Iosu Perales
El día 20 de junio y bajo el título “Lo que va a pasar en España”, publiqué en el Diario Co Latino un artículo en el que vaticinaba cuál sería el desenlace final de la crisis política española. Desde luego ni soy adivino ni soy más listo que nadie, pero mi pronóstico se ha visto ratificado plenamente por la realidad. En verdad no era difícil acertar. De modo que Mariano Rajoy, del derechista Partido Popular, ya es presidente de Gobierno para otros cuatro años, tras dos elecciones (20 de diciembre y 26 de junio) y 10 meses de espera, gracias al voto del Partido Socialista (PSOE) y del emergente partido derechista que responde al nombre de Ciudadanos. En España hay por consiguiente gobierno, con 170 votos a favor, 68 abstenciones y 111 votos en contra. En esta ocasión sólo hacía falta la mayoría simple, siendo las abstenciones de los socialistas que han abandonado su promesa electoral del NO a la derecha, las que han facilitado este ya anunciado desenlace.
UN PSOE ROTO ENTREGA EL GOBIERNO A LA DERECHA
Lo vivido el sábado 29 de octubre en el Congreso de los diputados pasará a la historia de la política española. Y es que nunca antes una fuerza política considerada de izquierda había votado a favor de un gobierno de la derecha, con el agravante de que el PP padece de una metástasis de corrupción que bate todos los record en Europa. Además de innumerables imputados, el propio partido lo está por financiación ilegal, blanqueo de dinero y destrucción de pruebas.
Pero el voto socialista que facilitaría la presidencia a Rajoy estaba ya anunciado y eso hizo que el despliegue de medios de comunicación fuera enorme, unido al morbo de saber si los 84 diputados del PSOE mantendrían la disciplina de partido. La tensión fue en aumento a partir de las 12:30 horas en que el ex secretario general y ex candidato Pedro Sánchez anunció su entrega de acta de diputado como forma de no desobedecer a la dirección provisional del partido (el Comité Federal) ni de ir en contra de su “No es No” de la campaña electoral.
La sesión dio comienzo a las 18:00 horas y para entonces era sabido que los 7 diputados y diputadas del socialismo catalán votarían NO a Rajoy, desoyendo a las autoridades del PSOE y originando un cisma. Los socialistas catalanes (PSC), al tomar una posición inequívoca a favor del NO han colocado al PSOE en una difícil situación: o cumplir su amenaza de sanción o mirar para otro lado dado que Catalunya es un caladero importante de voto socialista. Furiosos, algunos dirigentes del PSOE piden ya que el PSC sea expulsado del PSOE y se trabaje para crear una nueva federación catalana. Sin embargo, lo probable es que se busque una solución dialogada pues lo contrario significaría un suicidio.
La sesión sirvió a Mariano Rajoy para maltratar al PSOE y a Ciudadanos, al advertirles por activa y por pasiva que no piensa corregir sus políticas y que continuará insistiendo en las de los últimos cuatro años. Y es que ambos partidos han querido vender su apoyo a Rajoy afirmando que lo han hecho por el bien de España, por el interés general y por romper el bloqueo en que estaba la política española, pero que impondrán políticas sociales al Gobierno durante la legislatura. Sin embargo, Rajoy, sabedor de que ambos partidos no podían ya volverse atrás, aprovechó sus intervenciones para decirles: “No se hagan ilusiones. Seguiré por el mismo camino de la austeridad (social)”. De entrada ya la Comisión Europea ha determinado que el gobierno español debe ahorrar en dos años 10.000 millones de euros en políticas sociales. Es decir los recortes continuarán.
El voto abstencionista de los socialistas se vio castigado por su disidencia interna. La votación era a viva voz desde el escaño, a requerimiento de la mesa del congreso. 15 diputadas y diputados votaron NO, otros lo hicieron mediante la fórmula “por imperativo orgánico, abstención” dando a entender su desacuerdo con la decisión del Comité Federal (máximo órgano entre congreso y congreso), hubo quien lo hizo apenas musitando haciendo que la presidenta del congreso dijera “por favor, dígalo más alto”. Hubo también socialistas que salieron llorando de la sesión. Un PSOE roto cumplía de este modo con una decisión que ha sido calificada por algunos analistas como un golpe de estado dentro del partido. Pero, ¿cómo se gestó todo?
ASESINATO EN EL COMITÉ FEDERAL
En las elecciones del 26 de junio el PP sacó mejores resultados que en el mes de diciembre. El PSOE y Ciudadanos bajaron de votos y escaños, y solamente Podemos se mantuvo estable con 71 diputados y diputadas. En este escenario el candidato Pedro Sánchez dejó caer entre los suyos que podría intentar un acuerdo con Podemos para posteriormente negociar con Ciudadanos su abstención. Ante las preguntas de periodistas y presiones del PP que le pedían el voto a Rajoy, Sánchez no dejaba de repetir NO es NO.
Fue entonces que intervino el ex presidente Felipe González, con el apoyo del diario El País y de su fundador Juan Luis Cebrián –los dos están ligados a grandes negocios del petróleo- para primero pedir públicamente y luego exigir a Pedro Sánchez que cambiara de posición y se pasara a la abstención. Como quiera que Sánchez se negara, se comenzó a gestar en el interior del partido socialista el llamado golpe de estado.
El objetivo no era otro que el de destituir a Pedro Sánchez –salió elegido Secretario General en julio de 2014 mediante voto directo y secreto de la militancia- convocando para ello un Comité Federal extraordinario. Se forzó la reunión del Comité Federal y en ella se votaron las dos posiciones: la del No es No y la de la abstención.
El trabajo previo de los dirigentes históricos del PSOE (los llamados barones), bajo la inspiración de Felipe González había conseguido previamente el compromiso de una mayoría del Comité Federal de apoyar la abstención, rompiendo su lealtad a Pedro Sánchez. El grupo de barones se levantaba y acostaba en los platós de televisión aumentando la presión. Se votó y ganó la abstención con un resultado de 139 votos frente a 96. Como consecuencia, Pedro Sánchez reconoció que él no podía liderar al partido y tomó la decisión de dimitir. En su lugar se formó una Comisión Gestora completamente dominada por los abstencionistas, una de cuyas figuras es Susana Díaz, presidenta de Andalucía (la región que tras cuarenta años de gobiernos socialistas sigue siendo la más atrasadas de España y con mayor número de desempleados, un 26%, de toda Europa).
El gran argumento de González, Díaz y los barones, ha sido el de que había que evitar a toda costa el ir a unas terceras elecciones, en previsión de que la derrota del PSOE sería aún mayor (si para el 30 de octubre no había presidente de gobierno, quedaría vencido el plazo que marca la ley y se irían a terceras elecciones en diciembre). Sin embargo no quisieron escuchar que había otra fórmula: la de formar gobierno en acuerdo con Unidos Podemos (Podemos + Izquierda Unida) y contando con el apoyo de los nacionalistas para una investidura de Sánchez. En realidad esta alternativa ha sido siempre negada por los dirigentes históricos del PSOE que ven en Unidos Podemos un enemigo de mayor calado que la propia derecha. Con esta última se ha venido entendiendo durante 40 años en una política de turnismo de gobierno, en tanto que Unidos Podemos ha venido a romper ese bipartidismo y a denunciar el agotamiento del régimen del 78 y la corrupción latente de los dos partidos mayoritarios.
De esta manera Sánchez quedó defenestrado y se abrió la vía para dar el gobierno al derechistas Rajoy.
“ANTE EL GOLPE DE ESTADO DE LA MAFIA, DEMOCRACIA”
Bajo este lema, el día de la sesión de investidura, sábado 29 de octubre, miles de personas se agolpaban en las cercanías del Congreso protegido por centenares de policías, a los gritos de “No es No” “Frente a la mafia, democracia” “Traidores” y una gran variedad de acusaciones dirigidas particularmente a los miembros del PSOE, siendo Felipe González el más vilipendiado, al que los manifestantes trataban de cómplice de los ricos.
En la protesta, organizada por plataformas sociales de Madrid, había simpatizantes de Podemos, de Izquierda Unida, pero también del PSOE. Era la respuesta de la calle a lo que estaba ocurriendo dentro del Congreso.
PEDRO SÁNCHEZ DESVELA ALGUNAS CLAVES DE LO OCURRIDO
El domingo día 30 cuando el país estaba todavía bajo los efectos de la investidura de Rajoy, Pedro Sánchez apareció en televisión, entrevistado por Jordi Evole, el periodista con mayor audiencia, a una hora estelar, las 21,30 de la noche. En la entrevista que duró 45 minutos, el defenestrado Sánchez lanzó algunas bombas que resumo:
– Dijo que se equivocó al tachar a Podemos de populista. Se lamentó de no haber tenido una posición partidaria de un acuerdo y afirmó que el PSOE reconstruido deberá formar con Podemos un bloque de izquierda con vocación de gobierno.
– Reveló que desde el 20 de diciembre hasta el día de la investidura de Rajoy el PSIOE y él en particular ha sufrido presiones directas de poderes financieros (afirmó que de dos grandes bancos cuyo nombre de momento prefiere no dar) y de grandes corporaciones como Telefónica y el Grupo Prisa (editor del diario El País). Afirmó que la dirección de El país le convocó a una reunión en la que le advirtieron que de ninguna manera aceptarían un gobierno con Podemos y que si ocurriera tal cosa irían a por él de forma sistemática. Jordi Evole trató de que diera nombres pero Sánchez prefirió guardarlos en la recámara. En España todo el mundo entiende que Juan Luis Cebrián y Felipe González están detrás de la posición del diario más importante.
– Desveló que Felipe González estaba inicialmente por una “Gran Coalición”, gobierno PP-PSOE, pero que ante su NO es NO, González se pasó a la abstención para facilitar un gobierno monocolor del PP.
– Anunció que dará la batalla y que se presentará para secretario general, una vez que se reúna el Congreso Extraordinario y éste convoque a la militancia para que vote por un nuevo secretario general. Reconoció que en 2014 fue el favorito de los barones para evitar el triunfo del vasco Eduardo Madrina, y que lo consideraban como un secretario provisional hasta que Susana Díaz tomara el liderazgo.
Las reacciones en el PSOE ante sus declaraciones en TV han sido furiosas. El asunto de fondo es que Sánchez ha venido a reconocer que el PSOE ha actuado bajo la dirección del poder financiero y algunas empresas. La furia se ha multiplicado en sectores dirigentes del PSOE de claro signo nacionalista español, al escuchar como Pedro Sánchez aseguraba en la entrevista que Catalunya es una nación y España una nación de naciones (también el País Vasco es una nación, dijo).
LA BATALLA DE PEDRO SÁNCHEZ
Su posición es delicada. Pretende reconstruir el PSOE, desafiando a los barones, y para ello afirma que recorrerá toda España. Su problema es que no cuenta con ninguna plataforma institucional o partidaria para lograr su objetivo. En todo caso, su pulso, su desafío a quienes han tomado el partido mediante un golpe interno, cuenta con muchos apoyos de las bases. Las encuestas le dan la razón e indican un malestar generalizado entre los votantes del PSOE. Ahora bien, los barones, con Susana Díaz a la cabeza y Felipe González en la sombra, moverán todos los dispositivos para evitar que Sánchez se salga con la suya.
LA CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA
Como indico en el artículo que publicará Co Latino “La caída de la socialdemocracia” el problema del socialismo español es un problema general de la Internacional Socialista. Los partidos socialistas, al menos los europeos, se dan por derrotados. Consideran que no podrán vencer el neoliberalismo y sus expresiones políticas y lo que buscan es acomodarse a una nueva realidad en la que lo que ofrecen es “domesticar” a las mayorías sociales mediante políticas que satisfagan algunas necesidades, lo que daría a los poderes económicos y financieros la tranquilidad de no temer rebeliones sociales que no puedan sujetar. Para este cometido la socialdemocracia reconvertida está en mejor posición que la derecha tradicional.
Pero como digo en el artículo citado se trata de una mutación irreversible.
EL FUTURO DE LA IZQUIERDA
Sólo si yo fuera estúpido me alegraría de la crisis del PSOE. De hecho es la derecha la que se refuerza y amenaza con gobernar muchos años. Por otro lado, aunque la izquierda representada por Unidos Podemos es crítica con el PSOE, la crisis de este último afecta también a todas las izquierdas en la misma medida en que constituye la derrota de un proyecto de cambio y de unos valores de justicia y emancipación. Toca a Unidos Podemos demostrar que el espacio de la izquierda y de sus paradigmas y proyectos están vivos. Pienso que Unidos Podemos debe hacer una reflexión sería para encontrar los caminos adecuados para un nueva hegemonía en la izquierda. No le lloverán los votos procedentes del electorado de la socialdemocracia de forma mecánica, porque sí, porque ya no hay otra izquierda. Le vendrán si sabe conectar con la sociedad y llevar sus intereses a las instituciones. Y si sabe combinar la actividad institucional con la movilización y el fortalecimiento de las organizaciones sociales.
Actualmente Unidos Podemos está en proceso de debate internos. Deberá saber gestionarlos de manera que no aparezca ante la opinión pública como una fuerza dividida sino fortalecida por la discusión,. Veremos.