuego es el título de una película y también  una táctica para salvarse de un incendio. Se trata de incendiar una parte del terreno unos centenares de metros más adelante de la línea de fuego, confiando en que el incendio  impulsado por el viento camine en la misma dirección. De esa manera, uno podía librarse del fuego caminando en el terreno ya quemado antes de que el fuego lo alcanzara. No siempre da resultados la táctica porque el viento puede cambiar o porque el nuevo fuego no avanzaba con tanta rapidez como el que venía hacia el que intentaba librarse. Pero esa táctica de fuego contra fuego ha sido aplicada en múltiples ocasiones a los problemas sociales. Y dado que los problemas entre seres humanos no tienen una causa única, el resultado de esta táctica tiende siempre a terminar en fracaso.

En el fondo esta táctica ha sido la que se ha utilizado en la lucha contra las maras. Se le ha aplicado a las maras el mismo comportamiento que ellos aplicaban a la población: el irrespeto a normas básicas de convivencia. Con el agravante de que en esa aplicación de irrespeto a normas se ha golpeado también a un buen número de personas que no estaban implicadas en el problema de violencia que se trataba de controlar. Según datos reconocidos por el gobierno, prácticamente un 10% de los detenidos eran inocentes. Y quedan todavía más inocentes detenidos según los familiares y otros grupos de defensa de derechos humanos. Esta misma táctica parece que se quiere aplicar también al medio ambiente. Y consiste en dañar un poco más (o un mucho) el medio ambiente para mejorar con las ganancias del daño, el daño causado anteriormente. Para convencer a la gente se utilizan una especie de trampas verbales como la siguiente: “cuando uno tiene el 95 % de los ríos contaminados, no debería estar enfocado en salvar el 5 % restante, sino en recuperar el 95 %”. La frase en principio es cierta, pero nadie está enfocado en el país en salvar sólo al 5% que no está envenenado. Además queda una pregunta básica sobre cómo salvar esa gran mayoría de ríos contaminados. ¿Será la mejor manera de salvar los ríos invirtiendo en una minería metálica a cielo abierto que puede dañar los ríos sin posibilidad de saneamiento para cientos de años? ¿No habrá un método más seguro y menos riesgoso? Todos queremos ríos limpios, pero no a costa de envenenar primero al 100%.

Con el COVID algunos gobiernos decidieron durante algún tiempo combatir el Covid con el Covid. Pensaron que cuanta más gente se contagiara más defensas y resistencias tendrían los que se curaran y así la plaga tendería a desaparecer. La cantidad de muertes cuando se defendió ese método, obligó muy pronto a los políticos a cambiar la que según ellos era una brillante estrategia. En particular algunos líderes políticos ingleses se lucieron  con esa absurda teoría. Y algo parecido ocurre también en el tema de desarrollo. Confiamos en los súper ricos para resolver los problemas de pobreza, y en el ejército para frenar las protestas de los pobres, aun sabiendo que históricamente la pobreza proviene tanto del abuso de los más ricos como de los regímenes autoritarios apoyados por militares. ¿No sería mejor imitar a México y Brasil, que hablan de reducir el gasto militar y gravar con impuestos a los superricos para combatir la pobreza?

El ser humano es, nos dice la sabiduría popular, el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Combatir el fuego con el fuego puede en algunos momento aminorar un problema. Pero los riesgos son tan fuertes, que es mejor no aplicar a la vida social ese método. Hay formas más racionales de enfrentar los problema humanos en vez de apoyarse en una especie de aplicación barata del pensamiento darwinista, creyendo que los ricos y los poderosos son parte de la selección natural de los sobrevivientes y los únicos que pueden resolver los problemas desde la fuerza de su poder o su dinero. Dialogar un poco más, buscar soluciones que erradiquen el ojo por ojo de nuestra cultura, abandonar la tendencia a desentenderse de las víctimas que causan nuestra opciones simplonas y violentas es el único camino hacia la construcción de una sociedad pacífica y estable.

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