Por Katerina Nikolopoulou
Atenas/AFP
El parlamento griego aprobó este domingo nuevas medidas de austeridad reclamadas por sus acreedores a cambio de un nuevo tramo del rescate a su economía, antes de una reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro prevista el martes en Bruselas.
Más de 10.000 personas, según la policía, se manifestaron en Atenas frente al parlamento, donde los 153 diputados (de un total de 300) de la coalición de gobierno aprobaron el proyecto de ley.
En la capital los transportes públicos estuvieron bloqueados durante todo el fin de semana para protestar contra las medidas, que siguen siendo muy impopulares. «Todo el mundo se verá afectado por la tormenta», vaticinó el diputado Kyriakos Mitsotakis, líder de Nueva Democracia (derecha).
El proyecto de ley aprobado este domingo incluye un mecanismo de corrección automático del déficit y nuevas medidas para acelerar las privatizaciones y aumentar los impuestos indirectos.
El texto de 7.000 páginas ya había sido adoptado el viernes en una comisión parlamentaria, únicamente con los votos de la mayoría gubernamental, formada por el partido de izquierda Syriza del primer ministro Alexis Tsipras, y por el pequeño partido soberanista Anel.
Sin embargo una de las diputadas de Syriza, Vassiliki Katrivanou, votó en contra de varios artículos del proyecto de ley y luego anunció su dimisión afirmando que su partido está «implementado medidas políticas que van en contra de nuestros valores esenciales»,
Tsipras afirmó el domingo que «es la primera vez que los sacrificio parecen tener una oportunidad de haber merecido la pena (…) es la primera vez que la cuestión de la deuda se trata con la atención adecuada en las instituciones internacionales».
El objetivo del gobierno griego es que estos nuevos sacrificios permitan poner de nuevo en marcha el plan de rescate acordado en julio pasado euro pero que lleva meses bloqueando.
Reticencia de Alemania
Grecia espera ahora que el martes su acreedores otorguen un nuevo tramo de ayuda de 5.400 millones de euros y reduzcan además parte de la enorme deuda del país, que representa el 180% de su Producto Interior Bruto.
Los ministros de Finanzas de la zona euro, reunidos el 9 de mayo, abrieron la vía al nuevo tramo del rescate mientras el FMI sigue presionando a los europeos para que cedan.
Pero Alemania sigue siendo muy reticente a la reducción de la deuda y no quiere hablar de ello hasta 2018, cuando haya terminado el programa de rescate en curso y sobre todo hayan pasado las elecciones legislativas alemanas de 2017.
Grecia ha tenido que aceptar el llamado mecanismo automático de corrección presupuestaria que se activará si el gobierno incumple su objetivo de 3,5% de déficit primario (sin incluir el pago de los intereses de la deuda) para 2018.
El mecanismo, incluido en un enmienda al proyecto de ley y llamado ‘koftis’ (alicates) por los griegos, se activará cada año automáticamente hasta 2018 en caso de desvío del objetivo, a menos que el ministerio de Finanzas haga recortes selectivos (que no incluyen los gastos sociales).
El proyecto de ley también crea una autoridad independiente para luchar contra el fraude y la evasión fiscal, aumenta un punto, hasta 24%, el IVA de una serie de bienes, y crea a partir de 2018 un nuevo impuesto al sector hotelero.
También está previsto un nuevo fondo para acelerar las privatizaciones y mejorar su gestión. Ese fondo, llamado Sociedad de Participaciones Públicas, fue una exigencia de Alemania en julio de 2014, cuando se cerró el acuerdo de un nuevo rescate de la UE y el FMI para evitar la quiebra de Grecia y su salida del euro.
A pesar del descontento social y de la advertencia de muchos economistas de que las estas medidas podían llevar a la recesión, el gobierno ya había convencido 9 de mayo a los 153 diputados de su coalición a votar una reforma de las pensiones y otra del impuesto sobre la renta, también exigidas por los acreedores.