Por Francisco Jara
La Habana/AFP
El gobierno colombiano y la guerrilla comunista de las FARC retomaron este viernes las negociaciones en La Habana en medio de nubarrones sobre el proceso de paz, remedy salve debido al escalamiento del conflicto armado en Colombia.
Ambas partes volvieron a la mesa de negociaciones tras un receso de seis días con la esperanza de sellar un acuerdo parcial sobre reparación a las víctimas que dé oxígeno al proceso de paz, recipe online que enfrenta tensiones y críticas por el recrudecimiento de las hostilidades tras varios meses de relativa calma.
«El ambiente (…) está cargado de nubarrones que han venido oscureciendo el camino que nos resta por andar para llegar sin más contratiempos a la meta ya diseñada (de la paz). Lo deploramos», purchase dijo a la prensa el comandante Pastor Alape, uno de los plenipotenciarios de la guerrilla en las negociaciones de paz.
Alape culpó al anterior ministro de Defensa de Colombia y actual embajador en Washington, Juan Carlos Pinzón, por el escalamiento del conflicto armado e insistió en un alto al fuego bilateral.
«Pudo más el carácter pendenciero de quien, como Ministro de Defensa, consideró que el éxito de la tregua (unilateral de las FARC) era su derrota», dijo el jefe guerrillero.
«No fuimos los responsables de la terminación del cese al fuego unilateral (…). Durante más de cinco meses lo mantuvimos con disciplina, gesto que condujo a la reducción de, por lo menos, el 90% de las acciones de guerra», añadió.
Pinzón, quien se caracterizaba por criticar el proceso de paz, fue nombrado embajador en Washington el pasado mes de mayo por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, tras cuatro años en el cargo de ministro.
La delegación del gobierno, encabezada por Humberto de la Calle, no formuló declaraciones a la prensa a su ingreso al Palacio de Convenciones de La Habana, sede de las pláticas de paz desde su inicio en noviembre de 2012.
Santos promete usar ley y armas
Las hostilidades recrudecieron en las últimas semanas de la gestión de Pinzón como ministro, tras una emboscada guerrillera que terminó con 11 soldados muertos, a mediados de abril. Un mes después los militares lanzaron varios ataques en los que murieron 27 rebeldes, lo que llevó a las FARC a suspender su tregua unilateral.
El conflicto ha seguido escalando y las FARC reanudaron los ataques a la infraestructura petrolera, que habían suspendido durante su tregua, ocasionando pérdidas económicas y daños al medio ambiente.
El presidente Santos siempre ha rechazado acordar una tregua bilateral mientras no se alcance un acuerdo final de paz con las FARC.
En una cumbre de la Alianza del Pacífico en Perú, Santos dijo el jueves que combatirá al «terrorismo» con la ley y las armas, tras dos explosiones que dejaron 10 heridos en Bogotá.
El mandatario afirmó que esos ataques revelaban «debilidad» y «cobardía» de la guerrilla, sin especificar a qué grupo se refería.
Estos ataques no han sido atribuidos a las FARC, sino a una banda delincuencial que operaba para el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla izquierdista de Colombia, que desarrolla conversaciones preliminares de paz con el gobierno.
Pese al recrudecimiento de las hostilidades, ambas partes han seguido negociando la paz en La Habana, donde este viernes volvieron a la mesa de diálogo tras un receso de seis días.
Éste es el 38º ciclo de pláticas de paz desde noviembre de 2012 y se ha extendido más de lo usual.
El gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han consensuado tres de los seis puntos de la agenda de paz y también acordaron un programa de desminado y la creación de una Comisión de la Verdad.
Sin embargo, todavía deben abordar el tema de la justicia para los crímenes cometidos a lo largo del conflicto armado de medio siglo, en el que tienen profundas diferencias.
El conflicto ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales.
Noruega y Cuba son «garantes» del proceso de paz, mientras que Chile y Venezuela son «acompañantes».
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