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Gambito de Rey III

GAMBITO DE REY III

Por: CARALVÁ

Aprender en solitario el ajedrez era una tarea obligada el siglo pasado, además la escasa o nula información bibliográfica, ausencia de escuelas, bibliotecas en general o sitios de encuentro usualmente para adultos limitaba el acceso al juego ciencia, esos sitios no eran juveniles o infantiles, además todo era informal o por iniciativa individual.

En la soledad estudiar ajedrez no era fácil, primero descifrar la anotación “analógica” era la forma más antigua y descriptiva, por ejemplo: P4R era Peón 4 Rey, luego la algebraica e4, conocida por medio de torneos internacionales que facilitó el estudio del ajedrez en todos los idiomas del mundo, pero en nuestro capítulo nacional fue desconocido por mucho tiempo.

El ajedrez tiene el camino de la virtud hacia el ocio o del ocio a la virtud, es vocación analítica hacia la metalización ($), de la habilidad a la profesión, pero todo ello riñe con la realidad puesto que las escalas profesionales de ajedrez no satisfacen la vida a tiempo completo de ese deporte, existen excepciones, pero la generalidad termina en grandes frustraciones, se genera rechazo o la combinación de una profesión tradicional donde el ajedrez permanece latente por toda la vida.

Del aprendizaje a la adicción, parece fácil afirmar estudiar 8 horas diarias, pero únicamente si tienes la edad adecuada, agregando las condiciones económicas solucionadas, de otra forma no se podrá escalar hacia la élite de los torneos internacionales, a pesar de todo al despertar la sed de triunfos la adicción es permanente, agregando el factor memoria.

Recuerdo a una señora que me vio estudiando por horas el ajedrez: “¿por qué no aprendes a jugar fútbol? ¡de eso si se gana dinero!… Si hubiera seguido su consejo ahora tendría la realidad de muchos exfutbolistas en nuestra nación, las estadísticas están a la mano.  La adicción al ajedrez produce obsesión que es al final “tiempo generacional”, tiempo de formación profesional, en algunos produce el rechazo, en cierto momento la adicción produce la aberración o el abandono deportivo para dedicarse a otra profesión, son conocidos los casos de ajedrecistas de élite que simplemente desaparecen.

La memoria es un instrumento fundamental, pero ahora las computadoras tienen una ventaja insuperable, debido a que pueden encontrar la ventaja ínfima ganadora sobre una probabilidad cósmica en fracción de segundos, es simple aritmética o algoritmo, los humanos no podemos excepto si aplicamos el dato intuitivamente, así el deporte se reduce a un valor económico, será cuando nos conectemos un chip cerebral y podamos competir, pero no podremos negar la lucha de clases.

Después de jugar 5k o 10K en forma virtual o real no queda nada, excepto cuentas económicas, tiempo, aislamiento social,  proyectos en pausa etc., entonces aplican algunas frases de excampeones mundiales muy conocidas… el saldo del ajedrez se puede observar en  números (económicos, vitales, proyectos, obras, carreras profesionales, idiomas etc.) entonces si el saldo es positivo  ganamos la partida-vida (valió la pena el sacrificio en la apertura, el tratamiento de medio juego posicional-profesional, conocimos la estrategia del adversario -social, capitalista, político, personal, institucional, constitucional etc.) y al final valió la pena el entregar la calidad (de vida), el obispo (apuntando a las alianzas) el caballo (avanzando en la perspectiva que saltó el muro internacional) o sacrificar la Dama (sin metáfora) y GANAR todo , si es tablas el equilibrio deja mucha sed y si perdemos… abandonamos las metas.

En ajedrez como en la vida se debe jugar a ganar, siempre es arriesgado pero el “éxito” se logra con mucho trabajo, pensando siempre a largo plazo.

Adiós ajedrez, ahora ganamos por tiempo, sin prisas y sin preocupaciones.

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