Por: Iván Escobar
Colaborador
@DiarioCoLatino
Jóvenes provenientes de distintas comunidades del interior del país podrán contar con un lugar digno para vivir en la capital, y así dejar de lado el estrés e inseguridad al que se someten muchos al viajar día a día desde remotas comunidades para completar sus estudios universitarios en la capital.
El proyecto es impulsado por CRIPDES, con apoyo de la fundación SHARE, que tiene como fin habilitar a partir de mayo, la primera “casa universitaria” que dará albergue a un total de 17 jóvenes universitarios, en un primer grupo a seleccionar.
Lorena Martínez, de CRIPDES, destacó la importancia del proyecto, que tiene como finalidad responder a las necesidades de desplazamiento y resguardo a aquellos jóvenes que salen desde sus comunidades y batallan día a día en su incansable búsqueda de conocimiento.
“Es un apoyo a los jóvenes de las comunidades, será una casa equipada dignamente para ese joven que sueña en estudiar y luego retornar a su comunidad con su conocimiento, aportando”, resaltó.
Y es que una de las características del proyecto, que es una especie de “primer beca” para el bachiller que aspira a la superación profesional, es que pueda a futuro aportar a la comunidad que le vio nacer, ahora aportando al desarrollo integral de la misma.
Jonathán Mejía, joven líder de la comunidad de Guazapa, y Rebeca Menjivar, del municipio de El Paisnal, se mostraron optimistas con el proyecto, ya que el tema de desplazamiento cada día a sus hogares y hacia el centro universitario en el cual estudian, les genera estrés, gasto en transporte, horas de cansancio, inseguridad y otras situaciones que impacta en su labor estudiantil.
Ambos jóvenes destacaron que los estudiantes contarán con una casa universitaria, que les permitirá además del intercambio de experiencia y conocimiento, el asumir un compromiso frente a su comunidad, y dedicarse al 100% a sus estudios. Los jóvenes pueden abocarse a las ADESCO, y puntos regionales de CRIPDES en las distintas comunidades, para obtener información sobre este proyecto que está en marcha, y así conocer los requisitos para ser aspirantes a una beca.
“El primer requisito es que ya estén graduados de bachilleres, y luego mantener sus notas, entre otras cosas que también cumplirán”, afirmó Martínez.
La “casa universitaria” contará con sus reglas y dinámicas disciplinarias a fin de que los jóvenes también “den vida a la casa, y asuman compromisos”, como futuros profesionales que son, aseguró Isabel Hernández, representante de SHARE en El Salvador.
Hernández agradeció el acompañamiento de SHARE, una organización que nace a principios de los 80´s en el contexto de la guerra, con apoyo ahora de una familia estadounidense, “hoy podemos dejar este legado a los jóvenes”.
En su trabajo de 38 años CRIPDES busca dar respuesta a las necesidades de las familias de escasos recursos, y hoy en día, el tema de educación es un eje esencial en las nuevas generaciones, por ello se está apostando por este proyecto que dará un aporte fundamental a las familias, a los jóvenes y a sus comunidades.
Una casa histórica al servicio de la juventud
La casa 1523, del final de la 23 calle poniente, de San Salvador es un espacio histórico para los fundadores de CRIPDES. Hoy el inmueble, gracias al proyecto de la “casa universitaria”, se está remodelando y adecuando para albergar a los jóvenes universitarios que a partir de mayo comenzarán a hacer uso del mismo.
El local de CRIPDES se convierte en este nuevo espacio, guardando la esencia de su labor en tiempos pasados, como organización que ha venido trabajando en favor de las familias pobres, apoyando el desarrollo de las comunidades y sus necesidades fundamentales, así como denunciando todo proyecto que les afecte.
Ahora, con la “casa universitaria” se habilita un lugar en el cual los jóvenes, además de contar con un espacio para descansar y permanecer en los días de estudios, tendrán acceso a un moderno centro de computación que contribuirá al conocimiento de los universitarios. “La residencia universitaria contará con 9 dormitorios para el acomodamiento de 17 personas”, la misma tendrá su cocina, baños, sala-comedor, área de cómputo, lavandería, y acceso a personas con capacidades especiales, de acuerdo a los responsables de la reconstrucción del inmueble.
El proyecto se ejecuta con una inversión superior a los $400 mil dólares y gracias al apoyo y solidaridad de Sharon y Paul Kendall, dos estadounidenses que desde años mantienen lazos solidarios con las familias rurales del país a través del otorgamiento de becas a estudiantes universitarios.
Tanto Jonathan como Rebeca, dicen que se sienten contentos que nuevos estudiantes podrán hacer uso de esta casa, y a futuro más jóvenes serán beneficiados con un proyecto que busca dignificar al estudiante y apoyarles en su crecimiento profesional.