Isaac Bigio
Analista internacional
El Tribunal Constitucional aprobó sorpresivamente una liberación exprés al mayor dictador, ladrón y violador de derechos humanos vivo en Perú. Alberto Fujimori debe ser excarcelado, pese a que nunca pidió perdón ni pagó reparaciones al Estado, a quien robó miles de millones de dólares. Nunca llegó a pasar por una cárcel común y su prisión lo pasó en un departamento con jardín en condiciones mejores que las de la gran mayoría de los peruanos.
El TC ha hecho esto, pese a que en el propio Japón que le acogió y le dio su ciudadanía, allí él fue declarado como uno de los 7 presidentes más corruptos del mundo; a que millares fueron asesinados, torturados o violados durante su dictadura; a que él instauró una de las peores y más corruptas tiranías de nuestra historia (algo que hasta el propio Vargas Llosa llegó a decir); a que esterilizó forzosamente a cientos de miles de mujeres; a que se convirtió en el único Presidente del mundo que secuestró y electrocutó a su propia esposa (Susana Higuchi) para privarle de ver a sus hijos y luego despojarle de su rango de primera dama para dárselo a su hija de 19 años (Keiko); y a sus numerosos crímenes de lesa humanidad.
Mientras la opinión pública y las marchas estaban concentradas en torno a la vacancia, el miércoles 17 uno de los 6 magistrados del TC, Ernesto Blume, decidió que se incluyese en la agenda del pleno a realizarse al día siguiente (jueves 17) el hábeas corpus contra la sentencia que anuló el ilegal y politizado indulto que PPK le concedió antes como una manera de evitar que el fujimorismo le vacara.
Lecciones
1) El fujimorismo nunca ha agradecido a PPK porque él le concediera un indulto o a Pedro Castillo y a su Premier Aníbal Torres, quienes nunca lo trasladaron desde su lujosa cárcel en Barbadillo a una común. No importa cuánto ambos (y antes Vizcarra) le hayan tendido la mano, su lógica es «todo o nada» y siempre buscar desestabilizar al país y deponer a cualquier Presidente que no les obedezca.
2) Que no se puede confiar en el TC. Si este organismo hubiera contemplado ese caso hace unas semanas (cuando la magistrada Ledesma era su Presidenta), tal decisión no hubiera pasado. Los magistrados pro-fujimoristas esperaron a que Augusto Ferrero la hubiese remplazado en la presidencia para que él con su voto dirimente lograse inclinar en favor del hábeas corpus al empate de 3 a 3 votos.
3) El TC ha anulado recientes pedidos de comunidades campesinas ante mineras o el pedido de la Presidencia de la República contra decisiones inconstitucionales del Congreso. Durante las elecciones, Castillo ofreció anular al TC y ahora su Premier Torres afirma que él considera que es un organismo que no debiera existir, pues se dedica a violar la propia ley y la carta magna (la cual, se supone, debe salvaguardar).
4) Es que ahora los congresistas fujimoristas van a querer hacer todas las alteraciones que quieran de la carta magna desde la comisión de constitución. Esta funciona, en los hechos, como una nueva Constituyente, aunque al pueblo no se le haya consultado si está o no de acuerdo con ello y se le veta su derecho al pueblo a ir a un referéndum.
Revertir
Es probable que la Corte Interamericana de Derechos Humanos revierta dicho fallo (lo cual dejaría en ridículo al Perú y al TC), pero habrá que ver cuánto tiempo el exautócrata gozará de libertades pisoteando al dolor y la indignación de la mayoría de los peruanos, especialmente de sus víctimas directas. Mientras tanto, la Procuradoría puede pedir que se impida su salida al exterior como parte del juicio sobre abusos a mujeres.
Lo ocurrido ha de generar una gran indignación popular, la misma que se expresara en las calles y podrá incrementar las marchas contra la vacancia y el cierre del Congreso (consigna que ahora ha de poder quedar unida a la de la eliminación del TC).
Llama la atención la poderosa contradicción que hay entre ese hecho y la actitud de los vacadores. Quienes han apuntalado 2 mociones para sacar a un Presidente durante sus primeros 7 a 8 meses en el cargo (todo un récord en el actual planeta … y en nuestra propia historia nacional) son los primeros que han de salir a celebrar. El almirante (r) Montoya podrá argumentar que él quiere vacar inconstitucionalmente a Castillo acusándole de cosas que no hay pruebas, pero, al mismo tiempo, ha pedido el indulto al más corrupto peruano preso este milenio.
Castillo fue electo prometiendo abolir al TC y a la Defensoría del Pueblo. El responsable de esta última, Walter Gutiérrez, sigue en el cargo 6 meses después de que su quinquenio ha expirado. Cuando le recuerdan que él debe ser el que dimita (y no pida la del Jefe electo del Estado), él amenaza con que no le critiquen mucho y no le dejen quedarse.
El gran error que ha tenido Castillo, Perú Libre y el «progresismo» peruano ha sido que, desde que se ganaron las elecciones, no han querido defender ese triunfo y llegar al Gobierno basándose en movilizar a las masas. Ni siquiera han querido imitar lo que hizo Andrés Manuel López Obrador cuando todos los días llenó la inmensa plaza del Zócalo en México con gente para defender su primera victoria electoral.
En vez de hacer ello, se han dedicado a conciliar y a adaptarse al establishment imperante, con su constitución y con su modelo económico impuesto por el fujimorismo hace 3 décadas. Con esta política, Castillo ha venido salvaguardando a sus enemigos, incumpliendo sus «palabras de maestro» y perdiendo a casi la mitad de sus antiguos electores.