César Ramírez
@caralvasalvador
La victoria de Nayib Bukele sobre discursos tradicionales de los partidos mayoritarios ARENA y FMLN, recuerda: “que todo cambie para que todo siga igual” su propuesta incluye la “tecnificación del Estado”, similar a la modernización del Estado neoliberal de los años noventa con la ola de la privatizaciones, ese criterio “capital” es el mismo del siglo XX y XXI en los regímenes anteriores, donde los gobierno autoritarios dictan sus lineamientos a las instituciones gubernamentales, con represión y reducción de los organismos ciudadanos (partidos políticos, sindicatos, asociaciones, Estado policial etc.) el objetivo es imponer modelos norteamericanos o europeos, censurando por completo el desarrollo ciudadano político en esencia la democracia participativa e institucional; el esquema del gatopardo: positivismo extranjero con una alianza militar, oligárquica y eclesial, separa al pueblo de sus demandas tradicionales; ante ese bloque derechista los partidos políticos opositores del siglo pasado enarbolaron banderas: “anti oligárquicas y antimperialista”; la corrupción electoral originó la respuesta revolucionaria que no culminó en la victoria, sino en un acuerdo de paz que treinta años después se encuentra con una nueva derecha que gira hacia el viejo gatopardismo: la defensa del capitalismo salvaje.
Las connotaciones generales del nuevo liderazgo parecen emerger del viejo estilo de los caudillos del siglo XIX y XX: autoritario, voluntarista, unipersonal, proclamando supremacía sobre las instituciones democráticas imponiendo su única verdad.
Si bien ha muerto la guerra fría, acá persistió la difamación de comunista-anticomunista, no obstante el acuerdo de paz de 1992 inició “la nueva legalidad”, que desarrolló potentes instituciones: nuevo ejército, PNC, TSE, derechos humanos, reformas constitucionales, pero existió un enorme abismo con el tema económico social, dejando intacto los monopolios financieros, industriales, comunicaciones, que debieron en su momento democratizarse permitiendo la movilidad social, pero los grupos oligárquicos vedaron el ascenso de la burguesía.
El modelo oligárquico sigue intacto, el nuevo gobierno no pretende cambiar nada, anuncia inversión en infraestructura, establecimiento de un nuevo CICIES (comisión internacional contra la impunidad en El Salvador) un tema que toca aristas de la soberanía nacional, la independencia de instituciones (CCR, asamblea legislativa, CSJ, etc.) pero no lucha contra los monopolios, soberanía del agua, aumento al salario mínimo, igualdad de acceso a la educación, salud, elevación de calidad cívica democrática etc.
Así el desarrollo ciudadano retornará a luchas populares. Mientras no se combatan los monopolios, oligopolios o se promueva la democracia económica no existirá movilidad social, todo será más de lo mismo.
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