Charleston/AFP
La gobernadora de Carolina del Sur, la republicana Nikki Haley, llamó el lunes a retirar la controvertida bandera confederada del frente del capitolio de ese estado del sur de Estados Unidos, cerca de una semana después de la matanza perpetrada en una iglesia de la comunidad negra en Charleston.
«Hoy estamos en un momento de unidad en nuestro estado, sin mala voluntad, para decir que es hora de retirar la bandera (confederada) del predio del Capitolio», dijo Haley en una conferencia de prensa, flanqueada por líderes políticos de ambos partidos.
Los llamados al retiro de la bandera confederada, que ondea en el predio del Congreso del Estado, en su capital Columbia, se multiplican luego de la masacre de nueve afroestadounidenses en una iglesia la semana pasada en Charleston, a manos de Dylann Roof, un supremacista blanco de 21 años, arrestado y procesado por el múltiple homicidio.
La matanza, una de las peores de la historia reciente de Estados Unidos, sacudió al país y reavivó la controversia tanto sobre la tensión racial latente como sobre la legislación para las armas de fuego y la presencia de la bandera confederada segregacionista frente a la legislatura de Carolina del Sur.
«Ciento cincuenta años después del fin de la Guerra Civil llegó el momento», agregó, al sostener que la bandera de batalla de tiempos de la guerra, vista por algunos como símbolo de la persistencia de sentimientos racistas en el sur estadounidense, «causa tristeza a muchísima» gente.
«Para muchas personas, esta bandera significa nobles tradiciones, tradiciones históricas, de patrimonio y antigüedad, pero para muchos otros en Carolina del Sur es un símbolo de un pasado brutalmente tiránico», agregó.
«No hay perdedores ni ganadores, pero lo que pasó la semana pasada nos invita a verlo de otra manera», afirmó Haley, precisando que si los congresistas, en tanto responsables, «no toman medidas», ella hará uso de su autoridad para hacer retirar la bandera.
Walmart, la mayor tienda minorista del país, anunció que eliminaría toda mercancía con la bandera confederada de sus supermercados.
Obama en Charleston
El presidente Barack Obama irá el viernes a Charleston, donde pronunciará una elegía en el funeral del pastor muerto en la masacre cometida en la histórica iglesia de la ciudad la semana pasada, informó la Casa Blanca el lunes.
«No estamos curados del racismo», admitió Obama, evocando la persistencia de la segregación en la sociedad estadounidense.
«No se trata solamente de no decir ‘negro’ en público porque es mala educación, no es por eso que se constata si el racismo continúa existiendo» explicó el primer presidente negro de Estados Unidos en una entrevista concedida al programa radial «WTF with Marc Maron», difundida en la mañana del lunes.
El senador por Carolina del Sur Tim Scott dijo que la bandera confederada «representa dolor y opresión» para quienes no la apoyan.
«Es tiempo de que esta bandera sea retirada», añadió Scott, el primer congresista republicano negro por el sur desde la época de la reconstrucción que siguió a la Guerra Civil.
Los candidatos presidenciales para la carrera de 2016 también han respaldado los llamadas a la eliminación de la bandera.
«Espero que quitándola podamos dar otro paso hacia la sanación y el reconocimiento y una señal de que Carolina del sur está avanzando», afirmó a su vez el senador Lindsey Graham.
En medio de la ola de indignación que suscitó la matanza, tres precandidatos republicanos a la Casa Blanca dijeron que destinarán a organizaciones caritativas las donaciones del líder de un grupo que proclama la supremacía blanca en Estados Unidos, mencionado por Roof.
El senador de origen latino del estado de Texas, Ted Cruz, dijo el domingo a través de un portavoz al diario británico The Guardian que devolvería los 8.500 dólares recibidos desde 2012 de Earl Holt III, presidente del Council of Conservative Citizens (CofCC).
Esta organización defiende la supremacía de los blancos sobre los negros y es calificada como racista y extremista por el Southern Povery Law Center, que hace seguimiento a estos grupos en Estados Unidos.
Otros dos precandidatos a la Casa Blanca son beneficiarios de pequeñas cantidades: el exsenador de Pensilvania Rick Santorum (1.500 dólares) y el senador de Kentucky Rand Paul (1.750 dólares).