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El Salvador cayó tres goles a uno ante México y una vez más le dice adiós al sueño de volver a ser protagonista en una Copa del Mundo. Foto Diario Co Latino / Juan Carlos Villafranco.

Game Over

Santiago Leiva
@DiarioCoLatino

El Salvador perdió el vuelo a la Copa del Mundo  Rusia 2018, y  frente a la puerta de salida quedaron más de seis millones de maletas cargadas de ilusiones. Los mexicanos, acostumbrados a frustrar el “Sueño Americano” de los inmigrantes cuscatlecos, también borraron de un plumazo  el sueño mundialista.

Miles de gargantas azules acudieron anoche a los graderíos del estadio Cuscatlán con la firme la esperanza de que el “sepelio anunciado” se convirtiera en resurrección, pero por más que le clamaron a los dioses del fútbol el milagro nunca llegó.

El “Tri” una vez más sacó el rodillo y pintó su verde, un verde que acabó con la esperanza  y un primer tiempo de ensueño muy alejado de la realidad del fútbol que practica la selección de El Salvador.

Sorprendió en demasía la Azul anoche. Ni el más optimista seguidor habría presagiado que los pupilos de Ramón “el Primitivo” Maradiaga se gastaran 45 minutos alucinantes. Un episodio donde fueron amos y señores de la pelota, donde llegaron justo a la marca y asistieron con bastante precisión y sobre todo que se encontraran con el gol de forma tempranera.

El mismo Alex Larín sorprendió al meta azteca Guillermo Ochoa al vencerlo desde la mancha del penalti con un tiro donde emuló al legendario Panenka. Eso ocurrió al minuto 23 cuando todo era azul y el verde mexicano (anoche de blanco) palidecía ante el marcaje.

La selecta jugó el primer tiempo memorable, pero el aire no les alcanzó y en el segundo tiempo se vino la estampida mexicana. Foto Diario Co Latino / Josué Parada.
La selecta jugó el primer tiempo memorable, pero el aire no les alcanzó y en el segundo tiempo se vino la estampida mexicana. Foto Diario Co Latino / Josué Parada.

Y no fue que “el Primi” trazara sobre la cancha un esquema de juego codificado. La Azul se paró con su fiel 4-5-1, pero el relleno humano esta vez, al menos en la primera mitad, funcionó como relojito suizo.

En la zaga Roberto Domínguez y Xavi García fueron guardias pretorianos, y por izquierda Larín se juntó con un Jaime Alas que llegó con pilas recargadas; igual por derecha Bryan Tamacas y Óscar Cerén le dieron “Jaqueca” a la defensa mexicana. Y en punta Nelson Bonilla, muy batallador se ganó los aplausos.

La labor de marca recayó sobre Richard Menjívar y Gerson Mayen, auxiliados muy de cerca por Pablo Punyed. El dispositivo táctico permitió que los guantes de Óscar Arroyo tocaran pelota hasta los 20 minutos, mientras que Memo Ochoa ya había intervenido en un par de ocasiones.

Fue ese empuje que permitió a El Salvador llegar al gol desde los 12 pasos.  La pena máxima llegó después de un centro de Alas que Torres Nilo tocó con su mano y que también le costó cartulina amarilla.

Luego de la anotación México, sorprendido y dolido por el agravio, piso el acelerador y se fue al ataque con centros que nunca encontraron el destinatario indicado y que además daban pie al contra ataque.

Así la Azul bien pudo llegar al 2-0 en el ´38, pero el centro de Cerén le sobró a Bonilla y se perdió la opción. Con esa acción se cerró el brillante primer tiempo para el representativo cuscatleco.

Pesadilla

A la vuelta de las duchas, el once salvadoreño olvido el libreto y México sacó el acordeón y las trompetas para bailar a su ritmo. Monopolizó la pelota y del primer tiempo de El Salvador no quedaron ni rastros.

Héctor Herrera, al ´49, dio el aviso que iban por la victoria y el tanto del empate llegó al ´51, en un centro que fue aprovechado a la perfección por Héctor Moreno. En el ´57, Ángel Sepúlveda consiguió el 1-2. El mismo jugador tendría un mano a mano frente a Arroyo posteriormente.

En esos compases de juego El Salvador no metió ni las manos y la carga se incrementó aún más cuando en un choque cuerpo a cuerpo entre Domínguez y Sepúlveda el árbitro estadounidense Armando Villarreal concedió penalti para los mexicanos.

La pena máxima la ejecutó Raúl Jiménez sobre los ´73 minutos, dejando prácticamente sentenciado el duelo y sin capacidad de reacción de los azules.  Transcurrieron los minutos y con ellos fue muriendo el sueño mundialista. Un sueño fallido que también hizo llorar al firmamento y que deja al “Primi” con la pena moral de no ganar en 12 partidos.

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