Oscar A. Fernández O.
No tenemos una bola de cristal para adivinar el futuro del jazz, treat ni para saber por dónde irán los derroteros en materia discográfica, pero en estos primeros años de las primeras décadas del siglo XXI, se constata cierta adherencia al pasado de la que costará trabajo escapar. La crisis azota con fuerza medio mundo y Europa, la vieja Europa a donde peregrinaban las grandes “vacas sagradas” del jazz, es hoy tierra hostil.
En el presente, muchos miran al pasado sin que les importe el futuro. También existen quienes no reconocen pasado ni futuro y están en un presente perfecto, y los que se obsesionan con el futuro y juegan en el presente a que no tienen pasado, dice el escritor de jazz Ricardo Capena, del periódico La Nación (Argentina)
Creo que no se trata de un mero juego de palabras: la reciente edición argentina de un conjunto de grandes discos que representan lo mejor del pasado, del presente y del futuro del jazz permite reflexionar acerca de dónde está y hacia dónde va este género musical, cada vez escuchado. Pero lo más recomendable, en realidad, es no reflexionar tanto, escuchar mucho y, en definitiva, disfrutar de tanta buena música que por fin tenemos en las bateas.
El sello Warner, por ejemplo, se anotó varios puntos al haber editado uno de los mejores discos de jazz del año, el doble Live, de Brad Mehldau, pero la gran sorpresa la dio con el lanzamiento de Somewhere Before – Keith Jarrett Anthology. The Atlantic Years 1968-1975.Aquí, brilla la sociedad del pianista con Charlie Haden y Paul Motian, pero también sobresalen la combustión rápida entre Jarrett y Gary Burton y, además, la forma en que Dewey Redman convertía a su saxo en un instrumento de alta precisión. De este sello, aún no están confirmadas las ediciones locales de Into The Blue, del trompetista Nicholas Payton, y el doble History, Mystery, del guitarrista Bill Frisell, al frente de un original octeto que incluye cuerdas, saxo, bajo y batería.
Para el sello EMI, a cargo de Blue Note, el pasado, el presente y el futuro se unirán en una gran apuesta: en diez días aparecerá Something for You, el cálido y logrado tributo a Bill Evans de la pianista brasileña Eliane Elias, acompañada por su marido, el contrabajista Marc Johnson, integrante del último trío del autor de “Waltz for Debby”.
En Sony BMG, por suerte, no se detiene la tendencia de revisar su inagotable catálogo, que permite comprobar cuántas huellas del pasado pueden encontrarse en el presente. Así, a dos discos indispensables como Carnegie Hall Concert , que rescata el magistral concierto grabado en 1974 por Gerry Mulligan y Chet Baker, y Stone Flower , poderoso álbum de Antonio Carlos Jobim, de 1970, se agregaron este mes las primeras ediciones locales del sello CTI: el notable Concierto , del guitarrista Jim Hall, de 1975, con Chet Baker, Paul Desmond, Roland Hanna, Ron Carter y Steve Gadd, y Straight Life , de Freddie Hubbard, de 1970, ideal para redescubrir a este malabarista de la trompeta, aquí en una versión más eléctrica y acompañado por Joe Henderson, George Benson, Herbie Hancock, Ron Carter y Jack DeJohnette.
Las últimas reediciones de este sello son Satch Plays Fats, el delicioso homenaje de Louis Armstrong a Fats Waller, y otro álbum de la etapa “eléctrica” de Miles Davis, Pangea , grabado en 1975 en el Osaka Festival Hall de Japón.
En el caso del sello Universal, acaba de dar un salto al futuro con la edición de Worrisome Heart, el promisorio debut de Melody Gardot, de 23 años. Tiene una voz sugerente, una historia dramática (la atropelló un jeep mientras andaba en bicicleta y quedó con graves secuelas físicas) y canciones de aire retro que la acercan a Norah Jones. Y de esta misma compañía hay que celebrar el lanzamiento de Present Tense, que marca el regreso del saxofonista James Carter a sus momentos más inspirados. Este talento surgido en los años noventa, se rodea de compañeros como el pianista D.D. Jackson para redondear un disco que condensa lo mejor del pasado y del presente.