Por: Rolando Alvarenga
En la farándula deportiva salvadoreña hay gerentes y gerentas de federaciones para todos los gustos y colores. En un alto porcentaje tienen post grado en “preparar asambleas extraordinarias” para que, a la hora de las elecciones, el presidente retenga el cargo. Es por eso que, salvo un par de excepciones, la mayoría de presidentes no son reemplazados, a pesar que sus gestiones no han contribuido a que sus deportes sean potencias en Centroamérica.
Y en esta salsa hay una serie de cosas y casos que, a través del tiempo, el “team sabuesos” de este servidor ha descubierto y lo ha reportado para la casilla de insumos. Hechos curiosos, anecdóticos e indigeribles que bien vale la pena salgan a la luz para que cada quien reaccione y se mate de la risa o se deprima.
Y es que son pocos los gerentes honestos y profesionales en su cargo. Por ejemplo, hay un gerente turista al que ya no le caben más sellos en el pasaporte, aunque su deporte es garra.
Y hay otros gerentes que son tan presidencialistas que se vuelven en contra de los atletas. ¡Error!, porque a estas “personas de confianza” no se les paga para que defiendan intereses dirigenciales, sino para ser un nexo entre federación y atletas.
Hay otro grupo de gerentes que muy pocas veces se les encuentra en horas laborales. Siempre andan “haciendo algo extra federativo”, pero por estas constantes ausencias sus deportes no dejan de estar amenazados por la extinción. Y lo peor es que tengo entendido que “los mandados del presidente o federativos” no están incluidos en los contratos que se pagan con nuestros impuestos.
En los casos indigeribles figura el de una gerente que tiene tan dormido al presidente solo con hacerle una miradita, dejarle sentir el olor de su loción barata o caminar sexy. Y está tan untada de picardías que, más tarde que temprano, será noticia y cuando se sepa la verdad será la vergüenza de sus conocidos. ¿Quién es? Se lo dejo de tarea.
Pero de todos los casos, el que me dejó en estado de “shock” fue el que me contó en una ocasión un “sabueso” (en este caso un periodista bisoño). Este joven se me acercó y me dijo: “le tengo un bombazo. Fíjese que un día de estos entré sin avisar a la oficina de la gerencia y me voy encontrando a un árbitro metiéndole mano a la gerente. ¡Nombre que pena!, yo creo que me van a echar”. Juzgue usted la clase de gerentes que tenemos…
*Los conceptos vertidos en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien los presenta.