Iván Escobar
Texto y fotografías
El presbítero Antonio Brunetti, de la orden religiosa de los Somascos, encargó en el año 1921, es decir, hace 100 años, la edificación de un templo dedicado a la Virgen de Guadalupe en El Salvador. El padre Brunetti tenía mucho interés en que la nación centroamericana contara con un espacio de veneración y fe.
La Ceiba de Guadalupe es uno de los templos más emblemáticos en el país, construida a mediados del siglo pasado, es hoy en día una verdadera joya arquitectónica la cual fue construida por el profesor Augusto César Baratta del Vecchio, un italiano que llegó al país en el año de 1913, y quien dejó un importante legado arquitectónica en nuestras tierras. En diciembre de 2019, nos confirmó este dato, el recordado ingeniero José Mario Olmedo Baratta (ya fallecido), que su abuelo fue el creador del templo que cada año congrega a miles de feligreses católicos tanto nacionales como extranjeros.
“Mi abuelo se enamora de América. La Ceiba de Guadalupe, que la construye él, es como la concepción de (su obra y) decir: yo soy americano; ya no soy italiano”, rememoró en aquella oportunidad el ingeniero Baratta, de grata recordación.
Brunetti habría llegado como religioso al entonces cantón “La Ceiba”, en 1921, con la idea de edificar un templo para beneficiar espiritualmente al vecindario. Es en 1922 cuando se trasladó la santa imagen de la Virgen, y el 12 de diciembre de 1923, un año después, se le dio el nombre de “La Ceiba de Guadalupe”.
Con apoyo del filántropo alemán, Walter Deininger, se iniciaron los trabajos de construcción en 1951 y finalizaron en 1953, obra conducida por el arquitecto Baratta del Vecchio.
A celebrar los 490 años de milagros
La feligresía católica se dispone a celebrar este domingo 12 de diciembre, el 490 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac en México. El 12 de diciembre de 1531 un indígena mexicano llamado Juan Diego, iba de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a sus clases de catecismo y a misa. Al llegar al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz dulce que le llamaba por su nombre.
Aquel suceso, según la tradición católica, fue en los primeros días de diciembre de 1531, y fue un 12 de diciembre que la “virgen morena”, luego de pedirle a su encomendero que llevara pruebas al Obispo de la Ciudad de México, para que se construyera en ese lugar un templo, le mandó a recoger unas flores en su huipil, al ser llevadas a la autoridad de la iglesia en la vestimenta quedó plasmada la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Hoy en día, la celebración a la Virgen cobra mayor devoción por sus milagros, y es un referente religioso no sólo para México, sino para América Latina, y en otras latitudes. En El Salvador la tradición se mantiene, y la misma se materializó a mediados del siglo pasado, cuando se edificó el templo de la Basílica, mejor conocida como La Ceiba que reúne a cientos de católicos cada diciembre.
La pandemia no detiene la devoción
La pandemia del COVID-19, el año pasado provocó que las visitas se regularan, y para evitar los contagios masivos se limitó a una breve visita sin estancia en el atrio del templo como tradicionalmente pasaba. Y no se permitieron ni ventas de reliquias ni golosinas en los alrededores.
Para este año, los religiosos Somascos, a cargo del templo, informan a la feligresía que se mantienen las misas referidas a esta festividad y para el día 12 “tomar muy en cuenta las indicaciones y recordarles que desde ya se pueden estar acercando para visitar este santuario”.
El propio día de veneración, se aseguró que habrá misas y adoración de la imagen como en otras ocasiones.
“Sí habrá veneración como el año pasado, es decir, fila de generación corta para ver a la Virgen”, añaden en sus redes la iglesia, al tiempo que recuerdan que deben cumplirse los protocolos de bioseguridad: uso de mascarilla en toda la visita, alcohol gel, distancia, toma de temperatura de los feligreses, así como no se permitirán ventas en la zona ni estadía en los jardines del templo, y cada asistente deberá presentar la cartilla de vacunación con las dos dosis contra el coronavirus.
A nivel internacional la celebraciones ya han comenzado también, con la novena dedicada a la Virgen, rezos, procesiones como la que tuvo lugar en Los Ángeles, Estados Unidos, donde Monseñor José Gómez, Arzobispo de esta localidad y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), presidió la 90° procesión y misa en honor a la Virgen de Guadalupe y a San Juan Diego. En esta celebración, el religioso “elevó sus oraciones por el fin de la pandemia del COVID-19”, se informó a través de la Agencia Católica de Información (ACI prensa).
También habrá un rosario el día 12, a las 5 de la tarde hora México, que será simultáneo en la Plaza San Pedro en Roma (Italia); el Santuario de Lourdes en Francia; el santuario de la Virgen de Fátima en Portugal; el santuario en Tierra Santa y la Basílica de México.
Datos históricos
El 9 de diciembre la iglesia católica lo declaró como la fiesta de San Juan Diego, el indígena que presenció las apariciones de la Virgen. Juan Diego fue canonizado por el Papa Juan Pablo II, el 31 de julio de 2002, convirtiéndose en el primer santo indígena en América Latina. El Padre Eduardo Chávez, es uno de los mayores expertos en las apariciones de la Virgen de Guadalupe, y postulador de la causa de Juan Diego.