Por Eloi Rouyer
Berlín/AFP
La disputa entre Alemania y Turquía a raíz del reconocimiento del genocidio armenio por parte del parlamento alemán se agravó el jueves luego de que responsables alemanes criticaran las declaraciones del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
«No creía posible que un presidente democráticamente elegido pudiera, en el siglo XXI, asociar sus críticas contra representantes elegidos democráticamente con dudas sobre sus orígenes turcos y decir que su sangre es impura», dijo el jueves Norbert Lammert, presidente del Bundestag (cámara de diputados).
«Objeto formalmente la sospecha de que miembros del parlamento puedan ser portavoces del terrorismo», agregó Lammert, ante los diputados, refiriéndose a las declaraciones de Erdogan.
Lammert denunció además que los diputados de origen turco habían recibido amenazas.
La semana pasada Erdogan dijo que había que «analizar en un laboratorio la sangre de los diputados alemanes de origen turco» que aprobaron el reconocimiento del genocidio armenio en Turquía en 1915.
También aseguró que los 11 diputados de origen turco que votaron a favor de la resolución eran una «prolongación del brazo de los terroristas», aludiendo a los rebeldes kurdos de Turquía.
El jueves, según el diario turco Hurriyet, un grupo de abogados turcos presentó una denuncia contra los 11 diputados alemanes de origen turco que votaron el reconocimiento del genocidio armenio por «insulto a la identidad turca y al Estado turco».
«En nuestra cultura decir que alguien tiene sangre impura es una referencia a su carácter. Designa a alguien que hace daño a su propio pueblo», declaró Erdogan antes viajar a Estados Unidos para participar en la ceremonia fúnebre del boxeador Mohamed Ali.
La polémica sobre el voto del parlamento alemán y las declaraciones de Erdogan complican aún más las tensas relaciones entre Berlín y Ankara, particularmente en lo que tiene que ver con el acuerdo sobre los migrantes con la Unión Europea.
También se sumó a la polémica el presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, que publicó una carta abierta dirigida a Erdogan, manifestándole su inquietud por las declaraciones.
Estos ataques pueden «dañar de forma duradera las relaciones» de Turquía con sus socios, afirmó Schulz en la carta a Erdogan.
«Como presidente de un parlamento multinacional, multiétnico y multiconfesional, permítame la explicación siguiente: el ejercicio libre de su mandato para los diputados es un pilar esencial de nuestras democracias europeas», afirmó Schulz.
Uno de los diputados alemanes afectado por la polémica, el ecologista Cem Ozdemir, dijo por su parte que la represión que sufren los diputados en Turquía era más grave que las declaraciones de Erdogan contra los representantes alemanes.
«Si dejamos de lado las amenazas de muerte y los insultos, los diputados alemanes no estamos encarcelados ni se nos priva de nuestra inmunidad parlamentaria por haber simplemente expresado nuestra opinión, contrariamente a nuestros colegas en Turquía», afirmó Ozdemir en una entrevista al semanario armenio turco Agos.
A principios de la semana, el portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert, había considerado «incomprensible» las palabras de Erdogan.
«El Bundestag adoptó una decisión soberana que conviene respetar», afirmó Seibert, que recordó que en una consulta previa en el grupo parlamentario de su partido, Merkel había aprobado el reconocimiento del genocidio armenio.
Más de veinte países, entre ellos Uruguay, Francia, Italia y Rusia, reconocieron que en Turquía hubo un genocidio contra los armenios.
Turquía por su parte afirma que hubo una guerra civil seguida de una hambruna que causó la muerte de entre 300.000 y 500.000 armenios y de la misma cantidad de turcos.