Mirna Jiménez
Diario Colatino
El politólogo y profesor Danilo Miranda plantea una visión diferente sobre los Acuerdos de Paz, firmados hace 25 años, al señalar que los grandes grupos empresariales locales son los grandes ganadores de la guerra, pues se fortalecieron y consolidaron luego del fin del conflicto.
“El desafío originario (de la guerrilla) era ellos. Los militares no eran al final quienes dirigían el país ellos estaban en los puestos y tomaban decisiones y tenían margen de maniobra pero en función de los intereses de estos grandes cafetaleros”.
Para el profesor de la UCA, los Acuerdos de Paz no lograron arrancar las raíces del conflicto y la explosividad social está presente. “Prácticamente la violencia en El Salvador se ha mantenido en niveles extremos desde que se firmaron los Acuerdos de Paz”, afirmó.
Según Miranda, el objetivo central del levantamiento armado que se originó en El Salvador a partir de 1980 y que culminó en 1992, era el quiebre y sustitución de las estructuras de poder que han dominado y controlado por décadas el país.
“Una vez, en los años noventa, inician una serie de reformas que les permiten la recomposición del capital. Bueno, la privatización de la banca hace que estas grandes familias, los mismos apellidos de siempre, probablemente la segunda generación, tercera o cuarta del linajes, algunas que vienen del siglo XIX, se pueden observar en todas las juntas directivas de los bancos privatizados”, señaló el académico de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), durante un programa de canal 10. Luego de esas primeras medidas vienen otra serie de reformas encaminadas a la reconcentración económica como la privatización de las pensiones y otras “que debilitan al Estado y que además perjudican en la relación capital trabajo, a los trabajadores”.
Miranda señaló que ya investigaciones de la UCA comprueban que el capital ha ganado terribles beneficios y la concentración económica de esos grupos de poder es impresionante desde que se iniciaron las medidas a principios de los años noventa.
“Ahora se habla de 160 multimillonarios (en el país) que concentran y poseen un equivalente del 87% del Producto Interno Bruto (PIB). Eso ya puede dar una idea de quiénes fueron los grandes ganadores o los grandes beneficiarios de la guerra”, recalcó.
El tema del poder o de la propiedad de los medios de producción y de cómo se iba a conducir el país en el tema económico, eso no se tocó en la mesa de negociaciones, o se abordó como dicen algunos negociadores, pero no les dio la fuerza, destacó.
Según Miranda, tampoco los grandes grupos de poder se salieron totalmente con la suya porque se tuvieron que aguantar la implementación de un sistema representativo electoral lo que le da cierto espacio de representación a gente que había estado excluida de participación antes de la guerra. “Ese podría ser uno de los grandes logros, que se abre la participación política”.
Para el politólogo, lo que se puede ver después de 25 años de firmados los acuerdos es que si bien las elecciones permitieron el acceso de la oposición, no permiten que se transforme el país
desde el Gobierno. «Es decir, no es el poder del pueblo sino el poder de ciertos representantes del pueblo e instituciones que diluyen mucho esa posibilidad que el pueblo sea quien dirija», dijo.
Sostuvo también que los procesos electorales en el país siguen el mismo formato de otros lugares donde el que tiene más apoyo de los capitales para divulgar sus ideas termina imponiéndose. Al igual que en muchas otras partes del mundo, explicó, los procesos electorales han “terminado al final subordinados a grupos de poder”.
“Si los grandes capitales son los que pagan las elecciones, evidentemente los tomadores de decisiones van a responder a ellos, entonces somos iguales todos a la hora de ir a las urnas pero a la hora de hacer la obra púbica se hace donde se valorizan las grandes inversiones capitalistas, pero las escuelas públicas están en la precariedad», lamentó.