Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Hace muchos meses, ambulance quizás más de un año, – en realidad no tengo control de la fecha – don Guillermo me envió cuatro de sus obras: Buscando Los Llanitos 1996; Yo nunca me olvidaré de ti 2001; Arranca cebolla 1998; Intereclipsis y otros relatos 1994, estos libros permanecieron ocultos en un archivo (de un amigo) hasta que un día durante un traslado de hogar o cualquier accidente de manipulación documental aparecieron con mi nombre, entonces aconteció un pequeño milagro, el receptor de los libros me comentó el incidente y finalmente llegaron a mi poder.
Debo agradecer a Guillermo el envío de sus valiosos textos, de los cuales comentaré: Buscando Los Llanitos y Yo nunca me olvidaré de ti. El primero en su contenido: El Santero, La Luz de la abuela, La inolvidable mañana del juego perfecto de todos los semáforos habidos y por haber, El trastorno del método, Confianza si esta cansada me lo dice, Tu pulso en mis venas, Esquina opuesta al paraíso, Pitecántropos, El laberinto múltiple de pasos que mis días tejieron, Buscando Los Llanitos. El libro en general refiere la formación religiosa de los personajes, conflictos éticos de la codicia, el amor, nostalgia infantil, opciones vitales profesionales, de igual forma en el relato El laberinto múltiple de pasos… leemos en el (fragmento) capítulo I El dilema, en el diálogo entre el Lic. Núñez y el Dr. Leiva: “- Imposible, me están esperando en Panamá, esta noche tengo una reunión con esa gente y no puedo llevar un cabo suelto”-… pág. 138, posteriormente en el capítulo II Los senderos 8 “-Después de las escrituras me pagaron en dólares, yo deposité el dinero en la cuenta que había abierto en Miami y extendí un cheque a favor de la persona que Núñez me indicó por la suma que habíamos convenido previamente, y todos felices. Al principio los escrúpulos no tuvieron oportunidad de asomarse por ningún lado, fue el temor lo que lo impidió. Tuve miedo de que algo fuera a salir mal, que el asunto involucrara algo grave, un lavado de dólares o algo parecido y que el embrollo se descubriera. Pero toda la operación estaba cubierta perfectamente. La inversión era lícita y yo no tenía por qué conocer el origen de los fondos. En cuanto a mis honorarios, el egreso estaba justificado plenamente y había un recibo amparándolo. Tenían que pagarse honorarios a un abogado allá en el país en que se estaba haciendo la inversión, esto no era un invento, había un trabajo real, tangible, porque se estaba pagando: las escrituras, las cancelaciones de las hipotecas, los sobreseimientos en los juicios”… etc. pág. 167. En general el relato fechado en noviembre de 1993 –ficción- nos recuerda el caso de “Los papeles de Panamá” en una extraña coincidencia con un lapso de veintitrés años. El segundo libro: Yo nunca me olvidaré de ti, transcurre en un marco individual que recuerda la Historia de Job, la concepción de Dios y la sociedad, un conflicto que cada ser humano debe responder antes de morir –en toda la extensión de la palabra- porque después no hay retorno.