Por Francisco Jara
La Habana/AFP
El gobierno de Colombia y las FARC volverán este martes dialogar en Cuba para intentar relanzar el proceso de paz, que quedó al borde del naufragio por la captura de un general, por parte de la guerrilla comunista, que tras ser liberado pidió jubilarse de las fuerzas militares.
Las delegaciones del gobierno y la guerrilla, encabezadas por Humberto de la Calle e Iván Márquez, harán una «evaluación fría» del proceso de paz, que durante dos años avanzó a paso firme -aunque lento- hasta que las FARC capturaron al general Rubén Alzate y sus dos acompañantes, el 16 de noviembre, a los que liberaron hace dos días.
«Los sucesos recientes, que demuestran la fortaleza del proceso y la capacidad de superar obstáculos desde La Habana, nos deben llevar a dar un salto hacia adelante», dijo De la Calle.
Esta es la primera reunión de ambas delegaciones en un mes y tendrá lugar un día después de que el general pidiera jubilarse y admitiera que se equivocó al aventurarse sin escolta en una remota zona selvática controlada por la guerrilla en Chocó, en el noroccidente de Colombia.
Para retomar las negociaciones el presidente Juan Manuel Santos exigía la liberación del general, la abogada Gloria Urrego y el cabo Jorge Rodríguez, lo que ocurrió el domingo cuando los rebeldes los entregaron a delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y de los garantes del proceso de paz, Cuba y Noruega.
Cinco días antes las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor guerrilla de ese país, habían liberado a otros dos soldados capturados en la región oriental de Arauca.
Las FARC llamaron a «rediseñar las reglas de juego» de las negociaciones para que «ningún suceso bélico» cause otra interrupción. Alzate es el militar de mayor rango caído en poder de la guerrilla en medio siglo de conflicto armado.
«El gobierno rompió el puente de confianza», dijo a la AFP Iván Márquez, quien propuso «blindar el proceso (de paz) pactando el armisticio», reiterando una vieja demanda que lanzó la guerrilla al partir las negociaciones de La Habana, el 19 de noviembre de 2012.
Santos ha rechazado suspender las hostilidades mientras se desarrollan las negociaciones, que buscan acabar el más antiguo conflicto armado en el continente, que ha dejado 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados.
El mandatario considera que la guerrilla aprovecharía una tregua para fortalecerse militarmente.
«Etapa de letargo»
Al interrumpirse las negociaciones las partes debatían sobre reparación de las víctimas, tras haber consensuado tres de los seis puntos de la agenda: reforma rural (mayo de 2013), participación política (noviembre de 2013) y drogas ilícitas (mayo de 2014).
«Creo que el proceso de paz entra en una etapa de letargo, no solamente por las fiestas de Navidad y Fin de Año, sino de manera particular porque las FARC van a sacar partido de la liberación humanitaria buscando un espacio para negociar un cese al fuego bilateral o un armisticio parcial», declaró a la AFP el académico Jairo Libreros, de la Universidad Externado de Colombia.
«La agenda que se venía discutiendo pasa a un segundo plano, y el tema del armisticio pasa a ser un tema central», añadió.
Un diplomático que sigue el proceso de paz dijo que la captura de Alzate significó un «doble» golpe para el Ejército colombiano: «le toman prisionero a un general y más encima (…) no lo pudieron rescatar, debiendo acudir a ‘la buena voluntad’ de la guerrilla».
«Como lo he escuchado varias veces, ‘si la guerrilla no pierde, gana; si el Ejército no gana, pierde’. Así es la vida», declaró el diplomático a la AFP bajo condición de anonimato.
Santos dijo que los negociadores harán este martes «una evaluación fría, objetiva, para ver cómo podemos continuar» con el proceso de paz.
Estados Unidos se declaró «optimista» el lunes de que ambas partes sellarán la paz en 2015, pero la liberación del general no terminó con las complicaciones, pues unas imágenes de Alzate siendo abrazado por un comandante guerrillero al momento de su liberación molestaron al gobierno.
Las negociaciones fueron suspendidas cuando ambas partes se aprestaban a conformar una nueva «subcomisión» -integrada por jefes militares de ambos bandos- para avanzar en el siguiente punto de la agenda, el desarme.
Aparte de los puntos sobre víctimas y desarme, queda por consensuar el mecanismo de refrendación de un eventual acuerdo de paz.