Lille/Francia/dpa
La selección de fútbol de Gales estiró un poco más el cuento de hadas que está viviendo en la Eurocopa de Francia al vencer 3-1 a Bélgica en Lille y clasificarse a las semifinales en su primera participación en el torneo.
Un gol de cabeza de Ashley Williams (31’), una exquisitez de Hal Robson-Kanu (55’) y otro testarazo de Sam Vokes (86’) dieron la vuelta al gol de Radja Nainggolan (13’) para colocar a Gales en semifinales, en las que se medirá al Portugal de Cristiano Ronaldo el miércoles en Lyon.
Liderada por el todoterreno Gareth Bale, Gales mostró en el estadio Pierre-Mauroy su mejor cara del torneo y propuso un juego valiente y directo. No era un partido cualquiera para los “dragones”: enfrente tenía a la segunda de ranking FIFA, una de las grandes favoritas a alzarse con el título, y era posiblemente el encuentro más importante de la historia futbolística de Gales. Hasta el momento, la nación donde el rugby es religión contaba con unos cuartos de final en el Mundial de 1958, pero la competitividad del fútbol europeo actual coloca a la actual generación varios escalones por encima. Está a un partido de clasificarse para la final de la Eurocopa. “Es una locura que estemos en semifinales, pero ahora queremos ir por más. Es importante que soñemos, es esencial”, indicó el técnico de Gales, Chris Coleman, que perderá por sanción para semifinales a Aaron Ramsey, uno de sus mejores hombres.
“Es algo muy difícil de describir ahora mismo”, indicó Robson-Kanu. “Hemos trabajo tan duro para llegar aquí. Es increíble estar en semifinales de un gran torneo”, añadió el delantero, actualmente sin equipo después de que el Reading, de la segunda división inglesa, no le renovara el contrato.
Gales se convirtió así en la primera selección británica que alcanza las semifinales de un gran torneo desde que Inglaterra llegara a la penúltima ronda en la Eurocopa que organizó en 1996. Quizás fue por el hecho de jugar a pocos kilómetros de la frontera con Bélgica, quizás por los elogios recibidos tras golear 4-0 a Hungría en semifinales, quizás por el sistema táctico. Pero lo cierto es que a los “Diablos Rojos” les costó un mundo leer el partido, y eso que se les puso de cara tras un furioso arranque.
Después de que Yannick Carrasco, Thomas Meunier y Eden Hazard desperdiciaran una triple ocasión clarísima y tras varias idas y venidas -que anticiparon que el partido no iba a tener tregua-, Radja Nainggolan se inventó un disparo desde fuera del área que abrió el marcador.
El centrocampista lanzó un derechazo que se coló cerca del palo izquierdo. Fue un tiro potente, pero el portero Hennessey la rozó y dio la impresión de haber podido hacer más para despejarlo. En vez de dejarlo en la lona, el gol activó a Gales, que le propuso a Bélgica un duelo sin miramientos y con muchos espacios. Con jugadores como Carrasco, Hazard o Kevin de Bruyne parecía que ese juego iba a favorecer a Bélgica, pero no. Todo lo contrario.
Gales avisó con varias ocasiones antes de la media hora y finalmente llegó el gol. El capitán de los “dragones”, Williams, aprovechó el error en la marca de Jordan Lukaku y Jason Denayer, que debutaron hoy ante las lesiones de varios defensas, y se elevó en el corazón del área para batir a Thiabut Courtois y poner el empate.
El conjunto de Coleman agarró entonces la pelota y manejó a la perfección los ritmos del encuentro. Por momentos, eran los galeses los que parecían Hazard, De Bruyne y compañía, estrellas de algunos de los mejores equipos del continente. Sin nervios, sin prisa, como si no fuera la primera vez -excepto Bale- que hubieran jugado partidos de semejante presión.
Bélgica reaccionó tras el descanso y Lukaku, De Bruyne y Hazard pudieron poner en ventaja a los “Diablos Rojos”, hoy de azul celeste. Pero fue justo ahí, en los mejores minutos de los belgas, cuando llegó el segundo gol galés. Llegó en el minuto 55 y tuvo la firma de Robson-Kanu, que dio forma al mejor regate de la Eurocopa. El punta recibió en el área de espaldas a la portería y decidió pasarse el balón de taco por debajo de las piernas para quitarse a tres defensores en un visto y no visto. Se quedó solo delante de Courtois, al que no tuvo problemas en batir. Bélgica se volcó después hacia el arco galés, pero casi más por compromiso que por fe. Marouane Fellaini y Axel Witsel tuvieron ocasiones, aunque no claras, para que Bélgica volviera al partido. Pero Gales jugó demasiada ordenada y con una convicción sin límites.
Así, llegó el tanto de Vokes en los minutos finales, aprovechando una contra de los “dragones”, para conseguir el tanto decisivo, hacer explotar a sus hinchas en el estadio Pierre Mauroy y colocar a Gales entre las cuatro mejores selecciones del continente.