Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
Generación Romero espera del gobierno del presidente Nayib Bukele un trabajo institucional eficiente e integral en la reciente reapertura económica del país, tomando el compromiso de que esta sea ordenada, segura y abierta al diálogo.
“La tan esperada reapertura económica y social pospandemia en El Salvador estuvo peor de lo imaginado. Algunos mantuvimos la esperanza de que existiría diálogo entre los órganos del Estado y, por consiguiente, contáramos con un plan que, de forma escalonada, informada y tranquila diera el banderillazo de salida, pero ni una cosa ni la otra sucedió”, afirmaron en su editorial semanal.
Generación Romero señaló además que, ante la ausencia de ese diálogo que priorizara a las mayorías y un plan de apertura económica escalonado, solo han generado un ambiente de confusión, desorden e incertidumbre.
Sobre esta ausencia de institucionalidad, Generación Romero señaló que el Ejecutivo ha sido irresponsable al no preparar condiciones favorables para proteger a la población en la reapertura, que echa al traste la “cuarentena domiciliaria” que la población guardó durante cinco meses.
“Ante esta realidad, el alto riesgo de despunte de casos es lo más probable. Por lo que preferimos llamar a la ciudadanía a reforzar las medidas de prevención dado el poco o nulo apoyo del Estado. Tomando en cuenta que los países que sí hicieron una reapertura ordenada, progresiva y con apego a medidas de protección, el nivel de contagio no presentó un aumento significativo en la primera semana de reapertura”, afirmaron.
La evidencia queda expuesta en el desempeño del sector transporte, reafirman, y señalan que se ha integrado de manera deficiente dejando expuesta la demanda de trabajadores y trabajadoras, en su movilización a sus puestos de trabajo.
“El sector transporte puso en evidencia la mentira y la incapacidad de dialogar del Ejecutivo al contradecirlo en sus declaraciones. Mientras el viceministro de Transporte, Saúl Castelar manifestó una reapertura gradual del transporte del 80 %, los transportistas manifestaron que no era cierto, según lo expresado por Alex Sorto de Corpotrans (LPG/24 agosto) y argumenta que esta es una enfermedad crónica heredada por las administraciones anteriores que accedieron siempre a sus demandas”, acotaron.
Generación Romero reiteró su llamado de atención a la administración Bukele a dejar prácticas autoritarias y excluyentes con los diversos sectores de la vida nacional, y construir más espacios de diálogo, transparencia y participación social, para aprovechar los cinco meses de cuarentena que guardó la población salvadoreña, que ha tenido un impacto económico severo y, en algunos casos, hasta la pérdida de sus empleos.
En cuanto a este panorama, llaman a la población civil a estar atenta sobre diferentes “tratos”, como lo ocurrida entre la Mesa de Transporte y el Ministerio de Obras Públicas, que entregarán 66 millones de dólares, en concepto de compensación económica a los empresarios de transporte público, cuando no hay un compromiso visible de modernización del mismo y se deberá analizar los resultados de esa ley de compensación al transporte público que está aún por discutirse en la Asamblea Legislativa.
“Otro hecho importante de la semana es la solicitud a la Asamblea Legislativa para la reforma del artículo 2 de la Constitución de la República, en el cual se reconozca el derecho humano al agua, al saneamiento y se priorice el uso para el consumo humano. Al que reiteramos nuestro apoyo a la Alianza por la Reforma Constitucional por el Derecho Humano al Agua”, reafirmaron.
Por lo que llamaron a los sectores populares y población en general a defender esta iniciativa y no permitir la privatización de un derecho fundamental, siendo más proactivos en potenciar el bien común en sus demandas por una sociedad más solidaria e inclusiva, que eleva su interés en el contexto de la Emergencia Nacional por la pandemia de COVID-19, que exige medidas de prevención.
Generación Romero citó las palabras de san Óscar, sobre el establecimiento y permanencia de una sociedad más democrática, en donde la esperanza era un llamado a la reflexión social. “Si queremos que haya paz, debe haber primero justicia. Cada uno tiene un papel que jugar. Hay que remover los obstáculos que se atraviesan en el camino de la justicia: desigualdades civiles, discriminaciones políticas o sociales e incomprensiones entre individuos y grupos. Con injusticias no se construye la paz, ni habrá justicia para construir la paz”, (Homilía 1972).
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