Por Charlotte Plantive
Ginebra/AFP
Presionado por la ONU para mostrar sus cartas, el gobierno sirio inició el lunes en Ginebra una segunda semana de discusiones indirectas con una oposición bien determinada a plantear los asuntos molestos como cual será el destino del presidente Bashar al Asad.
Las fuerzas leales al gobierno sufrieron serios reveses en su tentativa de recuperar la ciudad antigua de Palmira (centro) de manos del grupo Estado islámico, con la pérdida de 26 combatientes a cuatro kilómetros de la «perla del desierto sirio».
Una tregua, que entró en vigor el 27 de febrero, hizo posible la reanudación de las negociaciones de Ginebra luego de una primera ronda frustrada a comienzos del año.
Pero el cese del fuego, apoyado por Estados Unidos y Rusia, no se aplica a los grupos yihadistas.
El lunes, las tensiones surgieron entre ambas potencias, pues el ejército ruso acusó al ejército estadounidense de no querer abordar el asunto del cese del fuego.
Un encuentro en Moscú, previsto esta semana entre los jefes de las diplomacias estadounidense John Kerry, ruso Sergei Lavrov y el presidente Vladimir Putin, podría limar asperezas.
Será «crucial» para la continuación de las negociaciones de Ginebra, consideró el viernes el emisario de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, que trata de encontrar una salida negociada a la guerra de ese país.
‘Madre de todas las batallas’
En cinco años, más de 270.000 personas murieron y millones fueron forzadas al éxodo por un conflicto que se internacionalizó poco a poco y en el que Rusia, aliado del gobierno de Damasco, adquirió un peso cada vez más determinante.
El anuncio sorpresivo, hace una semana, de la retirada de gran parte de las tropas rusas de Siria, fue percibida como una señal dirigida al gobierno para que participe seriamente en las discusiones de Ginebra.
Estas negociaciones buscan instalar un órgano de transición en seis meses. Este sería el encargado de elaborar una nueva Constitución y organizar elecciones antes de 18 meses.
Las interpretaciones sobre la naturaleza de este órgano de transición es la «madre de todas las batallas», según el emisario de la ONU, consciente de que las anteriores tentativas de negociaciones han chocado en este punto.
Para el gobierno, solo puede tratarse de un gobierno ampliado a algunos ministros de oposición, pero siempre dirigido por Bashar al Asad. La oposición pide un órgano que tenga plenos poderes y en el que el presidente Asad no tenga ningún papel.
El viernes, Staffan de Mistura lamentó que los negociadores de Damasco no tuvieran ninguna proposición concreta durante la primera semana de trabajo, y los invitó a suministrarles un plan «detallado de la manera como planean la transición política».
«Mistura no tiene derecho a presionar a nadie. Es el mediador en las discusiones y no debería tomar partido por nadie», replicó una fuente allegada al gobierno.
Negociadores y candidatos
La oposición, elogiada por Staffan de Mistura por sus «proposiciones substanciales», parecía dispuesta a continuar sus esfuerzos con la llegada prevista el lunes en Ginebra de su coordinador, Riad Hijab.
Pero para ella, el gobierno busca «huir de sus responsabilidades» y trata de jugar con el tiempo.
Algunas divergencias aparecieron este fin de semana sobre como va a seguir el programa de las discusiones.
Staffan de Mistura había inicialmente previsto que esta ronda se acabara el jueves por la noche y que una segunda ronda se realizara después de diez días sin pausa, o sea una reanudación alrededor del 4 de abril.
El gobierno, que organiza elecciones parlamentarias el 13 de abril, desea esperar esta fecha para reiniciar el diálogo, en la medida en que «cinco miembros de la delegación son candidatos a esas elecciones», según una fuente allegada al gobierno.