Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
Aquella fue una mañana soleada y cálida, el mundo como mínimo se desperezaba para “…otro día como cualquiera…”, cuando en torno a las 9 de la mañana, la primera torre fuera impactada, y la sucesión de eventos que ahora asolan al mundo se desencadenaran.
El impacto fue producto del choque del avión comercial AA11, el primero en ser secuestrado, alcanzando la torre norte a las 8:46. Apenas un minuto después, el ejecutivo estadounidense de visita en la escuela Emma Booker de Florida fue notificado, conservando la calma frente a los párvulos, aguadando más detalles.
A las 9:03 la torre sur es golpeada por el UA175, habiendo superado en su camino la central nuclear de New Hampshire. A las 9:24 el espacio aéreo estadounidense es cerrado a los vuelos comerciales y se inicia la revista de los transpondedores activos, identificando 2 “perdidos”.
A las 9:37 el AA77 sin ser gravado por ninguna de las cámaras de seguridad, choca supuestamente contra el Pentágono, colapsando entonces de la torre sur a las 9:58, y cayendo el UA93 a las 10:03 en Pensilvania.
Finalmente, a las 10:28 cae la Torre Norte, perdiéndose 2996 vidas aquel aciago día/BBC.
20 años después, la guerra contra el terror no produjo un mundo mas seguro, desgarrando y fracturado a occidente por la pérdida de confianza o las derrotas militares – Afganistán, Irak, Libia, Yemen -, como por el costo de la propia guerra [$8, 000, 000, 000, 000. 00/”Cost f Ward”, Brown University], o el que esta es una guerra que enriqueció a ineficientes contratistas privados – en promedio $45, 000, 000. 00 por año a 15 diferentes empresas mercenarias en los diferentes escenarios desde el inicio del conflicto/ Michael Thribault y Christopher Shays/ Subcomisionados de Seguridad de la Cámara de Representantes del Senado – con los consabidos “ asesinatos de un número indeterminado de civiles inocentes de orígenes varios, que rondaría varios miles, sometidos a torturas y asesinatos en custodia – EU y sus aliados – quienes actúan fuera del marco jurídico internacional haciendo de este conflicto el más ilegal de la historia.
Que decir además de los informes que por separado sugieren que el atentado no fue sino un plan interno, coludido con agencias de seguridad saudí e israelí (Arquitectos e Ingenieros por la Verdad del 11S), y que señalan como ambas torres no colapsan, sino que caen con la gravedad como lo hacen las estructuras que son demolidas, apoyándose en la masiva presencia de un acelerador químico plástico militar denominado “supertermita” presente en las pruebas meteorizadas recogidas del lugar, y que puede evidenciarse en las columnas de las ruinas que se aprecian en las grabaciones de la época, cortadas en “Cantibay”, con un preciso seccionamiento de 45º que sugiere un corte unísono del metal que habría dado paso a la caída de las torres, o el que el UA175 no atacara la central nuclear, manteniendo el número de bajas en la cantidad controlada conocida, o que los activos en oro fueran retirados casualmente antes de los atentados, como el que se contratarán sendos seguros para los edificios caídos, por casualidad apenas días antes del evento y que un grupo muy particular de inversionistas fueran avisados de “no asistir” ése día, todo lo cual se encuentra debidamente cotejado en el informe que el Capitolio produjo sobre el evento dos años después.
Como sea, las variables que aquel día surgieron nos acompañaran mucho tiempo, volviendo al mundo más inseguro por desconfianza, mientras la riqueza se sigue concentrando en apenas pocos, y los más, lloran a sus muertos preguntándose: ¿Por qué?