Damasco/AFP
El grupo Estado Islámico (EI) confirmó su triste reputación de destructor del patrimonio mundial devastando y saqueando tesoros de la ciudad antigua siria de Palmira, donde ya causó estragos el año pasado.
En el otro frente de la guerra en Siria, el grupo yihadista rival, Fateh al-Sham (ex-Frente al Nusra, rama siria de Al Qaida), fue bombardeado desde el aire en la provincia septentrional de Alepo. Murieron al menos 40 de sus combatientes.
Más de un mes después de haber reconquistado Palmira a las fuerzas del gobierno de Bashar Al Asad, el EI llevó a cabo nuevas destrucciones en esta ciudad de la provincia central de Homs, inscrita por la Unesco en el patrimonio mundial de la Humanidad.
«Fuentes locales nos informaron que Dáesh (acrónimo en árabe del EI) destruyó el Tetrápilo, un monumento de 16 columnas, y fotografías por satélite recibidas (el jueves) de nuestros colegas de la Universidad de Boston muestran daños en la fachada del teatro romano», declaró a la AFP Maamun Abdelkarim, director de Antigüedades.
El Tetrápilo se construyó en la época de Diocleciano, al final del siglo III. Era un cuadrado con cuatro columnas en cada esquina. De las 16 columnas sólo había una de la época, las otras las reconstruyó en cemento el servicio de Antigüedades sirio en 1963. Las originales eran de granito rosa procedente de Egipto.
Destrozos y ejecuciones
El teatro romano cuenta con nueve filas de gradas. Data del siglo I de nuestra era. Durante la primera ocupación de la ciudad, de mayo de 2015 a marzo de 2016, el EI lo usó para las ejecuciones públicas.
«Desde el primer día me esperaba lo peor. Ya fuimos testigos del terror durante la primera ocupación de la ciudad y francamente no pensaba que Palmira fuese a ser ocupada por segunda vez», añadió Maamun.
«La batalla por Palmira es cultural y no política. Nunca entendí cómo es posible que la comunidad internacional y los actores del conflicto sirio aceptasen que Palmira cayera», añadió.
La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, denunció «un crimen de guerra y una inmensa pérdida para el pueblo sirio y la humanidad».
Rusia calificó este viernes de «verdadera tragedia» estas destrucciones, y lamentó que «los actos bárbaros continúen» en Palmira.
En mayo de 2015, el EI se apoderó por primera vez de Palmira, destruyendo los más bellos templos de la ciudad milenaria, el Arco de Triunfo, varias torres funerarias y el León de Palmira.
Este grupo ultraradical, responsable de atrocidades en las zonas que controla, ejecutó en Palmira a 280 personas, antes de ser expulsado del lugar por el ejército sirio y su aliado ruso a fines de marzo de 2016.
Pero el 11 de diciembre, los yihadistas recuperaron Palmira, tras una gran ofensiva.
En el desierto, en los alrededores de Palmira, prosiguen los combates entre yihadistas y fuerzas del gobierno. Desde hace semanas el EI intenta avanzar hacia el aeropuerto de Tayfur para cortarle al ejército el acceso a la carretera que une Palmira con la ciudad de Homs.
«No es realista» excluir a Asad
En otro frente militar, al oeste de la provincia de Alepo, más de 40 miembros de Fateh al Sham murieron en bombardeos contra sus campamentos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que no precisa quien efectuó esos ataques aéreos.
Por otro lado, Turquía admitió por primera vez que no es «realista» buscar una solución al conflicto sirio sin el presidente Asad, cuya salida había exigido durante mucho tiempo.
«La situación ha cambiado de forma espectacular y Turquía no puede insistir en una solución sin Asad. No es realista», declaró el vice primer ministro turco Mehmet Simsek, en el Foro económico mundial de Davos.
En fin, al menos cinco soldados turcos murieron en un ataque con coche bomba del grupo EI en Al Bab, un bastión de los yihadistas en el norte de Siria, informó el viernes la agencia de prensa Dogan.
Turquía lleva a cabo una ofensiva militar en el norte de Siria contra el «terrorismo» del EI y contra las milicias kurdas.