San Francisco/AFP
Ocho muertos y 18 desaparecidos ha dejado hasta el momento un gigantesco alud que golpeó «como un tren de carga» una comunidad de montaña en el noroeste de Estados Unidos, decease según el último balance oficial difundido la noche del domingo.
Los socorristas buscaban posibles supervivientes abriéndose paso entre árboles caídos, piedras, desechos y lodo, arrastrados por el deslizamiento de terreno que el sábado al anochecer impactó la comunidad rural de Oso, al noreste de Seattle (estado de Washington), indicaron la policía y los bomberos.
Los cadáveres de cinco personas fueron descubiertos entre los escombros de las casas, lo que llevó a ocho el número de decesos. El anterior balance era de tres muertos y 18 desaparecidos.
Travis Hots, un responsable del cuerpo de bomberos local, anunció a última hora del domingo que la cifra de muertos había aumentado a ocho.
«Acabamos de descubrir otros cuatro cadáveres» tras al hallazgo de un cuarto cuerpo, dijo a periodistas.
Los escombros abarcan un área de unos 2,4 kilómetros de ancho y unos 4 a 6 kilómetros de profundidad, informó The Seattle Times.
Ninguna señal de vida
Los equipos de rescate reportaron haber oído voces pidiendo ayuda el sábado, pero Hots dijo a periodistas que «no vieron o escucharon señales de vida» el domingo.
La portavoz del condado de Snohomish, Shari Ireton, dijo a la AFP: «Estamos en condiciones de confirmar que las 18 personas que pueden haber estado en la zona se encuentran desaparecidas».
«Puede haber gente en sus coches, puede haber gente en sus casas», dijo más tarde Hots en rueda de prensa televisada.
Un bebé de cuatro meses y su abuela están entre los desaparecidos, informaron medios locales.
John Pennington, director del departamento de manejo de emergencias del condado, dijo que los equipos de rescate continuarían la búsqueda de sobrevivientes durante la madrugada del lunes.
«Hay efectivos en el terreno para continuar las operaciones las 24 horas», señaló.
Seis casas y gran parte de una carretera de dos carriles quedaron destruidos por el corrimiento de tierras, mientras que al menos otras 16 viviendas fueron dañadas, dijo la oficina del alguacil del condado de Snohomish.
«Hemos desplegado el máximo de socorristas», explicó en rueda de prensa el domingo el gobernador del estado de Washington, Jay Islee, que declaró el estado de emergencia para el área.
Helicópteros, aerodeslizadores y personal de rescate trabajaban en la zona. Las operaciones de socorro eran sumamente delicadas debido a la inestabilidad del terreno, lo que hacía temer un nuevo deslizamiento.
El área fangosa era tan inestable que algunos socorristas «quedaron atrapados literalmente hasta las axilas» y tuvieron que ser rescatados, dijo Inslee.
«Como un tren de carga»
Entre los heridos en el alud hay un bebé de seis meses y un hombre de 81 años, ambos hospitalizados en estado crítico en un hospital de Seattle, dijeron medios locales.
«Sonó como un tren de carga», contó uno de los testigos del alud, Dan Young, a Komo4News.
«En tan sólo 35 a 45 segundos había pasado», agregó el hombre, cuyo hogar se mantiene en pie pero está inundado.
«Es mucho peor de lo que todo el mundo ha estado diciendo» , dijo un bombero, que no quiso ser identificado, en declaraciones a The Seattle Times.
«El deslizamiento tiene 1,6 kilómetros de ancho. Barrios enteros desaparecieron. Cuando el corrimiento llegó al río (Stillaguamish), fue como un tsunami», dijo.
En las últimas semanas la lluvia ha sido particularmente fuerte en la región de las montañas Cascade, y los servicios meteorológicos prevén más precipitaciones durante toda la semana.
Patty Murray, representante por Washington en el Senado de Estados Unidos, aseguró que habrá recursos federales para atender la emergencia, al tiempo que agradeció a los socorristas y dio sus condolencias a las familias de la devastada comunidad.