Por David Alfaro
14/02/2025
La dictadura de Bukele sigue perfeccionando sus estrategias de represión, y esta vez el blanco ha sido la comunidad La Floresta y sus defensores legales. A través de una maquinaria judicial controlada, la Fiscalía General de la República (FGR) ha orquestado una serie de capturas arbitrarias y acusaciones sin fundamento para silenciar voces incómodas.
Fidel Zavala: detenido por denunciar torturas y asesinatos
Fidel Zavala, líder comunitario de La Floresta y miembro de Unidehc, ha sido nuevamente capturado por el régimen. Su único «delito» ha sido hablar. Zavala, quien ya había sido encarcelado anteriormente, se atrevió a denunciar ante organismos nacionales e internacionales las torturas y asesinatos de los que fue testigo en las cárceles comunes bajo el Estado de Excepción. Su testimonio no solo expuso la brutalidad del sistema carcelario de la dictadura, sino que desnudó la narrativa oficial que vende a las cárceles como centros de rehabilitación cuando, en realidad, son espacios de torturas y asesinatos.
Ahora, Zavala vuelve a ser encarcelado, junto con otros líderes de la comunidad, como represalia directa por sus declaraciones. La captura de estas personas y los allanamientos en La Floresta no son hechos aislados, sino parte de una estrategia de amedrentamiento para que nadie se atreva a desafiar la versión oficial del gobierno.
Del encarcelamiento al exilio forzado: el turno de los abogados
Pero la persecución no se detuvo en los líderes comunitarios. La FGR ha ampliado su ofensiva contra los abogados que han defendido a los detenidos de La Floresta. Los licenciados Rudy Joya e Ivania Cruz, quienes han estado al frente de la defensa legal de los capturados, han sido acusados penalmente en el mismo caso.
Lo más revelador de esta maniobra es el momento elegido para hacerlo. La acusación formal contra ellos ocurre justo cuando ambos abogados se encuentran en España, en una gira de denuncia de las violaciones a los derechos humanos en El Salvador. No es coincidencia. Es un mecanismo calculado para obligarlos al exilio, cerrándoles las puertas de regreso al país bajo la amenaza de una detención arbitraria.
– La abogada Ivania Cruz, en comunicación directa, me relató la situación en sus propias palabras:
Ivania Cruz Joya : «Quiero comentarle que la referencia fiscal del caso es del año 2024, tiempo donde Rudy Joya y yo nos encontrábamos en el país, realizando muchas diligencias, pero nunca fuimos citados por el proceso La Floresta.
Ahora la FGR ha aprovechado nuestro viaje en España, motivados para llevar denuncias de violaciones de derechos humanos por parte de la dictadura de Bukele, para, en nuestra ausencia, realizar las capturas arbitrarias de nuestros defendidos: Fidel Zavala y los líderes de la comunidad La Floresta, además de los allanamientos.
Y ahora también se nos acusa. Esto es una manera directa de obligarnos al exilio, a quedarnos fuera del país, que no regresemos a El Salvador, infundirnos temor, ya que en el país nadie puede enfrentar un proceso justo con garantías, ni mucho menos con respeto del debido proceso y de los derechos humanos.
La verdad y la justicia están de nuestro lado, pero ahora somos perseguidos políticos.
Sin embargo, Rudy y yo tenemos el compromiso de no abandonar la lucha. Ahora nos convertimos en voceros de derechos humanos a nivel internacional y será un gusto desenmascarar a Bukele ante la prensa y la comunidad internacional».*
– La Guerra Jurídica como herramienta de dictadura
Este caso deja en evidencia el uso del Lawfare o Guerra Jurídica como mecanismo de persecución política. Ahora no sólo encarcelan a quienes denuncian abusos, sino que criminalizan a quienes los defienden. El régimen de Bukele ha convertido la FGR y el sistema judicial en un instrumento de represión, donde la presunción de inocencia es inexistente y las acusaciones se manejan como sentencias previas.
El mensaje del gobierno es claro: cualquiera que se atreva a cuestionar la dictadura, sea líder comunitario, abogado o defensor de derechos humanos, será perseguido, encarcelado o forzado al exilio.
– Pero hay otra lectura posible.
Si Bukele necesita recurrir a estas estrategias, es porque su control absoluto empieza a mostrar grietas. Las denuncias, tanto dentro como fuera del país, comienzan a poner en jaque la narrativa oficial. Y eso, por más represión que intente imponer, no lo podrá detener.