Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Las casa de la familia Pérez González sobresale del caserío Cuesta El Gavilán, cantón San Juan, en el municipio de Tacuba, Ahuachapán, por cumplir con los elementos de la “casa ecológica”, que consiste en adoptar una serie de medidas y readecuaciones para el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades en la zona rural.
Anabel muestra satisfecha su cocina ahorradora de leña que construyó junto a su esposo José Elías, que no mide más de un metro de longitud, abarca dos hornillas manufacturadas artesanalmente, empotrada en una base de concreto que no permite el fuego abierto.
“A mí lo que me ha servido esta cocina es para no tener humo dentro de la casa, porque sale por las chimeneas (tubos galvanizados) que le dan salida arriba, también con el ahorro de leña. Y tenemos otra hornilla que es individual de esta otra cocina y lo bueno es que aquí puedo juntar todo y en esta parte puedo tortear y en la otra con el vapor que se llena dentro de la cocina puedo hacer la comida. Desde el año pasado estamos usando la cocina ahorradora y me ha ayudado porque gasto solo dos rajas de leña y puedo cocinar durante varias horas, la cocina, nosotros inventamos la forma y la hicimos entre los dos”, explicó.
FUNDESYRAM y Ayuda en Acción trabajan junto a pobladores de las comunidades rurales al occidente de San Salvador, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que residen en lugares de difícil acceso, a través de las Tecnologías Socialmente Apropiadas (TSA) que han adoptado las familias Pérez y Soriano que residen en los caseríos Cuesta El Gavilán y El Centro, en Tacuba, Ahuachapán.
El río Ashuquema pasa veloz y curvándose por las lomas de los cantones San Juan y El Carrizal, ahí Anabel y su esposo José Elías Pérez han integrado a su cotidiano vivir técnicas ecológicas, para evitar la contaminación ambiental, reducir el consumo de combustibles y reutilizar recursos.
Anabel habla del principio de las cocinas “rocket”, cuya finalidad es aprovechar la leña de manera eficiente, al reducir las emanaciones de humo, así como la expulsión de dióxido de carbono, a fin de proteger el medioambiente. Y que al bajar la altura de la hornilla, permite la efectividad de aprovechar el calor, que es lo contrario a un fogón abierto, que dispersa el calor y genera hollín, afectando la salud de las personas.
La pintura de paredes con materiales no tóxicos es otra de las apuestas en las casas ecológicas, es la pintura no tóxica que fabrican con pintura en polvo, harina de pan, cáscaras de caulote, sal, pega y agua, estas se mezclan para crear la “pintura natural”, que luego de repelladas las paredes sellan cualquier espacio que ocuparía la chinche, que transmite el “mal de Chagas”, además de ornamentar sus hogares.
“Tenemos el huerto familiar y logramos tener ingredientes para nuestras comidas, como chile dulce, tomate, ayote, chile picante, pepinos, espinaca, ayote, rábanos y cebollines. Y tenemos aparte plantas medicinales como ruda para el corazón, cola de caballo y la menta para el estómago, que cocemos como té, para mejorar la salud”, afirmó Anabel González.
Otra de las técnicas son las lámparas naturales. Que no son más que depósitos con agua que incrustan y fijan en el techo con goma tapagoteras, como alternativa de ahorro de energía. Con una botella plástica de un litro, agua y cuatro gotas de lejía, estas lámparas de agua permiten a estas familias obtener luminosidad al interior de sus casas, a través de los rayos del sol y el uso de paneles solares artesanales.
Francisco Soriano reconoció la apropiación de las tecnologías ecológicas, a partir de los programas de FUNDESYRAM y Ayuda en Acción, al explicar cómo se integró a esta dinámica participativa que tiene a la base la integración familiar, la solidaridad en la comunidad y la conservación del ambiente.
“Yo les dije a ellos (proyecto), encantado y entré a este programa que fue mi inicio en este proceso, donde se ocupa el mismo material que tenemos en nuestros hogares o los recursos como el agua del río (Ashuquema) que por bombeo llega a los hogares y pagamos lo que gastamos. Aquí se utiliza para lavar trastes, ropa, bañarnos y los cultivos. Se utilizan filtros para toda el agua que consumimos de manera artesanal (cubetas con una base de arena y piedras para que el jabón se pegue) al salir el agua ya está filtrada para ser reutilizada las aguas grises, y la de consumo para nosotros tiene otra tubería con filtro también, para tomar y preparar alimentos”, manifestó Soriano.
Celia Carolina Yanés, técnica en derechos en el programa de FUNDESYRAM-Ayuda en Acción, señaló que trabajan con la población en diferentes tecnologías de la “Casa Ecológica”, que contempla no solo la estructura de la vivienda sino la organización de la familia, el buen vivir y el saneamiento básico, que busca de fondo dignificar a las familias, mediante las ecotecnologías que conforman las llamadas Tecnologías Socialmente Apropiadas (TSA).
“Tratamos que las inversiones no sean altas, que no tengan materiales externos, sino del territorio, como el barro, la vara de Brasil, cajillas de tomates, porque esa es la idea de la Casa Ecológica. Contribuimos a que la familia tenga un buen vivir, es por eso que buscamos la unidad familiar y que la comunidad comprenda que las mujeres y hombres tenemos igualdad de derechos, para que sean transmitidos a sus hijos e hijas, es un proceso largo, pero estamos trabajando para cambiar esos patrones culturales”, puntualizó.
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