Washington/AFP
El gobierno de Donald Trump anunció el jueves la cancelación de la política impulsada por su antecesor, Barack Obama, para permitir a millones de inmigrantes ilegales, padres de niños nacidos en Estados Unidos, a permanecer en el país.
Esta política de 2014, conocida como DAPA (Acción Diferida para Padres de Estadounidenses y Residentes permanentes Legales), buscaba ayudar a las familias de los hijos de los llamados «dreamers» a permanecer juntos, sin la amenaza de ser deportados.
La DAPA nunca se implementó luego de que 26 estados presentaran con éxito una demanda en una corte federal de Texas para bloquearla, un fallo que mantuvo la Suprema Corte tras una apretada votación.
La DAPA hubiera alcanzado, según algunas estimaciones, a unos 4 millones de personas, aquellos con hijos nacidos en Estados Unidos que se encontraban en el país antes de 2010.
El Departamento de Seguridad Interior anunció el abandono de la DAPA, con el apoyo del Departamento de Justicia. El secretario de Seguridad Interior, general retirado John Kelly, aseguró que «no hay un camino verosímil en el futuro para litigar contra la actual política prohibicionista».
No obstante, se mantiene la política de 2012 de Obama conocida como DACA (Acción Diferida para Ingreso de Menores), que permitía a las personas que ingresaron al país ilegalmente como niños a permanecer y estudiar o trabajar con permisos renovables cada dos años.
Kelly no precisó si el gobierno tenía la intención de reemplazar la DAPA por otra medida que permita a las familias que viven en el país desde hace décadas mantenerse unidas y eludir la deportación.
La iniciativa tiene lugar en medio de una dura ofensiva contra la inmigración ilegal ordenada por el presidente Donald Trump, quien prometió durante la campaña electoral expulsar a la mayoría de los once millones de personas que viven ilegalmente en Estados Unidos, a pesar de que muchas de ellas están instaladas en el país desde hace décadas, tienen empleo estable y crearon una familia.