Patricia Meza
@pmeza1
Desde las 6 de la mañana, en el local del 229, en la primera calle poniente y novena avenida norte, los veteranos y veteranas de guerra, sus familiares y militantes poco a poco llegaron al lugar motivados, convencidos de que la memoria histórica debe ser actualizada y que los jóvenes tienen la obligación de conocerla a través de la experiencia.
Esta convocatoria fue hecha por la Asociación Nacional de Veteranas y Veteranos de Guerra (ANVG) del FMLN. A eso de las 8.30 de la mañana los buses que transportaban a los participantes de la caminata llegaron a Guazapa, a 30 kilómetros de San Salvador . Este es un municipio gobernado por el PCN. En la guerra fue un bastión de la lucha armada entre el FMLN y las Fuerzas Armadas.
Al bajar de los buses, los caminantes recibieron un café caliente, pan y frutas, también las indicaciones de que “las columnas marcharían al paso del más lento”, como usualmente se hacía en la guerra. Esta ruta del combatiente reafirmó el legado que Hándal dejó en sus militantes, ya que demostraron unidad, solidaridad y cerraron filas para honrar su memoria y las de los compañeros caídos. Hándal murió el 24 de enero del 2004 de un infarto.
Y es que para llegar al destino se tuvo que caminar más de 3 horas. En el camino se pasó el río Guaza por medio de un puente colgante, mientras otros lo hicieron atravesando la corriente. Se esquivó el lodo de las lluvias de la noche anterior. La ruta tiene aproximadamente 14 kilómetros que es la distancia que los combatientes recorrían para llegar al primer tatú. Guazapa fue la retaguardia estratégica de conducción unitaria de las cinco fuerzas del FMLN para las tareas militares en San Salvador.
También la caminata permitió el reencuentro de viejos camaradas y la vivencia de las historias del conflicto armado que duró doce años y dejó más de 70 mil muertos y desaparecidos.
Es de destacar que aquí no importó la edad, la condición de género, ni mucho menos si los asistentes padecían alguna enfermedad, ya que la convicción era superior a la condición física.
Jorge Schafik Hándal, hijo del líder histórico se sumó a esta caminata y paso a paso siguió la ruta que los guerrilleros siguieron durante años. También participaron los hijos de los veteranos como Óscar Alvarado de 53 años, quien contó que su papá durante la guerra fue logístico en San Miguel y que siempre les enseñó a participar y colaborar con el FMLN.
Amalia Peña, Secretaría adjunta de la ANVG, afirmó que la caminata pretendía no dejar morir la memoria e involucrar a la juventud a través de la vivencia para que conozcan lo que sus padres vivieron. “Por este cerro caminamos en los 80 y esto no está escrito en los libros hay que vivirlo”, dijo Amalia, cuyo seudónimo era “Julieta” y participó en los comandos urbanos, para luego subir al cerro a combatir.
Los jóvenes deben tener conciencia de que nada es gratis y que todavía la revolución necesita seguir en la lucha, afirmó.
“Clemente Palacios”, de 60 años, se incorporó en el 79 en la Fuerzas Populares para la Liberación (FPL) y durante la guerra perdió su pie derecho en una misión en la zona sur, al explotar una mina claymore. Agregó que la participación de los jóvenes es importante porque deben seguir el proceso de “hacer Revolución”.
La caminata terminó al filo del mediodía y la mayoría pudo subir entre el cansancio y el sudor. Otros no lograron su objetivo y se quedaron descansando en una estación, a 6 kilómetros del lugar de salida.
Para los que subieron la calle se volvió empinada y serpenteada en una distancia de aproximadamente 3 ó 4 kilómetros, pero lograron llegar al primer tatú, de cinco que hay en la zona y que recuerda en donde los combatientes se refugiaban para la época del conflicto armado, principalmente de los bombardeos de la Fuerza Aérea Salvadoreña.
El hijo de Hándal se dirigió a los asistentes y reconoció el esfuerzo hecho por mantener viva la memoria histórica.
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