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Grupo yihadista EI pierde su última ciudad en Siria

Por Rouba El Husseini

Beirut/AFP

El grupo yihadista Estado Islámico (EI) perdió el jueves la última ciudad que quedaba bajo su control en Siria, tras haber sido expulsado de Bukamal por la tropas del gobierno y sus aliados en una operación relámpago.

El «califato» que el EI había proclamado en extensos territorios de Siria e Irak conquistados en 2014 está hecho trizas y la organización yihadista está siendo acorralada en una zona fronteriza entre los dos países.

Tras su auge en 2014, el grupo ultrarradical fue blanco en el último año de múltiples ofensivas efectuadas por diferentes fuerzas, con el apoyo ruso y estadounidense, que han logrado expulsarlos de las zonas ocupadas.

El jueves, perdió Bukamal, situada en la provincia de Deir Ezzor, en el este de Siria, cerca de la frontera iraquí.

«Las unidades de nuestras fuerzas armadas, en cooperación con las fuerzas supletorias y aliadas, liberaron la ciudad de Bukamal», anunció el ejército sirio en un comunicado.

Después de varias semanas de una ofensiva respaldada por la aviación rusa, las tropas del gobierno y sus aliados lograron entrar el miércoles por la tarde en esta ciudad.

Hezbolá e iraquíes

«La liberación de la ciudad de Bukamal reviste una gran importancia porque supone el fracaso del proyecto del grupo terrorista EI en la región», precisó el ejército.

Según la oenegé el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), la ofensiva fue llevada a cabo por las fuerzas prorgobierno: milicianos iraquíes, Guardianes de la Revolución iraníes y combatientes del Hezbolá libanés.

Tras violentos combates, «el EI se retiró hacia el este de la provincia de Deir Ezzor» donde los yihadistas todavía están presentes en zonas desérticas, señaló a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.

«El Hezbolá, los Guardianes de la Revolución y combatientes iraquíes representan la columna vertebral de las fuerzas» que expulsaron al EI de Bukamal, según el responsable.

Al otro lado de la frontera, en Irak, el EI controla la localidad de Rawa y sus alrededores desérticos.

Cerca del puesto fronterizo iraquí de Al Qaim, próximo a Bukamal y recientemente reconquistado por el EI, se oyeron explosiones, constató un periodista de la AFP.

En estos últimos días, las fuerzas contra el EI a uno y otro lado de la frontera sirio-iraquí coordinaron sus acciones.

Combatientes del Hezbolá chiita cruzaron el miércoles la frontera iraquí, «con la ayuda de unidades de las fuerzas paramilitares iraquíes de Hashd Al Shaabi para rodear Bukamal y cercarla por el norte», según una fuente cercana a las milicias prorgobierno.

Hashd Al Shaabi, dominada por las fuerzas chiitas, ayuda a las fuerzas gubernamentales iraquíes en su lucha contra el EI.

El EI sigue presente en la provincia de Deir Ezzor y en algunos pueblos y aldeas y controla al menos un campo de petróleo, según el OSDH.

La amenaza yihadista continuará

En el este de la provincia de Deir Ezzor, los combatientes kurdos y árabes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apoyadas por Estados Unidos, llevan a cabo otra ofensiva contra los yihadistas, en el flanco este del río Éufrates, que divide la provincia.

En otras partes de Siria, el EI además está presente en dos barrios periféricos de Damasco, Yarmuk y Hayar al Aswad, y en algunas zonas de la provincia central de Homs y el sur del país.

En visita a Emiratos Árabes Unidos, el presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo país participa en la coalición internacional antiyihadista, estimó que la victoria militar contra el EI sería total en «los próximos meses» en Irak y en Siria, pero insuficiente para erradicar la amenaza yihadista.

El jefe del grupo de trabajo humanitario de la ONU para Siria, Jan Egeland, deploró por su parte el «pesado tributo» que han pagado los civiles en esta larga ofensiva para desalojar al EI de sus últimos feudos.

El conflicto en Siria estalló en 2011, con la represión por parte del gobierno de Bashar Al Asad de las manifestaciones contra el poder, y fue volviéndose cada vez más complejo al involucrarse países extranjeros y grupos yihadistas, en un territorio cada vez más dividido.

Desde entonces, dejó más de 330.000 muertos y millones de desplazados y refugiados.

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