Caralvá
Intimissimun
Fundación Diario Latino
“El Diario Latino es sucesor del diario EL SIGLO XX, fundado el año 1890, y del LATINOAMERICANO, fundado el año 1903. Ambas empresas se fundieron en una con el título de DIARIO LATINO en mayo de 1905, correspondiéndole, por legítimo derecho, los de antigüedad del primero de los tres, con cuyo propósito se hizo la fusión, el que fue diario desde que se fundó hasta la fecha del traspaso” 10 de diciembre de 1931 Diario Latino.
El siguiente artículo es un fragmento de una publicación en Diario Latino que los pensadores salvadoreños publican cuatro días después del Golpe de Estado del General Martínez, es interesante el texto, puesto que indica que los intelectuales pueden otorgar su apoyo al proceso inconstitucional iniciado el 2-3 de diciembre de 1931[1], fue un acto apresurado y emotivo, la crisis económica inició en 1929 y Araujo apenas tenía 9 meses en su administración, pero cosechó aquella enorme contingencia, de cualquier forma se iniciaba la dictadura de 14 años, pero ellos no lo comprendieron.
“Contra el expresidente Araujo”
Interesante hoja suelta que circuló en Guatemala firmada por Alberto Masferrer, Adolfo Pérez M. y Serafín Quiteño” Diario Latino 10 de diciembre de 1931.
(Fragmento)
“Qué el lector, si fuere medianamente reflexivo, enlace entre si los episodios historiados- léase El Imparcial del cinco del corriente, que trate de relacionarlos con las causas verosímiles; qué recuerde la historia y la índole de los salvadoreños; que piense unos minutos en la psicología de las revoluciones y rebeliones en Centroamérica, y en la manera usual y obligada de combatirlas y que vea si da con la solución del enigma. No estará demás, para acertar mejor y más pronto, advertir que el único miembro del Gobierno que acompaña al señor Araujo, es el Subsecretario de Gobernación, y el único militar el Director de Policía. Aparte de ellos -y no adivina uno por qué ni para qué- el Director de la Penitenciaría y el Director de Correos. No se puede viajar menos acompañado. Olvidábamos al Secretario particular y al Jefe de Protocolo.
No se necesita ser lince político para adivinar las causas de lo sucedido ni para comprender la verdadera e irremediable situación del señor Araujo. La palabra Debacle, deshielo violento, encierra la explicación del drama. Eso es lo que hay; en sólo nueve meses, el Presidente Araujo perdió la grandísima popularidad de que gozaba; el prestigio de una elección libre, en la cual ciento cinco mil votos le dieron el triunfo más resonante y decisivo. Todo lo perdió el señor Araujo en nueve meses apenas.
Es decir, apenas a nueve meses estalló el movimiento que los ha derribado en horas su desprestigio, la depresión profunda que ocasionó al país con su sistema y su criterio de gobierno y el consiguiente y fuerte anhelo de aferrarse de él, fueron cosa de cuatro meses a lo sumo.
Contrariamente, en la realidad esencial de las cosas, el señor Araujo ya no es Presidente de El Salvador, el país no le quiere ya, y lo ha despedido, como a un servidor inútil y estorboso.
Tanto es así, que acude al único y tristísimo recurso de poner su caso en manos del Gobierno de Washington. Este mísero y repugnante arbitrio a que los gobernantes desacreditados tras largas e innobles tiranías, acuden en último término, ha sido para don Arturo el primero, el mejor y el único. No se le ocurrió otra cosa, porque no contaba con otra cosa.
Véase, en comprobación, lo que declaró a los diarios de esta ciudad, y cuyo texto reproducimos de El Imparcial del cinco de este mes[2] “Espero que el departamento de Estado de Estados Unidos decida su apoyo al Delegado de mi gobierno, doctor Olano, de acuerdo con el espíritu de la legalidad que siempre ha sido norma en el gran pueblo del Norte, y tan pronto como ello ocurra, yo regresaré a mi país a ponerme el frente de sus destinos que ahora y siempre me fueron tan caros”.
Es decir, tan pronto como el Departamento de Estado envíe marinos americanos, don Arturo Araujo volverá a El Salvador asumir sus funciones de presidente….
(Fragmento) “Sean quienes fueren los que han asumido el poder en El Salvador, nosotros los aceptamos desde ahora, y les prestamos nuestra adhesión, por habernos desembarazado de un hombre que con tanta facilidad acude a la intervención de un poder extraño, que ningún derecho tiene para dirimir nuestras contiendas. Don Arturo haría bien en renunciar ya a su cargo de Presidente. Sería un servicio al país, y quizá bastaría para que sus buenas intenciones levantaran un poco en la balanza el platillo abrumado ahora bajo el peso de sus muchos y enormes errores”. Guatemala 6 de diciembre de 1931 Alberto Masferrer, Adolfo Pérez M. y Serafín Quiteño amazon.com/author/csarcaralv
[1] Acontece el “derrocamiento” del gobierno constitucional la noche del 02DIC931, mientras los periódicos nacionales del día 03DIC931 anuncian: “El Ejército nacional desconoció al presidente Ingeniero Araujo”; “Después de la rendición de todos los cuerpos militares de la plaza, el Directorio Militar asumió la Jefatura de la Nación, de modo inusitado y enérgico. 24 horas para que Araujo desocupe la República. La Oficialidad joven asume la alta responsabilidad histórica. El General Martínez Presidente de la República”… los acontecimientos son confusos y el presidente constitucional sale hacia Guatemala.
[2] 05DIC931
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