GOES demuele Monumento a la Reconciliación Nacional

Gabriela Sandoval
@Gabriela_Sxndo
Colaboradora

El Monumento a la Reconciliación Nacional fue demolido la mañana del miércoles 3 de enero por órdenes del Gobierno. Según detalló el Ministerio de Obras Públicas, la demolición se llevó a cabo para construir un “nuevo espacio público”.

El Monumento a la Reconciliación Nacional, simbolizaba la paz y el fin del conflicto armado, se elaboró en conmemoración del 25 aniversario de los Acuerdos de Paz, firmados el 16 de enero de 1992 entre la ex guerrilla del FMLN y el Gobierno de turno, en el Castillo de Cahpultepec, México.

El monumento representaba una metáfora democrática, la cual mostraba a un hombre y una mujer en traje de fatiga (un soldado y una guerrillera), desarmados, caminando juntos para simbolizar la reconciliación entre los bandos durante el conflicto armado, y con una figura de una mujer desnuda desde la cintura hacia arriba en la parte posterior, que representaba a la ciudadanía.

El concepto del monumento fue elaborado por el escultor salvadoreño Napoleón Alberto, y su ejecución contó con la colaboración de estudiantes universitarios y reos en fase de confianza que participaron en la elaboración de las baldosas y el gramóquín de la plaza. La Iglesia Católica también contribuyó al proyecto al entregar 33 cajas de llaves en desuso para la construcción del monumento de bronce.

La idea del desmantelamiento se remonta a julio de 2020, cuando el presidente Nayib Bukele expresó su desaprobación hacia el Monumento a la Reconciliación, calificándolo como “horrible” y el proceso de paz como una “farsa”.

Aunque la idea se dio en junio de 2020, el proceso de demolición, según fotografías presentadas por el periódico digital elsalvador.com, comenzó hasta finales del 2021, y de manera sorpresiva, los trabajadores del MOPT abandonaron la tarea; sería hasta el 3 de enero de 2023 que llevarían a cabo el desmantelamiento definitivo.

Desde la lógica de Bukele, al desmantelar el monumento borra también los doce años de guerra civil, y sobre todo, el proceso de diálogo negociación que terminó con esa guerra producto de la firma de un Acuerdo de Paz, que fue aplaudido por las Naciones Unidas, y tomado como ejemplo en otros procesos de pacificación.

A Bukele se le olvida que la guerra civil la hicieron hombres y mujeres que estuvieron en bandos enfrentados, y desde su participación sus vivencias serán traspasadas de generación en generación, por lo que la destrucción del muro de la reconciliación será otro elementos más en la historia reciente que también será transmitido.

El ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, justificó la demolición al considerar que el espacio no era visitado y lo calificó como un “monumento a la corrupción”, citando el costo de construcción y críticas del escultor sobre aspectos técnicos.

La remoción del monumento se enmarca en el proyecto del Ministerio de Obras Públicas, que tiene como objetivo transformar el área en un nuevo espacio público. Se prevé la creación de 2.5 kilómetros de espacios ciclopeatonales que conectarán la calle La Mascota y el bulevar Merliot, así como la incorporación de un anfiteatro, iluminación subterránea, zonas comerciales, plataformas peatonales y un pequeño anfiteatro con instalaciones cinematográficas, dijo el funcionario.

Esta decisión tomada pocos días antes de la celebración de los 32 años de la firma de los Acuerdos de Paz generó opiniones divididas en la población, con críticas y apoyos a la medida tomada por el MOPT.

Según Nayib Bukele, en su cuenta de X (ex Twitter), “El supuesto ‘monumento a la reconciliación’, inaugurado por el gobierno del FMLN en 2017; no solo era estéticamente horrible, sino que glorificaba el pacto entre los asesinos de nuestro pueblo, para repartirse el pastel; ha sido demolido”.

La diputada del FMLN, Anabelle Belloso, expresó que el Gobierno muestra desinterés en la memoria histórica y acusó a la administración de Bukele de mantener un país dividido a través de discursos cargados de odio.

La demolición de este monumento se une a una serie de actos dirigidos por Nayib Bukele, quien, desde que asumió la presidencia el 1 de junio de 2019, ha mantenido una constante ofensiva contra sus adversarios políticos de Arena y FMLN, manifestando además su desaprobación hacia todo lo que tenga que ver con el legado de los gobiernos anteriores, y a toda costa quiere borrar la historia.