Caralvá
Intimissimun
Hace muchos años cometí el error de apoyar una guerra contra Iraq por el uso de armas de destrucción masivas y me pareció normal todo ese acontecer bélico que al final fue un desastre humanitario, años después la administración norteamericana aceptó que no existía tal situación de armas, pero el daño fue irreparable.
Los documentales de la guerra del Vietnam nos ilustraron de la defensa de una nación atacada por despiadados comunistas, ellos deseaban devorar a una nación democrática; pero la lectura de mucha literatura de la prensa norteamericana nos ilustró de la razón básica, era la hegemonía norteamericana por el sudeste asiático.
Afganistán tiene una larga historia de guerra, primero la URSS, luego EEUU con una invasión extrema que persiguió a Osama bin Laden que no residía en esa nación, sino en Paquistán, curiosamente los autores de los atentados no eran afganos sino sauditas, finalmente esa guerra terminó con un abandono de los norteamericanos; la causa de esa invasión fue el atentado terroristas del 11 de septiembre de 2001. Afganistán sigue inmerso en un desastre social.
Durante años ha existido guerras de bajo perfil, África y Medio-Oriente es teatro de operaciones militares casi interminables: Yemen, Sudan, Camerún, Etiopía, Mozambique, Israel-Palestina, Sáhara Occidental Marruecos, Sáhara del Norte-Sudán, Siria, República Centroafricana… agreguemos conflictos fronterizos o reclamos de territorio: India-China, China-Taiwan, incluso nosotros tenemos la isla Conejo ocupada militarmente.
En cada conflicto existen al menos dos opiniones encontradas, así la lectura de cada evento genera amor-odio, si agregamos el factor ideológico del siglo pasado: comunismo-capitalismo entonces derivamos en las razones para eliminar oponentes a balazo limpio, es la forma más brutal de muchos asesinatos a sangre fría… lo vivimos en nuestra guerra civil salvadoreña, matanzas de civiles, niños, ancianos, algunos de los autores incluso con monumentos o nominaciones honorarias, aún ahora muchos “voluntarios” firman expurgo de archivos históricos como la matanza del Mozote para ocultar todo registro documental, así fue la antigüedad se quemaban bibliotecas no afines al pensamiento religioso de los vencedores.
Existe al momento dos potenciales eventos nucleares: Corea del Norte y vecinos, además Israel-Irán ambos con aliados poderosos, estos últimos con armas visible e invisibles, aunque la palabra correcta sea “aceptadas o negadas”, el discurso es la seguridad de cada pueblo etc. pero derivan en excluirse mutuamente bajo las formas ideológicas, económicas, históricas, capitalistas, socialistas, religiosas etc.
La humanidad ha llegado a la máxima expresión de autodestrucción, es el fin de la historia militar, pero esta guerra nuclear solo tendrá una duración de horas.
Así llegamos a la actual Rusia-Ucrania, que no debemos limitarla a la forma ideológica, ni a la maniquea (buenos contra villanos o indios contra caras pálidas) las guerras no se limitan a un solo factor, la actual crisis es más parecida a un evento de soberanía, seguridad, temor, defensa e incluso sistema económico.
Creo que es un error involucrar al modelo capitalista porque vivimos un planeta cooperativo, tampoco los medios de comunicación deben alinearse porque perderán credibilidad; la guerra de Siria fue un gran ejemplo, la actual situación debe equilibrar la versión de ambas partes, en principio porque la geografía no se puede cambiar de un día para otro, las fronteras sí, una nación nuclear permanece en su sitio y su rival igual, hasta el último segundo histórico.
La pandemia ha demostrado nuestra incapacidad de cambiar el modelo hacia una mejor sociedad, pero también evitó la guerra nuclear, ahora parece que nos aproximamos a ese desafío de nuevo.
Es importante reconocer que los conceptos de seguridad de las naciones son interrelacionados porque la soberanía ha evolucionado en límites planetarios y no locales, el nivel de armas convencionales y nucleares nos obligan a pensar en nuevas fronteras, no es necesario escalar hacia la autodestrucción, de igual forma destruir el precario modelo económico actual, porque este perfeccionamiento es producto de siglos de evolución, los signos son evidentes: las empresas de telecomunicaciones o internet no residen en Rusia, ni las tarjetas de crédito, tampoco transacciones de bancos, las corporaciones industriales etc. ¿dónde queda la seguridad o soberanía? ahora se posee un poder extraterritorial con capacidad de desconectar a distancia, pero existen reciprocidad y nadie ganará; en conclusión, se inaugura el contrabando, nuevas monedas, estructuras sin banderas, el intercambio de bienes sin control, las mafias financieras, narcotráfico, todos sin ley.
La guerra Rusia-Ucrania es inevitable, pero existen soluciones políticas, un nuevo modelo social-capitalista se inauguró en febrero 2022.
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