Múnich/dpa
Josep Guardiola consiguió mantener vivo de milagro su sueño de despedirse con gloria del Bayern Múnich a final de temporada con el título de Liga de Campeones en su haber, una copa que se le resiste desde que tomó las riendas del campeón alemán en 2013.
El español levantó los puños y lanzó un beso a su mujer, Cristina. Impresionado por una inolvidable noche y aliviado enormemente, el catalán alabó la «mentalidad alemana».
Bien es verdad que los bávaros están acostumbrados a lograr el pase a cuartos de final de la máxima competición europea, pero en esta ocasión era más que una clasificación, se trataba del sueño del técnico de poder salir por la puerta grande.
El triunfo ante la Juventus de Turín impidió una eliminación que habría marcado un doloroso final simbólico de la era Guardiola, que a fin de temporada se marcha al Manchester City. El campeonato de liga, la Copa Alemana y la Liga de Campeones sigue siendo posible para Guardiola y el Bayern Múnich.
«Necesitamos dos o tres días para darnos cuenta de ello. Marcamos cuatro goles ante un equipo italiano. ¡Guau!», comentó Guardiola extasiado por la remontada de infarto hasta lograr el 4-2 en la prórroga, después de ir perdiendo 2-0 y empatar en el último minuto.
Encantado con el loco transcurso del partido, el catalán de 45 años no quiere hablar de momento sobre sus preferencias de rival en Liga de Campeones.
En el sorteo del viernes se sabrá si Guardiola tiene que volver a enfrentarse a su antiguo club, el Barcelona. Sin embargo, también podría cruzarse con su futuro club, el Manchester City, o con el otro equipo alemán aún en lucha, el Wolfsburgo.
«El sorteo me da igual. Todos los equipos tienen su calidad, pero estamos ahí», declaró un agotado Guardiola, que condujo su coche a través de Múnich absorto en sus pensamientos dos horas después del pitido final del partido del miércoles.
Guardiola puede volver a soñar con una despedida gloriosa. «Seguimos en la carrera en las tres competiciones. Seguimos vivos, nuestro sueño sigue vivo», resumió el jefe del Bayern, Karl-Heinz Rummenigge, tras una victoria con «moral y carácter».
Los delanteros Robert Lewandowski (73′) y Thomas Müller (91′) salvaron al Bayern Múnich y forzaron la prórroga en la que Thiago Alcántara (108′) y Kingsley Coman (110′) se encargaron de lograr finalmente el pase a cuartos de final.
En medio de una desbordante alegría, Rummenigge se sintió obligado a acabar con un insólito debate sobre los títulos desencadenado por unas declaraciones del ex presidente Uli Hoeness en las que decía que Guardiola quiere ganar a toda costa el triplete.
El deseo está bien, pero el cuarto campeonato consecutivo es «históricamente visto como el gran objetivo», explicó el director deportivo del Bayern, Matthias Sammer. «Que debemos ganar el triplete es un disparate, ni más ni menos», agregó.
Rummenigge intentó calmar las aguas alegando que hubo algún que otro malentendido. «El triplete es tan raro como el (sello postal) Mauricio azul, posiblemente aún más raro», aseguró el jefe del Bayern.
En lugar de caer eliminados en semifinales ante el Real Madrid (2014) y ante el Barcelona (2015), el Bayern a punto estuvo de decir adiós a la máxima competición europea antes de tiempo.
Por el contrario, Guardiola pudo presentarse ante la prensa después del partido para recordar los capítulos oscuros delfútbol alemán. «Conozco la historia de los alemanes ante equipos italianos», recordó el catalán con la mirada puesta en las amargas derrotas de la selección alemana en la Eurocopa y en el Mundial, así como del Bayern en Liga de Campeones.
«El 99 por ciento de la gente piensa, ya se terminó. Pero nosotros seguimos creyendo siempre en nosotros hasta el final. Somos el Bayern Múnich», declaró Lewandowski.
Todavía queda trabajo para hacer si quieren llegar a la final del 28 de mayo en Milán. «Hay que permanecer más tranquilos, no hacer errores. Eso es algo que debemos aprender, si no en algún momento no será suficiente», indicó Sammer.