Por Pierre Taillefer
Ginebra/AFP
El gobierno sirio y la oposición mostraron profundos desacuerdos al término de una semana de negociaciones en Ginebra, troche durante la cual 1.900 personas murieron en la guerra, drugstore y la delegación del gobierno dejó planear dudas sobre la continuación de las discusiones, en espera de consultas con Damasco.
«Hemos pedido instrucciones para saber si regresaremos a Ginebra», declaró a la prensa el jefe de la diplomacia siria, Walid Muallem.
«El presidente Bashar al Asad leerá primero nuestro informe, discutirá con nosotros y luego tomaremos la decisión», afirmó el ministro.
Estas negociaciones, lanzadas bajo la presión de Estados Unidos, aliados de la oposición, y de Rusia, sostén del gobierno, deben reanudarse en principio el 10 de febrero, según el emisario internacional Lajdar Brahimi.
El jefe de la oposición siria, Ahmad Jarba, acusó el viernes al gobierno sirio de no mostrar ninguna voluntad de «compromiso serio» durante las negociaciones y advirtió que la rebelión continuará mientras el gobierno siga «agrediendo» a la población siria.
«No podemos hablar de un compromiso serio por parte de los representantes de Asad», declaró Jarba en una conferencia de prensa durante la última ronda de negociaciones en la ciudad suiza.
El jefe opositor reafirmó asimismo su voluntad de seguir combatiendo contra el gobierno de Damasco.
«Cuando el gobierno deje de agredir al pueblo con los aviones (y) los barriles de explosivos, podrá pedir que se detenga la ayuda (otorgada) a la oposición para que se defienda», afirmó Jarba.
La primera ronda de la conferencia sobre Siria culminó así sin que el gobierno y la oposición llegaran a ningún tipo de acuerdo ni se concretaran las medidas de confianza pedidas por Brahimi.
Desde el 22 de enero, fecha de inicio de las discusiones, los combates y bombardeos provocaron en el terreno la muerte de 1.900 personas. según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El conflicto, que se inició como rebelión ferozmente eprimida en marzo de 2011, dejó ya más de 130.000 muertos y millones de refugiados y desplazados.
Brahimi afirmó que la llamada conferencia de Ginebra II era un comienzo «muy modesto, pero un comienzo (…) sobre el cual podemos construir».
El mediador señaló sin embargo «algunos puntos de convergencia» y recalcó que «las dos partes han adquirido la costumbre de sentarse en el mismo recinto», aun cuando reconoció que «el despegue fuy muy díficil» y que no cabía duda de que «las posiciones importantes están muy alejadas».
El viernes la delegación del gobierno sirio lanzó un mensaje de intransigencia y la oposición recalcó que el gobierno se había visto obligado a negociar debido al levantamiento popular.
«Ni en esta ronda, ni en la próxima, ellos (los adversarios del gobierno) lograrán concesión alguna (…) No conseguirán a través de la política lo que no han obtenido por la fuerza», dijo el ministro sirio de Información, Omran al Zohbi, ante unos 250 partidarios del gobierno que se manifestaban ante la sede de la ONU en Ginebra.
Por su parte, el portavoz de la delegación de la oposición en la conferencia de paz Ginebra II, Luai Safi, afirmó que el gobierno se ve «obligado a negociar».
«El hecho de que el gobierno se vea obligado a venir a Ginebra es el resultado del combate del pueblo sirio», dijo.
El jefe de la Coalición de la Oposición Siria, Ahmad Jarba, viajará a Moscú el 4 de febrero, en su primera visita oficial a este aliado del gobierno sirio, anunció la oposición, que también anunció su presencia en la Conferencia de Seguridad de Múnich de esta semana.
Tras las advertencias de Estados Unidos y Francia, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) consideró que el ritmo de evacuación de las armas químicas del territorio sirio debía acelerarse.
«La necesidad de acelerar el ritmo de este proceso es evidente», sostuvo el director general de la OPAQ, Ahmet Uzumcu, durante una reunión el jueves del Consejo ejecutivo de este organismo, citado en un comunicado el viernes.
De momento, solo se ha evacuado de Siria menos del 5% de las armas más peligrosas, en dos cargamentos, el 7 y el 27 de enero, para ser destruidas en alta mar.
Llegado el momento de hacer balance de esta primera ronda de negociaciones, el primer resultado tangible es que las dos partes se hayan sentado a una misma mesa y hayan hablado por primera vez tras casi tres años de guerra.
«La oposición salió más bien reforzada, se puede observar que durante la conferencia ya no ha habido ninguna declaración negativa contra la delegación por parte de algunos grupos armados en Siria», coincidió un diplomático occidental bajo condición de anonimato.
Pero la delegación gubernamental sigue negándole su legitimidad a la Coalición opositora.
«La parte del otro lado de la mesa debe ser representativa de los sirios (…). Fue un error por parte de Naciones Unidas invitar a los representantes de esta fracción de la oposición e ignorar a las otras; debe rectificar para la próxima ronda», consideró el viceministro sirio de Relaciones Exteriores, Husam Ala, en una entrevista con el diario suizo Le Temps.
Ninguna de las «medidas de confianza» que solicitaba el mediador Brahimi en el terreno humanitario se ha alcanzado, ni siquiera el abastecimiento de Homs o, como propuso el gobierno, la evacuación de las mujeres y los niños de esa ciudad.