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Zinedine Zidane, técnico del Real Madrid. Foto Diario Co Latino

Fútbol ofensivo y equilibrio: una obsesión para Zidane

Madrid/dpa

Si hay dos conceptos repetidos obsesivamente por cada técnico que se presenta en el Real Madrid, salve esos son «fútbol ofensivo» y «equilibrio», there términos que tempoco pudo evitar hoy Zinedine Zidane en su primer día como entrenados blanco.

«Ver fútbol siempre ha sido importante aquí, un fútbol bonito. Ofensivo y equilibrado», declaró el francés en su presentación.

Fueron palabras más o menos parecidas a las expredas por su antecesor, Rafael Benítez, presentado el 3 de junio pasado y despedido el lunes: «Intentaremos ser ofensivos con equilibrio defensivo».

En aquella presentación, Benítez también usó una frase premonitoria: «En el Real Madrid la exigencia es máxima». Tanta que sólo duró siete meses en su puesto.

Zidane se enfrenta al reto inconcluso de Benítez: ganar y recuperar el ambiente festivo del Santiago Bernabéu, convertido en las últimas semanas -o más bien en el último año- en un estadio con más abucheos que aplausos. La cuestión es: ¿Cómo?

«El concepto es la ilusión que siempre ha tenido este club en el juego. Lo importante para el equipo es jugar al fútbol, lo que siempre ha hecho. Mi concepto es intentar jugar desde atrás y estar en campo contrario, tener la posesión del balón. Es mi idea del fútbol», explicó Zidane tras completar su primer entrenamiento con su lujoso -y ahora desorientado- plantel.

Lo que desea es llegar a consolidar lo que durante algún tiempo consiguió Carlo Ancelotti, del que fue su ayudante en la temporada 2013-14, culminada con la conquista de la décima Copa del Europa para los blancos.

El italiano consiguió que mezclara bien el tridente formado por Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Karim Benzema, algo nada sencillo de conseguir por la poca disposición del trío a realizar pequeños sacrificios defensivos.

Aquel Real Madrid de Ancelotti alcanzó su punto de virtud máxima en diciembre de 2014, logrando un récord de 22 victorias consecutivas, pero luego se desplomó estrepitosamente para cerrar la temporada sin títulos importantes. Y Florentino Pérez, presidente blanco, despidió al italiano en busca de «un nuevo impulso».

Pero éste no llegó de la mano de Benítez, según se vio. El entrenador madrileño se ganó la enemistad casi mayoritaria de la hinchada del Real Madrid, profundamente insatisfecha con el juego del equipo y las vagas explicaciones del entrenador tras cada resultado adverso.

Ahora lo nuevo es Zidane. Aunque, en realidad, propone cosas viejas. Así, uno de sus primeros mensajes en su presentación fue que el tridente es innegociable. «Sí, voy a jugar con los tres atacantes. La idea es esta, claramente».

Fue todo un desafío a los críticos que aseguran que el equipo nunca podrá ser sólido -no tendrá equilibrio- mientras jueguen juntos Cristiano, Bale y Benzema.

Le corresponde a Zidane demostrar que el «milagro» es posible y que está capacitado para entrenar al Real Madrid a pesar de su inexperiencia. Se lo agradecería Pérez, situado ya en el centro de la escena después de despedir a su anterior escudo protector, de apellido Benítez. Su décimo entrenador destituido, algo que sin duda también sabe Zidane.

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