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Tras muchos años de fructíferos servicios al ajedrez salvadoreño en todas las categorías y modalidades, Gustavo “El Profe” Zelaya ha recibido el histórico galardón de “FIDE Trainer” de la Federación Internacional de Ajedrez.
En el mundo del juego ciencia, “el título FIDE Trainer” es uno de los más prestigiosos otorgados por la federación mundial que requieren dentro de sus requisitos un alto rating FIDE y fuertes desempeños en torneos de élite.
Zelaya es el primer salvadoreño en obtener este título y explica que lo buscó por tres décadas, pero que no lo había podido obtenerlo por estar trabajando en los procesos preparativos de diferentes selecciones nacionales, los cuales, dice, “Nunca consideró dejarlos a la deriva para buscar esta certificación internacional”.
Expresa que en medio de la pandemia, se dio la oportunidad de buscarlo en línea. “Digamos que todo llega a su tiempo y tomé el curso que duró más de setenta horas, de ellas cincuenta efectivas, estando a cargo de Grandes Maestros FIDE (GM), entre ellos Alonso Zapata, de Colombia.
Tras finalizar el curso, hubo un examen en el que participaron 53 entrenadores y solo fue aprobado por cuatro entre ellos Zelaya. El nuevo “FIDE Trainer” valora que para tal distinción pesó mucho su experiencia como entrenador acá en El Salvador, así como su legado ajedrecístico, por lo que expresa sentirse orgulloso de este logro para el país.
En la misma notificación de Gustavo Zelaya, la Federación Internacional informó a la FSA que David Blanco y Marlon Vásquez fueron acreditados como Instructores FIDE y Miguel Zometa con Cristian Rodríguez como Instructores Nacionales.
Con cuarenta años de trayectoria, “El Profe”, como lo llaman cariñosamente sus atletas, menciona que el amor por el ajedrez surgió cuando una reconocida gasolinera tenía una promoción y regalaba un tablero de ajedrez a sus clientes, y su tío, un conocedor básico de este deporte, le enseñó algunos movimientos. Relata que con los años supo sobre la existencia de la Federación Salvadoreña de Ajedrez (FSA) y sin pensarlo se inscribió en su primer torneo puntuable y llegó para quedarse.
