Miami/dpa
En ocho segundos, sovaldi los cinco jugadores de los San Antonio Spurs tocaron la pelota. Seis pases para que el argentino Manu Ginóbili lograra una canasta sencilla. La acción, en el tercer partido de la final de la NBA y con el futuro campeón anotando el 90,5 por ciento de los lanzamientos, fue en 2014 el reflejo del juego un equipo convertido en modelo.
Se compara a los Spurs con una orquesta en la que su director es Gregg Popovich, más aliviado que feliz por la exhibición de su equipo en la final ante Miami Heat y por ganar su quinto anillo de campeón.
Los Spurs, con el mismo plantel, vengaron en junio la dolorosa caída ante Miami Heat en 2013 y se confirmaron como el equipo de baloncesto de más éxito en los últimos 15 años.
Es el “Sistema Spurs”, la “Cultura Spurs”, implantada, entre otros, por el áspero Popovich, innovador, metódico y pese a su éxito, mucho menos mediático que Phil Jackson o Pat Riley, a los que tiene poco que envidiar. A diferencia de ellos, ha construido una dinastía en un mercado pequeño, alejado de las posibilidades de una gran metrópoli.
“Pop” lleva 17 años dirigiendo a los Spurs, que suman 17 temporadas en los playoffs y cinco anillos (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014). A sus 65 años, es el técnico que más tiempo lleva en el banquillo entre los 122 equipos de las cuatro ligas profesionales de Estados Unidos.
“Ganen o pierdan lo hacen con clase y de la forma correcta”, alaba el técnico a sus jugadores, quienes ejecutan sus sistemas.
“Es un concepto de juego. Hay muchos intangibles”, afirma Matt Bonner. “No somos un equipo atlético. Lo que tenemos es nuestro sistema y nuestra inteligencia”, agrega el brasileño Thiago Splitter, uno de los numerosos extranjeros de un conjunto multinacional con dos franceses, un italiano, un argentino, dos australianos, una estrella de Islas Vírgenes y la primera mujer de la historia como asistente.
Tras la derrota en 2013 ante Miami en una final que parecía tener en la mano en la recta final del sexto encuentro, Popovich sublimó el sistema de los Spurs: ningún jugador superó los 30 minutos de media en la liga regular y la pelota voló de mano en mano gracias a la generosidad de todos sus astros.
“Tantas veces promovemos al jugador individual (…) Y dejamos de lado algo realmente único y especial: el equipo”, dice Magic Johnson en el inicio de un video colgado en Youtube, “The Beautiful Game”, que refleja el juego moderno de los Spurs. Y en él no se incluye la exhibición dada en la final ante el Heat de LeBron James, que tras la derrota decidió comenzar una nueva etapa regresando a Cleveland.
“Una obra maestra”, definió el 4-1 el argentino Fabricio Oberto, ex jugador de los Spurs y aún cercano al equipo.
Los Spurs son el modelo para todos. Así lo demuestra Golden State Warriors, el equipo de moda, dirigido ahora por Steve Kerr, quien fue pupilo de Popovich.
“Yo sólo tuve la suerte de elegir en el draft a Timmy”, afirma siempre “Pop” quitándose méritos y dándoselos a Tim Duncan, número uno del draft en 1997. Desde que el pívot, quizás la estrella con menos glamour en la NBA, se incorporó al equipo en la temporada 1997-1998 los Spurs han ganado más del 70 por ciento de los partidos, el mejor récord de todo el deporte profesional de Estados Unidos en ese periodo.
Duncan ha formado una gran alianza con Popovich, pero especialmente sobre la cancha con sus dos principales socios: Ginóbili y el francés Tony Parker. Los tres llevan 12 años juntos y van camino de convertirse en el trío con más triunfos de la historia de la liga superando a Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, los ases de los Boston Celtics de los ‘80.