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Un grupo parroquial realiza un sociodrama, sobre las víctimas que perdieron la vida en el río Sumpul, durante la Guinda de Mayo que lanzo la Fuerza Armada desde el 27 de mayo hasta el 9 de junio de 1982. Foto Diario Co Latino/Silvia Orellana

“Guinda de Mayo”: para nunca olvidar

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Los testimonios de Francisca Franco, Esperanza Ortega y Miguel Franco, coinciden en la pesadilla que vivieron tras el ataque militar por cielo y tierra contra la población civil. La huida colectiva de miles de familias de distintos caseríos, que hoy comparten la esperanza que la semilla de justicia crezca y reivindique la memoria de estos mártires y de la niñez desaparecida hace 40 años.

El calor agobiante en el cantón Los Amates, municipio de San Isidro Labrador, Chalatenango, lo sobrepasa únicamente las aguas frescas del río Sumpul, al que conocen muy bien, pero también resguarda un pasado de dolor y sufrimiento sucedido entre el 27 de mayo al 9 de junio de 1982.

“Yo vivía aquí en Santa Anita, y en este lugar pasaba la gente y nos preocupó, fuimos a preguntar y nos dijeron -viene un fuerte operativo del lado de Arcatao-, lamentablemente, ni se como salí por el Sumpul, llevaba mis tres hijos, el de 11 meses, uno de 3 años y otro de 5 años. Yo solo, me persigné y me encomendé a Dios, y vi pasar a la gente arrastrada como hojas que caen, los niños, hombres lloraban y gritaban. Y claro venían los soldados matando a diestra y siniestra. Luego, salimos y estábamos enmontadas al siguiente día, oía los helicópteros que se llevaban a los niños, unos gritaban -No me quiero ir sin mi mamá- y el soldado -Cállate sino quieres que te mate-, solo daban vuelta (los helicópteros) llevándose a todos los niños desaparecidos que llevaron a esa casita de adobe“, recordó.

Sobrevivientes de la Guinda de Mayo, realizan un acto conmemorativo lanzando flores por sus familiares y amigos que perdieron su vida en el río Sumpul, por un operativo militar en la zona en 1982. Foto Diario Co Latino/Silvia Orellana

Representantes de la Asociación ProBúsqueda, CCR, Cáritas, algunas municipalidades de Chalatenango y otras organizaciones se reunieron en el cantón Los Amates, para honrar la memoria de las víctimas, desaparecidos y sobrevivientes de la “Guinda de Mayo”, como es conocida la huida de miles de familias que se vieron obligadas a salir de sus hogares por los ataques indiscriminados y masacres que realizaban efectivos de la Fuerza Armada, durante el conflicto armado de los años ochenta.

“No se puede hablar de la Guinda de Mayo, sino reivindicamos la niñez desaparecida, las personas asesinadas y la persecución del pueblo”, dijo Eduardo García, director de ProBúsqueda, al mencionar que a las personas que por la verdad, por causas justas y luchar por los demás son perseguidos o acusados, se debe alzar la voz, y unidos mostrar una fuerza de protección.

“Les hablo ahora de la investigación de la Guinda de Mayo, y tengo que agradecer a personas como Nicolás, Francisca, Magdalena, Elsy, Andrea y muchos más, cuyos testimonios han dado vida a la investigación. Agradecer también, a las personas que no están con nosotros, y su testimonio desde el brotar del suelo y rugir del río no están aquí hoy, pero se que nos acompañan en estos momentos y las traemos al recuerdo. Porque cuando no recordamos a la gente que ya no está -las estaríamos matando- es por esto importante que estén presentes y mucho más que fueron buenas personas y no nos cabe la duda, porque eran pobres, eran cercanos y no levantaron una mano sino fue para abrazar”, afirmó García.

El documento de la Guinda de Mayo servirá como reivindicación y una denuncia histórica, agregó García, al comentar un señalamiento contra el trabajo que realiza ProBúsqueda, que reiteró que han estado en esa labor desde el acompañamiento que hicieran a las madres que en 1982, presentaron sus primeras denuncias que fueron fortalecidas después de las firma de los Acuerdos de Paz (1992) hasta la actualidad.

“Todavía está abierta la causa de las Hermanitas Serrano (1994), y Pro Búsqueda llevó una sentencia a la Corte IDH, en el año 2005, estaba el partido ARENA. ProBúsqueda volvió a ganar otra sentencia de Corte IDH, 2011-2014 estaba el partido FMLN y Pro Búsqueda ha llegado de nuevo a la CIDH por el caso Rivas en el gobierno del partido GANA de Bukele; así que ProBúsqueda no se pone bandera política, la única bandera es, ¿dónde están nuestros hijos e hijas? Llevamos toda una vida denunciando y eso lo conocen mejor que nadie ustedes, porque son los que denuncian y nos dan la fuerza a nosotros”, acoto.

Asimismo, Eduardo García rechazó las últimas acciones de la bancada de Nuevas Ideas, partido del presidente Nayib Bukele, que ha señalado a las organizaciones no gubernamentales (ONG) de estar ligadas a intereses partidarios o ser “fachadas”. Al pedirle a la concurrencia que levantaran la mano, quiénes habían sido favorecidos con viviendas, servicio de agua o escuelas dentro de sus comunidades o cantones. Los que inmediato alzaron su brazo en señal de aprobación.

“Ahora, está de moda hablar mal de la gente, si ustedes han sido beneficiados por cualquier proyectos –entonces, nos debemos preguntar- porqué nos señalan que las ONG somos corruptas y las tienen que investigar. Cuando hemos cubierto el vacío dejado por los gobiernos. Somos las personas que nos acercamos a los pueblos, a las comunidades y hemos dado el apoyo, entonces, no es justo que digan que son todas iguales. Y mucho más, cuando hemos sido nosotros propios los que hemos dicho a ustedes, que se deben rendir cuentas de lo invertido y tener transparencia en los proyectos que compartimos.

Esperamos que esa investigación no sea manipulada. Y que si el Gobierno en turno, las cancela que tenga de verdad los pantalones para asumir las demandas de toda esta población porque este país es pobre con muchas necesidades”, reafirmó García.

“Estaba en Los Albertos con mi esposa, cuando nos llegó la información que se nos venía un operativo fuerte. Yo iba en ese momento a sembrar unos frijolitos para que mi familia tuviera como sustanciar sus alimentos, dejé el trabajo y luego nos venimos a orientar a la población y sacarla de estos lugares y hemos pasado acá (Los Amates) con rumbo a Radiola, pero como era una gran población, la gente no cabía en ningún lugar”, reseñó Miguel Franco.

La terrible balacera, la gente huyendo, y sin lugar en donde protegerse, llevó a que muchos en la desesperación se tirara al Sumpul. Entre sus recuerdos más vívidos, dijo Miguel Franco, era el de algunas mujeres que cargando a sus niños y su pequeña maleta de alimentos sucumbieron ante la corriente del río, y fueron arrastrados muriendo posteriormente.

“Una gran parte salió de nuevo aquí en Los Amates, otro grupo en Santa Anita, y me llevé otro grueso de gente a Los Francos y nos sentimos atrapados, estamos cercados a la redonda y estábamos en peligro de muerte, los soldados iban de matocho en matocho de piedra en piedra buscando a la gente. Se tomaban una altura (montaña) y se pasaban 4 días, buscando y la gente escondidita casi detrás de ellos. Y luego se movía ese grupo y venía el otro operativo atrás y es así que nos tiramos en esa Guinda un mes, para que levantaran ese operativo y veo a mucha gente que fue testigo también, de lo ocurrido, que venimos a probar un pedacito de tortilla a los 28 o 30 días después de la Guinda de Mayo”, expresó.

El padre Miguel Vásquez, quien ofició la ceremonia de conmemoración de la Guinda de Mayo, reflexionó sobre esa violencia indiscriminada y preguntó, ¿qué les debían nuestros niños, nuestros ancianos, nuestras familias, a esos grupos de poder para que vinieran acá? Al señalar que quienes asesinaron al pueblo eran también hijos de pobres que estaban en la Fuerza Armada.

“Al conmemorar esta fecha en este lugar, todos debemos tener presente que necesitamos recuperar esa memoria, pero también esa memoria sea viva y transforme nuestras vidas en un compromiso mayor. Hay algunos nombres y queremos recopilarlos todos. Pidamos perdón por nuestros pecados. El pecado es todo aquello que ofende a Dios, a nuestro prójimo y nos ofende a nosotros mismos como haber arrasado la vida de tanto niños, niñas, mujeres y ancianos, y que olvidamos que los sobrevivientes que ahora son adultos mayores, son el testimonio viviente de lo que pasó, nos dicen que no dejemos morir la historia”, reiteró el padre Miguel.

Asimismo, hizo un llamado a la población a no “dejarse robar su historia”, por los medios de comunicación que saturan a diario con algunos contenidos sosos, pocos creíbles o manipulando la realidad que golpea a la población más pobre en el país.

“No estamos rindiendo homenaje a los que están muertos, sino a los que han resucitado en Cristo porque el Señor los ama y dio la vida por todos y todas, en especial por los sufridos, por eso cantamos un Gloria, porque ellos están junto a Jesús, en la eternidad y nos dicen que no nos durmamos, porque ellos, no están muertos, están vivos para proclamar al mundo que Dios quiere la justicia, que Dios no quiere las traiciones y que no quiere la pérdida de nadie y que nos transformemos en esa gran familia de hijos e hijas de Dios”, predicó padre Miguel.

Esperanza Ortega invitó a los presentes a “mantener viva la historia”, para ir superando la ola de olvido que los jóvenes califican “de paja” o que ya pasó, cuando el pasado del conflicto armado dejó más 75 mil muertes y otra cantidad de desaparecidos “duelen escuchar esas cosas”, señaló al recordar los 29 días, más angustiantes de 1982.

“Estaba en Rama Caída, por Patamera, eran las 7 de la noche y me tocó junto a niños y ancianos salir son como 15 minutos, pero como era un grupo grande y vulnerable nos llevó toda la noche. Nos enmontamos por Los Dubones y se hizo más gente porque también andaba gente que había huido de Cabañas, y así nos incorporamos a la Guinda de Mayo -no había otra salida- caminamos durante todo el día y sin saber a dónde íbamos”.

“Yo andaba tres niños, uno a la cintura y los otros de las manos que había uno de 7 años y el otro de 5 años, estábamos descansando cuando se oyó el rumor que venía el ejército. Se escuchaban los helicópteros y las bestias, en ese revoluto de gente, escuché la voz de mi hijo de 7 años, diciendo mamá, mamá y estaba entre las patas de las bestias y vengo lo agarró de la mano y lo sacó de allí, y él diciéndome que no podía dejar la mochila. Le dije déjala papa, y me dice, allí ando la ropa de las niñas. Nos venimos para acá (Los Amates), que era la pasada para el otro lado, así que de panza el río nos tocó meternos y escondernos en los matochos”, recordó.

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